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miércoles, 13 de noviembre de 2013

SOBRE UNA PREGUNTA QUE NO PUDE RESPONDER ADECUADAMENTE

El título puede parecer pretencioso, porque en realidad hay un montón de preguntas que no he sabido responder adecuadamente en el transcurso de mis días. Pero hay una que recuerdo en esta mañana con especial interés, porque se trata de una pregunta con la que me voy a encontrar de seguro en los espacios que comienzo a transitar. 

Fue el día de mi defensa de tesis en la aula maestra de la carrera de filosofía de la Umsa. Lo que proponía en mi tema era el fomento a la lectura no-filosófica de la filosofía. Por supuesto que el sólo título despertaba ya resistencias en más de uno, no sólo profesores, también estudiantes, a veces los estudiantes son el doble de estáticos que sus profesores en una visión que éste les ha inculcado. Lo entendí mejor aquel día. Me hubiera gustado hacerme entender mejor, confieso que como orador todavía dejo que desear, así que no puedo culpar si se comprendió por otra parte lo que ofrecía con tintes de una contribución. 

La cuestión central es revitalizar la práctica de la filosofía como disciplina creativa en el contexto de mi país, Bolivia, según un modelo de trabajo que puede llevarse también al exterior. En realidad recuperaba aquello que Gilles Deleuze llamó la comprensión no-filosófica de la filosofía; es una lectura a la que no le falta nada agregaba. Se produce por captación de afectos y perceptos. El problema es que esto me llevaba a desviarme en la explicación de esos dos nuevos conceptos. Pero una tesis en filosofía tiene la tontería de exigirte que te enmarques en el desarrollo de un solo concepto y de un autor en una tesis. Los que dirigen la carrera de filosofía dicen que es por facilitar el trabajo, una cuestión de metodología, por hacerlo más práctico y menos pretencioso, pero en realidad lo que hacen es complicarte la vida, porque los conceptos en filosofía no existen aislados, no se fabrican sin remitir a otros componentes de concepto, tal el caso del concepto ¨interpelación¨ en Altusser: implica estudiar el concepto de ¨sujeto¨, ¨yo¨, pero además, del concepto central en su propuesta que es el de ¨ideología¨, el cual desemboca en los ¨aparatos ideológicos de estado¨. De modo que se trata de una maraña, una serie de interconexiones sostienen la pertinencia y solidez de los conceptos. Entonces plantear el formato tesis de grado en una disciplina como la filosofía me parece que es un error.   

Pero volvamos a la pregunta que me formuló un estudiante. Me dijo que le resultaba muy difícil entender esta comprensión no filosófica de la filosofía. Yo sabía que era un alumno de Rodolfo Santiváñez, uno de mis jurados que en ese semestre les hacía leer a Plotino a sus alumnos de filosofía  medieval. Asistí a esas clases, a las que pude, porque siempre he disfrutado de las clases que da este excelente catedrático, por su sistematicidad al leer un texto. Deseaba recordar y ver si me estaba perdiendo algo en mi método de trabajo. Resulta que Plotino es un jodido, nos vimos embarcados en clases de ontología de algo vuelo, y que habían remitido a algunas lecturas aledañas. En realidad estaban estudiando el ente y la esencia en Santo Tomás de Aquino, pero el docente los había llevado en una regresión de filiaciones hasta Plotino. Interesante y didáctica elección. Entonces este estudiante cuyo nombre no recuerdo me dijo: ¿cómo podríamos leer a Plotino de manera no-filosófica? ¿Es posible? ¿O puedes darnos un ejemplo? 

La pregunta era muy buena, me permitía desarrollar lo que no había entrado en mi disertación. Había cierto apuro en el coordinador de los jurados para que la cosa acabe más o menos rápido, así que me apresuraban. Lo que respondí fue más o menos otra pregunta: ¿Acaso una persona que no tiene estudios en música no puede escuchar y disfrutar de Bach o de Debussy? Me cuidé de no cerrar una puerta, aunque tenía tentación de decirlo, no quise decir que a Plotino era imposible leerlo de manera no-filosófica. Habría que ver, nunca lo he intentado, porque no cruzó con mi intereses, pero podría hacerlo en algún punto, hay que verlo. Habiendo pasado el tiempo quisiera acotar sobre el tema porque de otro modo sería como acomodarse en una mediocridad, las mejores preguntas son esas que nos desafían a seguir actualizando nuestro pensamiento, las que nos impiden que lo descubierto se convierta en una creencia. 

Lo primero es que pocos entienden incluso ahora que decir lectura no-filosófica no es aquella que no tiene nada que ver con la filosofía. En realidad tiene mucho que ver, y suele ser muy fructífero. La mirada de un no-filósofo es la de aquel que hace sus trabajo desde fuera, viene de otra parte con sus propias preguntas y demandas, y se interna en un texto de filosofía, pero no para prolongar las filiaciones al interior de esa disciplina ni escribir notas a pie de página en los textos clásicos de la filosofía. Lo que hace el no-filósofo es ponerse en órbita con una corriente de aire que trae de por sí la filosofía, y conjugarla con la que él mismo trae, se trata de una dinámica de pensamiento, de varias, de un esfuerzo metódico, en el que se plantean ideas de manera singular. Al no-filósofo le interesa ante todo usar el libro de filosofía, no se acerca para comentarlo, su urgencia viene dada por una necesidad de hallar salidas, y a veces las logra conectándose con la obra de un filósofo. ¿Han leído los hermanos Wachowski a Platón, Descartes y a Laclau para dar vida a Matrix? ¿Ha leído Christopher Nolan a Zizek Slavoj antes de presentar el cierre de la trilogía de Batman? ¿Tienen los cineastas necesidad de una interferencia filosófica en su trabajo en algún punto? Ellos saben bien para qué, cuándo, según qué rendimiento creativo buscado. No pretenden llamarse filósofos por ello, ni que se los considere especialistas en tal o cual filósofo por haber experimentado ese encuentro. 

Ahora lo primordial es que se encuentran con la filosofía a partir de un trabajo previo que ellos hacen por su cuenta en su propia área. No es una cuestión de azar o de moda. Son los mismos problemas con los que se trabajan los que plantean la necesidad de exploraciones, y muchas veces en tu propio campo no puedes encontrar un nuevo enfoque, está todo clausurado ahí, entonces tanto frotar la pared acabas siendo despedido hacia un afuera donde te encuentras con un concepto en filosofía, un sonido musical, una escenografía curiosa en teatro, un tipo de trazo en pintura, son donaciones que se recogen, que extraídas y llevadas a tu campo detonan todo, iluminan la cuestión de otra manera. 

Entonces, no me fuerzo a leer a Plotino si no tengo necesidad de hacerlo en función de mi trabajo actual. El trabajo que uno hace tiene una dirección un poco voluntaria, planificada, pero otra gran porción está regida por gravitaciones que pertenecen al peso específico del mismo trabajo y de tu intensidad como ser humano. No tienes control sobre ellas. No me he podido encontrar con Hegel, por ejemplo, hay filósofos que escribían según un formato de tratado que son mucho más uraños, no facilitan el encuentro, hay algunos que parecen haber escrito pensando en la reproducción de un club cerrado al interior de la filosofía, como en cierta medida lo hacen grupos de psicoanalistas entre ellos con su jerga y sus normas y sus cuotas. En filosofía todo es más abierto, aunque exista una tendencia de muchos profesores académicos en todas partes a creer que ellos son los únicos dueños de la buena lectura, de la lectura legítima de un filósofo, dados los métodos y las reglas que ellos siguen, aunque no les sirva de mucho para dar vida a lo suyo. 

Es una pregunta que venía pululando hoy, es inacabada, no sé si la respondí, pero me ha servido para seguir planteando el problema y cortar la maleza alrededor.  

domingo, 10 de noviembre de 2013

FRASEO DE JESÚS URZAGASTI: LO FRONTERIZO Y EL CENTRO



Jesús Urzagasti usaba las palabras para nombrar lo visible y lo invisible, también lo que ha no ha sido nombrado de una vez por todas, o lo que ha dejado de ser nombrado como corresponde por descuido o falta de humildad. Jesús decía que el trabajo del escritor es revelar, hacer que emerjan imágenes bellas del mundo, todavía escondidas o no alabadas en su plenitud. A continuación reunimos algunas de sus frases sobre un tema particular: el centro del país y el carácter fronterizo de su ser. 


"El único tipo en el mundo que quiere ser universal es el boliviano. A la universalidad se llega por otros caminos, casi sin saberlo. La fidelidad a la tierra natal es uno de esos caminos".
Entrevista de Ricardo Bajo, septiembre 2006, después de la publicación de Un hazme reír en aprietos


"El hecho de haber nacido en la apartada frontera me ha permitido calibrar con rara intensidad el centro de mi país. De ese modo surgió en mi la necesidad de apostar por lo local, al margen del costumbrismo, estratagema urdida por la metrópoli para devaluar lo que no entra en sus moldes o estorba".
Prefacio a El árbol de la tribu (2011)


Cabe preguntarse ¿qué es un mundo? ¿No será aquello que comienza como alimento de orden personal y termina por generar una suerte de código colectivo? Claro que este código deberá someterse a pruebas mortales en el diario comercio con seres anónimos pero de carne y hueso; lo que sobrevive a tamaña ordalía es un mundo personal, compartido con lealtad, poniendo cada uno lo suyo, al margen del comportamiento del zángano
En el país del silencio, p. 174.



 Pegado al lomo de la tierra, procuro no disentir con mis estridencias, puesto que mi sueño dorado es convertirme en piedra

En el país del silencio, p. 179


Salí, estudié y me quedé con algo de guaraní. Sin embargo, ahí me dí cuenta, no con la precisión con que ahora puedo decirlo, que el fronterizo puede responder a fuerzas centrífugas y a fuerzas centrípetas. El primer intento de una fuerza centrífuga fue irme a la Argentina; sin embargo, después respondí a un centro, en este caso el centro secreto de mi país. Ese centro secreto lo tenemos todos los seres humanos incorporado a nuestro organismo y toda mi vida lo único que hice o lo fundamental fue buscar ese centro secreto. Vaya a saber si lo hallé, pero yo he intuido ese centro secreto que a muchos les causa desasosiego y es motivo de extravío para muchas gentes de Bolivia. Pueden ser muy inteligentes, pueden ser muy avispados, pueden ser muy afortunados, pero ese centro no rinde sus misterios secretos, valga la redundancia, sino al que va con otro talante, con la suficiente humildad para reconocer la grandeza de una tierra como la boliviana. 
Texto publicado por Norma Klahn y Guillermo Delgado: ¨Jesús Urzagasti por él mismo (I)¨


Hay una zona del lenguaje -o del corazón humano- que tiende hacia arriba en pos de una visión esplendorosa. Sin embargo, por imperativo de orden sensual, ese globo celeste conserva la plomada que lo une al centro de la tierra. Aquí no cabe preocupaciones morales, sino la obligación de mantener el verdadero equilibrio entre los dos extremos. Incluso el más desorientado de los hombres, encarna esa posibilidad.
En el país del silencio, p. 213.
  
El hombre anónimo, que no es malcriado ni vulgar, respeta a fondo sus propias convenciones, pero no es ningún idiota para sacralizarlas. Al caminar las pone en movimiento, las echa a rodar para perseguirlas como un cazador. Quizás por eso hay fraternidad en sus expresiones, incluso cuando son tajantes y crueles. Su lenguaje nunca es directo, porque no es esclavo de normas establecidas sin su consentimiento.
En el país del silencio, p. 211