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lunes, 30 de diciembre de 2013

LA DERROTA DE ANDERSON SILVA




Desde los tiempos en que seguía las peleas de Roy Jones Jr, poco antes de que enfrentara a Tarver, no había guardado tantas expectativas respecto de una pelea como lo volví a sentir todos los días previos al pasado 28 de diciembre. Como muchos saben, era el día del choque revancha entre Anderson Silva y el sólido Chris Weidman, reciente campeón de los medianos en el UFC. Se enfrentaron en el MGM de Las Vegas, escenario oscuro y desafortunado para las memorias de la araña Silva. El resultado de la pelea ya todos los fans de MMA lo conocen, unos quedaron más atónitos que otros. 

La primera sensación que tuve al enterarme de la trágica noticia fue de cierto espanto, una especie de repulsión frente a lo que significa el mundo del peleador, a lo que uno se expone cuando elige entrenarse en esto. No lo veía solamente como un espectador, también como un artista marcial que se relaciona con mucho de lo que sucede ahí adentro en la jaula. 

Un día antes revisaba videos en youtube y me encontré un pequeño documental que hablaba de las condiciones precarias en las que instaló su campo de entrenamiento Chris Weidman por falta de apoyo económico. Esa era una muestra muy clara del hambre que tenía para ganar ese cinturón, y no simplemente ganarlo, sino sobre todo arrebatárselo a Anderson Silva, el campeón, a estas alturas una figura ya muy pública y expuesta. El puesto que ocupaba Anderson en el negocio no era el que más le sentaba, es decir, desde luego que deseaba ser el campeón, con toda esa aura de grandeza que le rodeaba, pero todo aquello que venía con su éxito no era ya de su agrado. Desde su pelea con Rich Franklin cuando ganó el cinturón en gran manera, lo vi con mayor admiración por la diferencia que hacía presentir su presencia en el octágono desde la misma forma de caminarlo y alistarse para el combate: lo que veíamos ahí era un artista marcial verdadero, que mostraba su devoción hacia el antiguo ritual del combate, inclinándose siempre con lentitud y gesto de respeto para la audiencia y para su oponente. Esa presencia mostraba un lado espiritual con el que pocos comulgaban en la bulliciosa y farandulera escena del UFC y del público norteamericano en general. Después de tocar guantes en el centro del octágono, Anderson retrocedía a su esquina abría los brazos y tomaba aire profundo, mirando hacia arriba, como asegurándose de estar conectado con las fuerzas divinas que merodean en la atmósfera, y sintiéndose preparado para afrontar todo lo que pudiera venir, dando lo mejor de su capacidad. Era un estado de relajación final antes de lanzarse a una situación que demandaba su máximo esfuerzo. Y así acabó con sus oponentes uno tras uno, granjeándose con el tiempo no sólo el respeto, además la admiración. Seis años invicto demoliendo a casi todos los desafiantes que se le cruzaron no es poca cosa, de hecho marcó récords en el UFC y en el mundo de la MMA en general. 

Pero en algún punto Anderson comenzó a perder su frialdad y su gesto de respeto por el combate en sí. Habiendo ganado todo de manera tan decisiva, se creyó por encima de todo, como era posible que le pase dado que lo hacía sentir un rey dentro de la gran burbuja construida a su alrededor por la misma gente que desea sacar todos los dividendos de este tipo de atención mediática y expectativa de los fans. Esto no es un secreto, Dana White es un hombre de negocios, probablemente una excelente opción si deseas que venda tu producto de manera masiva deberías contactarte con él, ver si le interesa, pero como persona no quisiera tenerlo cerca nunca, no creo que el contacto con las artes marciales le haya dado un suficiente sentido de integridad, pues su ética es la del negociante al que no le interesa nada más que sus negocios y maquillar apariencias. No es una casualidad que Anderson haya tenido sus roces con Dana desde el inicio, y que dejara ver cierta malagana respecto de las medidas que exigía el presidente del UFC, al que no le daba toda la atención que demanda. Anderson pertenecía a otro mundo, su experiencia peleando en Japón, en ese colosal Tokio Dome, donde no se escuchaba ni un alma entre los miles de espectadores mientras los peleadores están intercambiando golpes y técnicas, le proveyó de otro tipo de serenidad, de una manera de enfocar su mundo muy alejada de los valores que mueven la maquinaria de los grandes eventos norteamericanos. Pero llegó el desnivel, las subidas y bajadas en su carrera, como aquella pelea con Damien Maia, con el que terminó corriendo por el octógono de una manera poco elegante, mientras el público lo abucheaba ya fatigado por su despliegue ostentoso pero nada efectivo al final de cuentas; Anderson ganó aquella pelea por puntos, pero la sensación que dejaba era la de alguien que se sabe muy arriba de su rival, y de todos modos se mide, prefiriendo las payasadas y los ademanes burdos. Fueron los primeros campanasos de alerta.

Después encontró una prueba de fuego cuando llegó el turno de Sonnen, una de las noches más agitadas para la araña Silva en su carrera en el UFC; aquel triángulo salvador, ejecutado con perfecto sentido del momento, terminó redimiendo a Silva frente a su público, decepcionado hasta aquel quinto round, y nos dio nuevas pautas para admirarlo, pues su tenacidad y resistencia nos dejaba ver señales de su espíritu guerrero. En una pelea en la que había estado incómodo toda la noche terminó triunfando en base a mantenerse siempre con una chance dentro de la pelea, pura tenacidad y voluntad. Algunas peleas que tuvo después no fueron de las más competitivas, pero Anderson ya era visto como un dios en el mundo MMA. 

En el UFC 167 George St Pierre, el otro gigante histórico todavía en actividad en el octágono, anunciaba su retiro, al menos por una temporada indefinida, y aducía como razones la necesidad de alejarse de la presión que significaba mantenerse en la posición de campeón, con todo lo que significa estar dispuesto a exponerse para promocionar una pelea tras otra, aunque sea una o dos veces al año. El training camp para cada pelea hace que estos peleadores de élite pasen 6 a 7 meses lejos de sus hogares y familias, concentrados en idear un plan de pelea y ponerse al límite de sus posibilidades físicas y técnicas. Ser aquel al que todos tienen en la mira para derribar en busca del sitial privilegiado debe ser una sensación muy asfixiante a momentos. George se fue, necesitaba darle atención a problemas personales que no podía atender como debía si se mantenía dentro de la vorágine exigente que arma el UFC. Una muestra más de su inteligencia y su sentido de la oportunidad. 

Anderson Silva también se mostró cansado y falto de hambre cuando perdió en julio frente a Weidman. Sus razones parecían ser parecidas, le costaba mantenerse motivado para sostener toda la atención que conlleva ser un campeón de categoría del torneo más grande e importante de MMA en el mundo. Peleador, figura pública, patrocinador, promotor... y padre, esposo, amigo... Pero pese a su inteligencia y cierta independencia respecto de la atmósfera a la que es religiosamente devota cierta gente en el UFC, Anderson cometió el error de tomar una revancha que inicialmente había rechazado. La principal razón que podría haber llevado a Dana a apresurar esa revancha seguramente era la edad de Silva, 38 años no daban un marguen muy grande a futuro. Pero después de las declaraciones de Silva hablando de retiro inmediatamente después de aquella derrota, de confesar que se sentía quemado internamente, y deseaba quitarse todo el peso de encima por un tiempo, era muy difícil que pudiera centrarse y ponerse a sí mismo listo para asumir su mundo y estar dispuesto a exponerse nuevamente con sus cinco sentidos y su fuerza intacta. Sin embargo cambió de opinión, quien sabe en base a qué incentivos comerciales, y se puso en marcha para enfrentar nuevamente a Weidman. Pero era la decisión más riesgosa, porque tenía todas las desventajas. Hubiera sido muy beneficioso que Silva hiciera como George St Pierre hizo después de perder el cinturón frente a Matt Serra: se tomó un tiempo para reconstruirse, recuperar un momentun favorable, venciendo a un par de oponentes de muy buen calibre, y luego sí recién ganarse el lugar de contendor número 1. Así llegó completamente recargado y renovado a la pelea en Canadá donde apabulló a Serra ganando por detención del árbitro en el segundo round. Tal vez fue el día en que St Pierre lució más apabullante, dinámico y digno de su sobrenombre "Rush". 

Pero Anderson Silva cometió un error parecido al de su ídolo, Roy Jones Jr, quien tomó una revancha frente a Antonio Tarver que lo ponía en un lugar de mayor riesgo aún. En el caso de Weidman, el pasarse todo el año entrenando para enfrentarse a un mismo peleador le resultó un gran beneficio. Además él era poco conocido, y tenía todo lo que necesitaba saber de un personaje totalmente expuesto y estudiado como Silva. El mérito del norteamericano y su equipo fue el de desarrollar un plan perfecto de neutralización de las mejores armas de Anderson Silva, y luego de haberlo ejecutado perfectamente. Primero, la gran clave fue establecer una distancia de resguardo en la pelea en pie. Chris usó sus largos brazos y piernas para establecer una referencia de protección, que mantenía a Silva algo alejado, y al mismo tiempo alargaba sus dos brazos  como si quisiera confundir a Silva y hacerlo errar en su cálculo de la distancia. Así fue, en la primera pelea casi todos los golpes que lanzó conectaron en el rostro de la araña, que recibió un castigo innecesario. Sin embargo, experto como es, curtido en cien batallas, Anderson escuchó a su cuerpo, que le marcó el camino: debía mantener la pelea en pie, y a la media y larga distancia, ni siquiera en el clinch, si quería tener oportunidades de ganar la pelea. Weidman tenía la potencia de wrestling de Sonnen y Henderson, antiguos oponentes duros, pero además tenía la peligrosidad de Demien Maia a nivel de las sumisiones, y por si fuera poco, parecía una especie de Shogun Rua peleando en pie. En suma, era la combinación perfecta que Dana White había estado esperando por años para desbancar a ese odioso peleador brasileño que no hacía caso de todas sus reglas, y que no lo lisonjeaba como hubiera deseado. Dicho todo esto, calibrado muy rápidamente en el primer round por Silva, hizo lo que el cuerpo le pedía, mantenerse en pie, forzar la pelea en pie, apelando al recurso de ofender el amor propio del rival. Tal vez Silva hizo más payasadas que nunca en ese primer asalto en su primer encuentro, estaban diseñadas para que Weidman se expusiera, primero a ser contraatacado, y luego a encajar algún golpe que lo conmoviera. Pero la tendencia en la pelea a nivel de confianza y saber lo que estaba haciendo en la pelea siempre tuvo al frente a Weidman. Hay que admirar su solidez, su convicción mantenida, pues había dicho que desde el día uno sabía que podía vencer a Silva. Y si uno ve peleas anteriores de Silva, como aquella frente a Lee Murray en Londres, se da cuenta de que habían varias cosas que sus rivales no hacían bien. Una de esas cosas era mantener la distancia, convertirla en un terreno nuboso, que se modificaba constantemente. Por ejemplo, lanza un 1-2, pero con engaño, no con los pies clavados en el suelo, Weidman lo lanzó más a lo Floyd Mayweather, cuando lanza su right lead. Y así alcanzó la quijada de Silva, pero este todavía tenía toda la moral a su favor, no había sido derrotado nunca en ese octágono, así que mantenía sus manos abajo y le pedía que se acerque a Weidman para que siga lanzando golpes. A simple vista, era todo un despliegue de arrogancia, una falsa grandeza que sólo exhiben en esa manera los que no son verdaderamente grandes. Pero en el fondo Silva estaba preocupado, lo que hacía no era por arrogancia, sino porque era lo único que creía podía hacer para evitar todavía lo peor, y era ir al suelo con Weidman. Mientras, esperaba encontrar una debilidad, una entrada, para atacar a su feroz competidor. Pero se tomó demasiado tiempo, su error fue sobre todo la displicencia, no saber apretar a fondo para hacer también a su vez algún daño, y preocupar a Weidman, impedir que se sintiera cómodo en la pelea. 

Fueron al descanso. Silva gritaba desde su esquina pidiéndole que intercambien golpes, como diciéndole "no seas gallina, si eres macho peleame en los golpes arriba, sin miedo..., pues esa es la verdadera pelea...". Se portaba como si de repente no fuera un peleador de MMA, sólo un rudo thai boxer que quería ver quién era más duro y perverso. En esa su forma de actuar, quizá totalmente controlada, perdió en clase, en brillo, y toda su aura de artista marcial, que no está ahí para sucumbir a las demandas del show y el crudo negocio, se cayeron, o se terminaron de despintar, Silva parecía mostrar que le importaba más ganar esa pelea y el título antes que mantenerse fiel a una manera de conducirse y de poner adelante sus propios principios de guerrero respetuoso con el ritual del combate. Jon Jones opinaría después que los dioses de la guerra habían castigado a Silva por su actitud de burla y poco comprometida en la pelea aquella noche, y que le había costado caro. 

Comenzó el segundo round y Silva estaba fuera de sí, no había esa relajación que emanaba antes en su caminar por el ring completamente suelto, sintiéndose entrar en un estado de fluidez total. En lugar de ello todo lo que había en los ojos de Silva era la necesidad de mover a Weidman hacia donde quería que fuera, pero si él no aceptaba estaba perdido, y por ello insistía con tal elocuencia, de una manera casi irritable también para los espectadores. No se veía como un peleador serio, se acurrucaba totalmente en sus credenciales para poner ese circo adelante, pero él no estaba presente, no era él completamente confiado en sus capacidad actuales. Era una marioneta del momento, del lugar en el que lo había encontrado esa pelea, era su manera de lidiar con su caminar en la cuerda floja, presentía que podía perder todo ese glamour y esa aura en aquel día, y vaya que sus movimientos como cayendo a un lado eran la mejor interpretación de lo que le sucedía sin terminar de comprender lo que estaba por pasar. 

Silva dijo varias veces después de la pelea que su único error fue el de mantener sus pies paralelos para esquivar los golpes de Weidman. Pero no creo que haya sido ese el error. Fue más bien un acierto de Weidman, porque primero lanzó un gancho de izquierda, luego un cruzado de derecha, Silva ya había inclinado su columna hacia atrás un poco, luego, en lugar de encadenar un gancho de izquierda, lo cual tomaba más tiempo, volvió inmediatamente con su misma mano derecha marcando un back fist, al cual Silva reaccionó por puro reflejo inclinándose más atrás aún, pero quedando sin mayor margen, quedando listo para el verdadero golpe de Weidman que llegaba con toda la rotación del tronco, y acelerado por el momentum que había generado aquel back fist un segundo atrás. Así le ganaron a Silva, dentro del mejor plan de pelea que podría haber tenido. Quizá si se hubiera dedicado a atacar más que a esperar por el ataque de Weidman, las posibilidades de alargar esa pelea hubieran sido mejores para la araña. 

¿Y la fractura de su pierna en la revancha? Una consecuencia de la incomodidad con la que Weidman lo hizo pelear desde el primer momento. Primero por la distancia que impuso, pues pienso que normalmente la zona de impacto en la tibia de Silva hubiera sido un poco más arriba; pero dado que no podía acercarse con soltura, arriesgó una patada con potencia estando unos centímetros más atrás. Fue suficiente para que la zona más vulnerable de la tibia de su pierna izquierda, una zona apenas más arriba de su tobillo, impactara con la rodilla de Chris, desencadenando en aquella horrible imagen de la lesión. Fue también un mérito de Weidman, pues como él mismo precisó después, si vas con tanta fuerza a atacar a las piernas, corres el riesgo de lastimarte si el otro chequea ese golpe alzando su rodilla y apuntándola hacia el ángulo de entrada de tu pierna. Chris alzó su rodilla esperando que Silva se lastime, lo cual es en sí mismo una especie de golpe, una estrategia que forma parte del arsenal de los buenos peleadores en pie. Fue eficaz e inteligente, tenía demasiado descifrado el juego de Silva, que perdió en fluidez. Claro signo es que cuando uno ve las fotos del momento del choque, Weidman aparece cubriendo perfectamente el lado de su cabeza con su mano derecha, a tiempo que se curva hacia ese lado para que el codo del mismo brazo proteja todo el costado derecho de su cuerpo, hígado y costillas; sumado a esa precaución, tiene ya la rodilla izquierda levantada en un ángulo amenazante, lo cual nos dice que el golpe de Silva quería ganar en potencia pero sacrificó totalmente su sorpresa, fue totalmente telegrafiado. En otros tiempos de fluidez Anderson hubiera intentado fintar un jab o hubiera armado mejor la llegada de esa patada, que al venir de la pierna trasera, toma más tiempo y se hace más rápidamente visible. No vi la pelea, no la transmitieron en vivo en Bolivia, pero leí detalles sobre los rounds y ese horrible momento, además de chequear todas las imágenes disponibles. Este es el mejor sitio que encontré: La fracturaSobre la pelea 

No quedaron dudas. Lo que hizo Anderson en la primera pelea, el forzar el intercambio arriba, es lo mejor que podía hacer, si hubiera sido él mismo a su vez más agresivo. Queda claro que Weidman es un peleador de cuidado, con todas las dotes para destacarse como campeón y figura. Ganó con todos los méritos porque llevó a la mesa un juego de neutralización de los puntos fuertes de Silva, y se mantuvo a sí mismo en el tope de su fortaleza mental. Si vemos el primer round de la revancha, incluso cuando Silva lo tuvo amarrado en el clinch de Muay Thai, Weidman tenía el antídoto, no lanzar golpes locos a los lados, sino uno bien concentrados directo a la altura del oído. Silva lo sintió y cayó sólo para sobrevivir en el suelo, por pura memoria de lo que su cuerpo había entrenado. Incluso en ese momento el norteamericano, que había entrado cubierto por la bandera de su país, demostró que tenía muy claro cómo desenvolverse en cualquier instancia de una pelea frente a Anderson Silva. ¿Le ganó al mejor Anderson Silva? No lo creo. Pero le ganó cuando tenía que hacerlo, y eso es ya meritorio, pues no todos aceptaban la idea de que Silva ya no estaba en su mejor nivel, y que aún si lo hubiera estado, existen debilidades en su estilo de pelea que pueden ser neutralizadas, como lo fueron en esta ocasión. 

Lo que nos enseña esta pelea es que la sencillez y la humildad son dos características que ningún gran campeón debería dejar de lado por una estrategia de pelea. Estar en el limbo donde todas las luces te llegan a ti, y eres la estrella por donde pasas, como si tus pedos fueran de otro aroma preferencial, tiende a desconectarte de la realidad, y de las razones por las que haces lo que haces. El gran desafío es mantenerse conectado, presente en el momento, sin interferencias del entorno en ese espacio único e intransferible que todo ser humano cobija. Anderson debería retirarse porque ya ha dado todo lo que debía dar, llevó el juego a otro nivel. Tuvo que diseñarse a sí mismo un peleador durante largo tiempo para reunir todas las cualidades requeridas para vencerlo, y acabo transformándose en un nuevo tipo de monstruo que será difícil derrotar. El juego sigue evolucionando. No es un deporte como los otros; a pesar de su marketing y su honda de mundo de la farándula y las estrellas, lo que está en juego es el espíritu guerrero, y cuando estos incidentes pasan en un torneo que concita tal atención mundial, medio mundo se queda atónito, porque venía a ver un entretenimiento, y se recuerda que esto es algo mucho más serio, el que compite en artes marciales lo sabe, y si es sensato entra preparado para aceptar una disposición superior, sea vencer, ser derrotado, quebrarse algo o incluso morir. De otro modo no hay verdadero compromiso si uno vive en ese mundo. Lo de Anderson fue una desgracia, que no se vio antes en UFC, pero algo completamente normal en el mundo de los tahi boxers, que se rompen tibias y antebrazos por la violencia con la que desenfundan sus golpes y deben bloquearlos, por ello la carrera de los boxeadores tailandeses es mucho más corta. Anderson murió en su ley, en la misma que tantos éxitos le trajo, su afilado Muay Thai. Ahora es tiempo de que reordene las cosas en su mundo, algo que no podía haber terminado de hacer en tan poco tiempo desde julio y el revés de su primera derrota. Desde este blog le deseamos una pronta recuperación a la araña, le decimos gracias por darnos tanto, y esperamos que persevere su fuerte espíritu.  

jueves, 26 de diciembre de 2013

EL TALENTO DE JAKE GYLLENHAAL


Es un actor muy inteligente, lo muestra cada vez que toma decisiones acerca del nuevo proyecto en que se embarca. En uno de esos artículos de farándula, una periodista se preguntaba por qué no termina de cuajar como un nuevo Di Caprio o Brad Pitt. Ella se refería a una imagen de galán consagrado que interpreta roles de conquistador en películas románticas super-comerciales que recaudan millonadas y son por tanto "éxitos"; gran detalle a considerar que esa no es la ruta que le interesa seguir a este joven actor de 33 años. De hecho, ese enfoque que lo considera como "no consolidado" es demasiado angosto para apreciar con todas las luces el tremendo talento de este actor, y además el sentido que le ha querido dar a su carrera. Jake Gyllenhaal ha dicho en diversas oportunidades que se toma el asunto de la interpretación de un personaje de manera muy seria, porque es su trabajo, y lo considera un proceso artístico. Su grado de compromiso cuando se prepara para un rol es muy serio, por ejemplo para End of watch (2012), tres meses antes de que inicie el rodaje estuvo saliendo en las noches con distintos grupos de patrulleros para conocer lo que se sentía llevar esa vida, estar despierto desde 9 de la noche a 4 de la madrugada y tener el chip en la mente listo para enfretarse a lo imprevisible día tras día, pero con un marguen de riesgo mucho más alto que el de cualquier otro funcionario público.



En este video los actores debaten sobre si la actuación es un arte

Tengo la impresión de que Gyllenhaal es una persona completamente desenfadada y que tiene un sentido del humor endiablado, bastará que le den un click a una o dos entrevistas en youtube donde aparece promocionando alguna de sus películas, por ejemplo en el show de Leterman, para que tengan esta misma sensación. Al mismo tiempo es un tipo con cierta intensidad en lo que hace, muy enfocado, y tiene un carisma notorio. Es un actor inteligente, y no podía estar mejor asesorado, ya que sus padres se mueven en el mundo del cine, y su hermana mayor también, además que uno de sus padrinos fue Paul Newman. Aprovechó esa cercanía no para conseguir papeles en películas comerciales, más bien prefirió involucrarse en historias que contaran cosas que no se habían contado antes, o que presentaban innovaciones en la manera de contar algo; la intuición, el instinto nos guían es cierto, pero vaya que es valioso tener a tu lado a gente que conoce tanto del negocio y es de tu confianza. Es así que, pese a su poco recorrido, buscaba ya buenos guiones, algo que no todos los que están desesperados por tomar la pista rápida se permiten. Jake fue con paso seguro. Recuerdo que en Zodiac ya formó parte de una película muy buena, que me dejó pensando durante largo tiempo sobre las pistas, y quién sería al final aquel asesino serial. Sobre Jarhead, película sobre la guerra del Golfo Pérsico donde interpreta a un marine, Jake dice que nunca había visto una película tan entretenida sobre la espera como esa. Responde así a mucha gente del lado de los críticos que se conformaba con etiquetarla de película sobre la guerra sin guerra, es decir aburrida; pero otra cosa es internarse un poco más en el ritmo y la dirección que imprime el director, y darse cuenta que el entorno no debe crear la necesidad de considerar la guerra únicamente como una cuestión bélica donde se usan armas. Jake explica que la guerra ocurre en la cabeza de los soldados, en esa gran tortura de vivir una guerra mil veces en su imaginación y en su ansiedad antes de que realmente pase sin llegar a pasar. 



En Love and other drugs (2011), comedia drama romántico que protagoniza con Anne Hathaway, la temperatura sube de tono, cambia de perfil respecto de los roles que había estado haciendo en Jarhead, Brothers, y Brockeback Mountain, y se enrola en un papel que lo deja más en contacto con su lado cómico y picaresco. No es una típica película romántica, no es la historia del chico quedándose con la chica y con el premio o el ascenso, es más bien una película sin héroes ni ganadores ni vencidos, sólo gente imperfecta que quiere vivir. Jake Gyllenhaall interpreta a Jamie, un joven que no termina su educación en medicina, y se atiene más bien a su instinto y carisma para triunfar en el mundo de las ventas. Su presente es incierto en los papeles, lo miran con desconfianza. Anne Hathaway por su parte es Maggie, una atractiva artista, mujer bohemia, de bellos ojos y senos arrebatadores, que sufre la enfermedad de Parkinson en nivel 1. Ambos se enamoran a pesar de todo aquello que los tiraba para atrás en sus vidas personales, a pesar de sus inseguridades y de aquello que no querían reconocer o aceptar. Anne comenta en una entrevista, una de las muchas que hicieron para promocionar el film, que su personaje es el de una mujer muy inteligente que se enfrenta a un doble desafío: el de aceptarse a sí misma como es, con su enfermedad, y luego el de enamorarse y por tanto sentirse vulnerable ante otro, con el gran riesgo que siente por el sólo hecho de saberse enferma. Se trata de una especie de secuencia, para enamorarse tiene que primero aceptarse, y para aceptarse tiene que aceptar que su Parkinson es una realidad. Jake por su parte se mete en la piel de un vendedor que trabaja en la industria de farmacéuticos, concretamente de antidepresivos, productos Zoloit que compiten con los famosos Prozac. Involucrase en ese trabajo es su manera de seguir buscando su atajo, de trazarse una línea de fuga, pues así su personaje cree escapar en cierto sentido de su familia, de los ojos punzantes de sus padres, de la necesidad de darles algo para que se sientan orgullosos de lo que hace, y de estar a la altura de los logros de sus dos hermanos. Jamie tiene éxito con las chicas, tiene un pene bailarín, pero se mantiene a un nivel superficial, no se involucra en relaciones serias, no se expone, no tiene el corazón a flor de piel, lo cual resulta conveniente hasta cierto punto.  Avanza por la vida sin rozar el fuego, sólo de puntas, creyendo que disfruta los sabores hasta su última esencia. Con Maggie descubre que se está mintiendo, y que todo está conectado, que sin el impulso de vivir enamorado en verdad no se puede rendir lo mismo en otras áreas como el trabajo, ni se puede estar en contacto con uno mismo. Mientras más se enamora y se arriesga por Maggie también más a fondo avanza en su carrera, es algo involuntario, sucede, está poseído por el hálito divino, la unión coital que gozan en las horas perdidas del día es el trasfondo ideal de su camino hacia Chicago como vendedor estrella de la compañía. Él se enamora, ella se resiste a ir ahí.

Love and other drugs es un film acerca de la conexión y la vulnerabilidad. La conexión se construye poco a poco, y no se llega a ella sin que ambos atraviesen un campo minado que los deja expuestos. Es el mundo de los sentimientos, también del subconsciente, el que atraviesan incluso a pesar suyo. En la escena final Jamie le pide que le deje cuidarla. Es una escena muy emotiva, es el último gesto de desesperación de un hombre que no puede vivir sin la mujer que ha elegido, más allá del miedo a verse expuesto, lo que quiere es decir lo que debería haber tenido claro antes. "Todos necesitan de alguien que los cuide". El amor en un estado muy alto, la necesidad de dar al otro, al que se ama, ante todo darle, sin requerimientos de por medio. Jamie está enamorado de ella, pero es en cierto sentido también una adicción -de ahí el título- pues le encanta la forma en que es la vida para él cuando está con ella; en otras palabras, le gusta ser quien es cuando ella está alrededor. Es una actualización de su ser que sólo existe a los ojos de ella. Sin ella es como si su auto caminara con menos gasolina, como si el día no terminara de despuntar, ni las gaviotas terminaran de aparecer en el firmamento. Esto se suma a sus rasgo previos, Jamie es un ganador, le gusta competir, en general aparenta tener un buen corazón, pero le estaba faltando encontrar en su vida una persona que lo toque, que lo mueva, y lo empuje a lanzarse a fondo de sí mismo para hacerse consciente ¿qué hay ahí dentro después de todo? La seguridad y la autenticidad de Maggie terminan por ser lo más alto en su mundo, lo más admirable, aquello con lo cual quería estar en contacto siempre. "Ver a alguien para quien vivir es suficiente". 

Maggie no quería ser una carga para Jamie, creía que le hacía un favor al hacerse a un lado y dejarlo llegar al tope por su cuenta, como era su objetivo. Es la inseguridad típica del que se acusa con un sentimiento de inferioridad. Lo amaba demasiado como para cargarle con el peso de sus necesidades. Pero esto era, como dicen los americanos, una visión muy one sided... Miraba desde el cristal de sus inseguridades, se veía a sí misma como una carga, un punto en contra, cuando en realidad era su presencia y el amor por ella lo que impulsaba a Jamie hasta donde no se atrevía a ir por sí mismo antes. Tenía razón y al mismo tiempo no la tenía. 

Por todo lo dicho, se trata de una película que nos recuerda una dulce verdad, y es que no hay otra llave al paraíso que no sea la mujer amada que nos espera o que está en camino de encontrarnos en nuestras vidas. La pareja al final de cuentas. Todo esto es muy romántico, pero la historia lidia con la monstruosidad del Parkinsson, con la adicción de una gran cantidad de la población norteamericana hacia los antidepresivos, el otro opio del pueblo. ¿Acaso la cura es encontrar algo que haga soportable sus vidas miserables, acaso no se trata de trasformar la cualidad de esas mismas vidas? ¿Y qué es al final de cuentas enamorarse? Vemos entonces que Jake Gyllenhaal se puso encima este proyecto con una idea muy clara, que no era una historia convencional, aunque pueda tener cercanía muy claras con otras películas, como por ejemplo El resultado del amor, la película argentina. En ella el director rayó un plano de amor, pero para contar varias cosas, entre ellas el poder de la conexión, del valor de saberse en el carril adecuado, sin importar los logros ni los diplomas, pues el camino es interior, y eso se siente, es una cuestión que punza en el corazón. Es el mismo tipo de señal que Jake Gyllenhaal parece seguir a la hora de elegir sus papeles y los directores con los que desea trabajar. Por el momento lo hace de los mejor, su última película, Prisioneros (2013), elevó más aún el marcador respecto de lo que podemos esperar de él. Confirma así su actualidad, su buena forma, y el magnetismo que despliega en la pantalla, da gusto ver a un tipo tan bien ubicado y joven desarrollar su pasión con esa clase de talento. 

Links de interés:

Orgía intelectual

Interview

Sobre Jarhead

¿No cuaja Jake?

Sobre End of watch

El buen humor de Jake en una entrevista

Sobre Código fuente

Sobre su amistad con Heath Ledger

El orgullo de haber hecho End of watch

EL PERSONAJE MÁS SEXY DE AMY ADAMS








El personaje más sexy que le he visto interpretar a la bella Amy Adams es el de Charlene Fleming en The Fighter (2010). Charlene es una mujer de agallas que lucha palmo a palmo frente a las circunstancias de su vida para salir adelante, esto es, para no ir en retroceso. En el film juega el papel de una actriz secundaria, y comparte créditos con Mark Wahlberg y Christian Bale, que son los principales. The Fighter marca un giro en su carrera, el papel le permite explorar en otra faceta de su ser y le abre paso a otro tipo de films. Habiendo estado muy ligada a los films de Walt Disney en la primera etapa de su carrera, su presencia era la de una princesa encantada o algo así, algo parecido a lo que le pasaba a Anne Hathaway antes de que aceptara roles dirigidos a un público más adulto. Para Amy Adams también se trató de un progreso, pasar de un público infantil a otro adulto, y algunos en la audiencia nos hemos sentido más atraídos a su trabajo desde que realizó este giro. Según cuentan, todo partió del enfoque del director David O. Russell, quien quería despejar esa imagen de ángel que rodeaba a Adams para asentarla un poco más en la tierra, darle un papel rudo, muy real, que se podía respirar como la tierra en una fresca mañana después de que ha llovido toda la noche. Good call David O. Russell!



En la entrevista que compartimos arriba, Amy confiesa que en su carácter y su forma de ser existen los dos extremos, el de la mujer increíblemente tierna y dulce, y también el de la mujer ruda que hace lo que tiene que hacer para seguir su camino. En el film toda la rudeza que tiene se la saca la familia de Micky Ward, el boxeador interpretado por Mark Wahlberg, que vive algo obnubilado por la esfera que representa esa familia irlandesa llena de hermanas. Micky Ward es un boxeador de la vida real, que protagonizó unas peleas titánicas con Arturo Gattti, y fue premiado durante tres años consecutivos por haber estado en la pelea del año. Es un fajador, su visión del boxeo es dar y recibir, una y otra vez, hasta que uno de los dos caiga como un tronco arrancado de las raíces. Esta peculiar actitud hacia el boxeo se traslada también a su vida, es un ser golpeado en el que no muchos creen, pero acepta los golpes una y otra vez, incluso de su familia, que lo utiliza como un medio para recibir pagos mediocres por peleas mediocres. Su carrera no avanza a ninguna parte, a nadie parece importarle lo suficiente. Pero aparece Charlene en su vida, una joven rubia cerca a los 30 años, curtida por la vida, atractiva, nada ingenua, que sabe luchar por lo que quiere, y tiene un corazón a prueba de incendios. Cuando toma consciencia del interés de Micky se da cuenta de que es un ser desprotegido, como lo es ella, y que está luchando por tener una oportunidad, sólo una, para que todo el resto de su jodida vida valga la pena finalmente. Se produce un lazo entre los dos muy fuerte, ambos se sacan un poco de donde están, atascados, sin mayores motivaciones, mientras pasan los años en la polvadera de una música de fines de los 90. 

Lo que me encanta en su papel es que se trata de una mujer que ve a un hombre caído, un hombre que le ha demostrado interés de hecho, y sin embargo no elige meterle una patada para hundirlo en el pavimento de su vida fracasada. Al contrario, elige animarlo, entrar en su vida y comenzar a empujarlo para que salga adelante, se pone a la empresa de lograr que se acaben las razones de sus tropiezos, que cambie de vida, que entrene, que se aleje de ciertas compañías, que tenga gente realmente comprometida con sus metas a su alrededor. Esto provoca un sismo al interior de la familia de Micky, que no dejaba de mostrar un aire proteccionista a su alrededor, pronto Charlene se convierte en la enemiga, el exterior de esa burbuja que tienen establecida en esa familia deprimente. Charlene le abre un boquete, una salida, a la vida de Micky, se preocupa por él, le muestra que cree en él, y eso, sumado a su increíble apariencia, la convierten en una mujer tremendamente atractiva, a los ojos de este escribiente que valora ese tipo de corazón. 



CONSEJOS PARA ESCRIBIR FICCIÓN

Esta es una lista que publicó el diario inglés The Guardian, a partir de una pregunta que le hizo a diferentes escritores: ¿cuáles  son las diez reglas esenciales para escribir ficción? No conozco a un 90% de los escritores que participaron en la encuesta, lo que me demuestra que tengo mucho por hacer para actualizarme sobre los nuevos magos de la palabra que están ahí afuera. En este link podrán encontrar la lista completa de consejos publicada por el diario inglés lista. Felizmente me encontré con un blog muy movido y dinámico llamado Cultura impopular, donde publican un resumen de esta extensa lista. Me parece un buen comprimido, lo comparto con ustedes aquí.

1. No te plantees escribir. Escribe. Sólo escribiendo, y no soñando con hacerlo, podemos desarrollar un estilo propio.
PD James
2. Si tienes una buena idea para una historia, no asumas que debe de ser necesariamente una narración en prosa. Puede que funcione mejor como obra de teatro, como guión de cine o como poema. Sé flexible.
Hilary Mantel
3. La ficción que no es una aventura personal del autor hacia lo desconocido o lo aterrador no merece la pena ser escrita a no ser que sea únicamente por dinero.
Jonathan Franzen
4. Ten más de una idea en marcha a la vez. Si tengo que elegir entre escribir un libro o no hacer nada, siempre elegiré esto último. Sólo cuando tengo ideas para dos libros soy capaz de elegir entre escribir uno u otro. Siempre siento la necesidad de tener la sensación de que estoy haciendo algo en oposición.
Geoff Dyer
5. Olvida el viejo dicho de que hay que escribir sobre lo que se conoce. En vez de eso, elige un área desconocida pero reconocible que contribuya a ampliar tu comprensión del mundo y escribe sobre eso. En cualquier caso, recuerda que la semilla de la que se alimenta tu imaginación hunde sus raíces en las particularidades de tu vida. Así que no la malgastes escribiendo autobiografía.
Rose Tremain
6. Lo más probable es que necesites un diccionario, una gramática y tener los pies en la tierra. ¿Qué quiero decir con esto último? Que aquí nadie regala nada. Escribir es un trabajo. También es apostar. No viene con un plan de pensiones. Habrá ciertas personas que puedan echarte una mano, pero en esencia te las tendrás que apañar solo. Nadie te obliga a escribir. Si escribes es porque has elegido hacerlo, así que no te quejes.
Margaret Atwood
7. No añadas un falso romanticismo a tu “vocación”. O eres capaz de escribir o no. No hay un “estilo de vida del escritor”. Lo único que importa es lo que dejas sobre la página.
Zadie Smith
8. Cambia de parecer. Las buenas ideas a menudo acaban siendo eliminadas por otras mejores. Yo estaba escribiendo una novela sobre un grupo llamado The Partitions. Hasta que se me ocurrió llamarles The Commitments.
Roddy Doyle
9. Respeta el modo en el que pueden cambiar los personajes en sus primeras 50 páginas de vida. Revisa tus planes y comprueba si debes alterarlos de alguna manera para que se amolden a esos cambios.
Rose Tremain
10. Finaliza la jornada mientras aún tengas ganas de seguir escribiendo.
Helen Dunmore

11. Recuerda: cuando alguien te dice que algo no encaja o que no lo ha entendido, casi siempre tiene razón. Cuando te dice exactamente lo que le parece que está mal y el modo en el que deberías arreglarlo, casi siempre se equivoca.
Neil Gaiman
12. El estilo es el arte de quitarte a ti mismo de en medio, no el de inmiscuirte en el texto.
David Hare
13. Concentra tus energías narrativas en los puntos de cambio. Esto resulta particularmente importante en la ficción histórica. Cuando tu personaje se enfrenta a un entorno nuevo o las circunstancias cambian a su alrededor, ese es el momento de dar un paso atrás para describir los detalles de su mundo. La gente no suele prestar demasiada atención a los detalles cotidianos de su rutina diaria, por lo que cuando un escritor los describe puede sonar como si estuviera intentando instruir en exceso al lector.
Hilary Mantel
14. Lee. Lee todo aquello a lo que puedas echarle las manos encima. Siempre le recomiendo a aquellas personas que quieren escribir una obra de fantasía o de ciencia ficción que dejen de leer por completo esos géneros y que empiecen a leer todo lo demás, desde Bunyan a Byatt.
Michael Moorcock
15. No intentes escribir para un “lector ideal”. Puede que exista, pero está leyendo el libro de otro.
Joyce Carol Oates
16. No eches la vista atrás hasta que hayas terminado un borrador entero. Limítate a comenzar cada día a partir de la última frase que escribiste el día anterior. Es una manera de evitar el espanto a la vez que te asegura una obra en la que poder volcar el auténtico trabajo, que es la corrección.
Will Self
17. Protege el tiempo y el espacio en los que escribes. No dejes que nadie se inmiscuya en ellos, ni siquiera a las personas más importantes de tu vida.
Zadie Smith
18. Trata la escritura como un trabajo. Sé disciplinado. Muchos autores son particularmente obsesivos en este aspecto. Graham Greene era célebre por escribir 500 palabras al día. Jean Plaidy era capaz de escribir 5,000 antes del almuerzo y luego dedicaba la tarde a contestar cartas de sus fans. Mi mínimo son 1.000 palabras al día, algo que en ocasiones es fácil de conseguir y en otras es, francamente, como cagar un ladrillo. Pero me obligo a permanecer sentada frente a mi escritorio hasta que las tengo, porque sé que así he conseguido hacer avanzar una pizca el libro. Puede que esas 1.000 palabras sean basura. A menudo lo son. Pero siempre es más fácil volver sobre ellas más adelante y mejorarlas.
Sarah Waters
19. No te preocupes nunca por las posibilidades comerciales de un proyecto. Si alguien tiene que preocuparse de eso son los agentes y los editores. O no. Conversación con mi editor norteamericano. Yo: “Estoy escribiendo un libro tan aburrido, de un atractivo comercial tan reducido, que si lo publicas probablemente pierdas tu puesto de trabajo”. Mi editor: “Ese es precisamente el motivo de que quiera un trabajo como este”.
Geoff Dyer
20. Cásate con una persona a la que quieras y a la que le parezca buena idea que seas escritor.
Richard Ford

LOS ENCUENTROS DEL 2013

Deseo compartir con mis amigos lectores algunos pensamientos sobre mis gustos y preferencias del 2013, mis lugares comunes, mis compañías, los libros o videos frecuentados constantemente, y los descubrimientos. Escribir esta entrada es un gustito de por sí. Empezaré por la internet: navego por algunos diarios con cierta regularidad, me gusta mucho El País de Madrid, la sección cultural es de gran nivel. La Revista Ñ de Clarín hace un tratamiento en notas de cultura y arte que es del más alto nivel, la disfruto y suele llevarme a encontrarme autores y libros que tal vez de otro modo no hubieran entrado en mi radio de acción. Por ejemplo, el libro "Intelectuales" de un hasta ese momento desconocido para mí, Carlos Altamirano; y un autor, Jonathan Franzen, un anarquista, un tipo que va a cien por hora cuando habla, rompe esquemas, se ríe de un montón de cosas que para muchos son indispensables, como por ejemplo estar en línea en twitter y facebook... Me enteré de que sus novelas Correcciones y Libertad, entre otras, le procuraron un lugar entre los escritores que publican best sellers, pero también que son respetados hasta por la crítica más rigurosa. En resumen, es un tipo que se relaciona con un público amplio, y que goza del prestigio por el alto nivel de su prosa y el calibre de sus ideas, mucha de ellas lanzadas en contraruta frente a la norma. Franzen tiene un artículo en línea donde ofrece "10 consejos para aprender a escribir", entre ellos rescato estos dos: 
  1. Nunca utilices la palabra “entonces” como conjunción, ya tenemos la palabra “y” para eso. El uso de todos esos “entonces” no es más que la falsa solución que un escritor perezoso ha tomado ante el problema de tener demasiadas repeticiones de la conjunción “y” en una sola página.
  2. Escribe siempre en tercera persona, a menos que hayas encontrado una voz realmente distintiva con la que narrar en primera persona y no seas capaz de quitártela de la cabeza.
Otros como George Orwell y el mismo Charles Bukowski nos han ofrecido pequeños textos con consejos de la misma índole. No siempre se encuentra algo nuevo cuando alguien da consejos, pero rescato esos dos que me parecen por arriba de la media, es decir, de lo que normalmente se suele decir. Franzen parece tener una voz que irrumpe con originalidad, me parece extraordinario que a su colección de ensayos le ponga de título Cómo estar solo. ¿Y cómo titular Libertad a una novela, ¿acaso a nadie se le ocurrió antes?  Y sin embargo lo hizo con mucha autoridad, todo un éxito editorial. Franzen me fomenta una confianza en lo que pienso, a veces uno rebusca mucho el tema, pero lo tiene justo en frente, es el pan de cada día, está en su sopa, hay que tener el coraje de expresarlo en la forma más honesta.  

YOUTUBE
Desde el mes de marzo más o menos comencé a descubrir los enormes tesoros que ofrece en sus arcas el portal youtube. Mi punto de contacto era la búsqueda de ejercicios de ginástica natural, después entrevistas a Rickson Gracie, información sobre el jiu jitsu. Muy buenas rolas, cómo no ver en una de esas a Marcelo García, con todo su talento y talante de hombre modesto. Con el tiempo me interné en estas calmas aguas. Michel Onfray y la Universidad Popular dejaron de ser simplemente algo de lo que leía. La Gracie University me pareció un invento formidable, y entablé una amistad con Rener y Ryron Gracie a través de sus decenas de videos, incluyendo algunos muy buenos sobre la dieta Gracie. Me enteré de que Osho había sido acusado por algunos cargos graves en los Estados Unidos por motivo del manejo de la Comuna de Oregon, toda una historia de acusaciones y de revelaciones, lo cual me amplió la imagen que tengo de él. El documental Osho: an experiment to provoque God es especialmente minucioso al respecto. Después está la música desde luego, algunos temas clásicos como Knockin on heavens door, cantados en varias versiones, o músicas de películas que no había podido encontrar nunca, como por ejemplo el soundtrack de Cadillac Blues o Moneyball. Y en cuanto al cine ni qué decir, la calidad de entrevistas que se pueden encontrar a actores de primer nivel, en programas como Roundtable o Movie Phone es una maravilla; la existencia de todo ese material transforma la calidad del trabajo del periodista cultural en prensa, no se puede ya escribir de la misma forma una reseña sobre una película de estreno, hay mucha información, insides del mismo protagonista sobre el film y los detalles de producción, o comentarios del director, es decir, la calidad del artículo crece necesariamente, si uno sabe embeberse de ese material con verdadera pasión antes de sentarse frente al teclado para escupir unas palabras como ametralladora antes que se desvanezca la sensación adquirida. Por ejemplo respecto de la película Prisioners (2013) con Jake Gyllenhaal y Hugh Jackman, de lo mejor que se estrenó en el año, se tiene la obligación de indagar un poco más respecto de la construcción de los personajes, la procedencia de esa historia macabra, el enfoque que deseaba dar el director (por qué no existe ni una escena en todo el film, más de dos horas, en la que se vea la luz de un día soleado), es decir, todo ello tiene su propósito, y tiene que ver con el proceso creativo, algo apasionante, que también puede contagiar al mismo periodista en la confección de su nota. 

Links relacionados
Una lista en Revista Ñ

martes, 10 de diciembre de 2013

TIAGO SU PAPI Y LOS DINOS


Tener un hijo es un privilegio que desborda cualquier expectativa. Yo también he sido bendecido con la llegada de un hijo, que está a unos días de cumplir cuatro años. Se llama Tiago Giuliano y es la porción más traviesa de mi sonrisa. Voy a contarles aquí algo sobre nuestra amistad con los dinosaurios. Todo comenzó con el gusto que fue adquiriendo por los animales desde muy pequeñito, algo que se estimulaba también con las visitas al zoológico. Cierto día en la más tierna edad su mami le mostró libros con ilustraciones fantásticas de dinosaurios y le despertó así de golpe el asombro por esos enormes animales. Cuando yo volví después de meses él ya tenía un gran interés en los dinosaurios, tenía varios juguetes de goma con distintas formas de dinos. Ahí retomé yo el asunto. Pienso que existe una especie de complicidad en los juegos que un niño sólo puede tener con su papá, y tal vez con sus hermanos mayores, es algo así como una conexión de camaradería, lo que no descuenta que el hijo tenga sus propias zonas de conexión única con la mamá. 

Y así fueron pasando los días, poco a poco en nuestros juegos nos fuimos internando en el mundo de los dinosaurios. Curioso es que cuando uno crece, aquellas obsesiones y gustos de niñez son en cierto modo desarraigadas de nuestras vidas, como por ejemplo este popular gusto por los dinosaurios. Pero puede suceder que seas como el personaje Ross en la serie Friends y te dediques a la paleontología, prolongando esos afanes de la niñez. (¿Serán los dinosaurios para los niños algo similar a lo que la filosofía es para algunos de nosotros?). 

Al principio jugábamos a los dinos con Tiago imaginando un montón de cosas, el juego era físico, a los niños les encanta dar manotasos, andar de cuatro, rugir, subirse sobre sus papás, chocar la cabeza llevándote por delante... y pocas cosas son tan lindas en la vida como enrollarte con tu pequeño hijo en una de esas batallas en que el dino te está comiendo los cachetes. Luego llegó un día especial, fue cuando descubrimos un museo donde tenían un alosaurio impresionante, de algo más de 1,80 m. Fue en el museo del CBA de Santa Cruz, y el hecho de que después pasaran una película sobre dinosaurios en la sala de cine terminó de desatar la fiebre por los dinos, iniciándolo también en la amistad con un nuevo amigo: el cine. Esa fue la primera vez que mi nene entraba a una sala oscura con todo lo que representa, desde los sonidos amplificados, la pantalla gigante, el compromiso de empezar y terminar la película... el gusto de comer unas galletas y papas a oscuras sin despegar la vista de las imágenes... Y salió complacido, deseoso de volver, rebosante de energía. Así, esta se volvió una de nuestras actividades de ritual papá-hijo.


Hace un tiempo que se me vino a la mente la idea de escribir historias para niños partiendo de las experiencias que tengo con mi hijo. Revisé en internet un par de cuentos sobre dinosaurios. Puede encontrarse en la red blogs excelentes que tienen todo al respecto (revisen este link). Sin embargo, todavía no encontré un cuento donde se plantee la magia de esta relación entre niños padres y dinosaurios tal como la vivimos mi Tiago y yo semana a semana. Todos esos cuentos plantean una relación muy exterior a los dinosaurios, como ellos y nosotros, pero no grafican esa camaradería que los niños sienten con los dinosaurios. En un número de la revista Selecciones Reader´s Digest, de agosto de 1996, me topé también con un breve relato, escrito por Dave Berry, que comienza diciendo: "hace tiempo ya que los dinosaurios están por todas partes". El relato de Berry es simpático, cuenta algo que le pasó con su hijo en la calle. Pero tampoco terminé de sentirme relacionado. En realidad se trata de cómo su hijito le pedía en la calle que le diga a una pareja de desconocidos que estaban cerca que él era un dinosaurio..., no iba más allá de eso. Sin embargo me recordó algo a tener presente si hago un cuento: todo papá debe saber que el primer dinosaurio es su propio hijo. A ellos les encanta jugar con dinosaurios, al menos a Tiago, pero sobre todo le gusta que sepan que él es el dinosaurio. En su caso, es un triceratops, ya saben, de esos agachados que tienen dos cuernos y arremeten contra árboles y lo que tengan en frente, regios adversarios de los tiranosaurios rex. Desde que un día Tiago vio cómo estos formidables dinosaurios podían arremeter con sus cuernos y hacer volar un montón de cosas se quedó entusiasmado con la idea de ser un triceratops. Desde entonces reconocemos ese movimiento como "choque de cabezas", es casi un grito de guerra que se toma muy en serio. David Berry interpreta en su relato que los niños deben disfrutar de los dinos porque ellos les transmiten una sensación de poder, que les gusta imaginar un poder mucho más grande que el de sus papás y mamás, que les dan órdenes durante el día. No lo había pensado en ese sentido, que sea una especie de línea de fuga. En mi caso mantenemos una relación bastante flexible con mi hijo, no suelo imponerle cosas, pero trato de que a la larga termine haciendo por sí mismo lo que le inculco entre juego y juego, sobre todo en cuestiones de su cuidado y de orden. Existe una especie de camaradería natural entre padre e hijo cuando hay fuerte amor de por medio, y esa camaradería se manifiesta tarde o temprano, los niños son mucho más inteligentes de lo que imaginamos. Por ejemplo, él suele aguantar mucho para ir al baño a hacer pis, prefiere jugar y decir que no tiene ganas. Entonces le digo que los dinos también hacen pis, le digo que el dino debe ir a descargar dentro del mismo juego, no le digo que debemos hacer un alto en el juego, y lo voy llevando al baño con su consentimiento. Si uno se mantiene cerca del esquema del juego hay más chances de que quiera hacerlo por su propia voluntad.


Tiago con su papi y con su abuelo

Para mí la magia de dejarse llevar por el mundo de los dinosaurios es que nos permite a los padres instaurar un plano común de encuentro y un lenguaje compartido con los hijos, al menos con los varoncitos. (Aun no tengo la experiencia de una hija mujer). Nos lleva juntos a una tierra desconocida sin importar dónde estemos, ya sea en la sala de la casa, en la terraza, en la plaza o caminando por una calle donde los huecos en la tierra inmediatamente son relacionados con huellas de dinos. Rugimos, caminamos de cuatro patas, alzamos cosas con la boca, hacemos volar almohadones por aquí y por allá... No sólo por hacer reír a nuestro nene, que ríe y se asombra al principio, sino por meterse en el papel del juego con autenticidad, no hay mejor manera de estar totalmente presente y compartir así, lo que se llama tiempo de calidad.

En las noches inventé canciones que me salían espontáneamente mientras él pretendía dormir en su aldea de dinos. Con Tiago descubrí que los dinos roncan, y muy fuerte, también que su cola es muy poderosa cuando la agitan, vaya que más de una vez el dulce dino del que les hablo hizo volar a su papá al agitar su cola como aspavientos (simulando con su pie y dando un medio giro en posición de rodillas). También cuando simula dormir en el juego le canto que cuando los dinos se enojan hacen así... y él ruge con gran emoción; luego cantamos que el dino ronca así: inmediatamente estalla un ronquido atronador mientras frunce su naricita y mantiene los ojos cerrados, con una expresión que parece contener una risilla. Luego cantamos que los dinos tienen unas garras así, y él muestra al tiro sus manitos con dedos curveados en señal de amenaza; finalmente cantamos sobre sus dientes afilados, y no tarda nada en hacer una mueca y mostrar sus dientes de leche y fruncir el ceño. Finalmente, le digo que la tormenta ya pasó, el dino bebé despierta y está listo para una nueva misión, o para ir a comer unas ramas de árbol por ahí con su papá dino. Ingenuo error sería llamarle a tu hijo por su nombre en alguna parte de ese interín, él mismo te corregiría y te diría en voz baja, como si no quisiera que se enteren los otros personajes en el juego, que él no es un niño, ¡él es dino bebé! Y tú eres papá dino. Concéntrate.

Es cierto que los niños disfrutan de una especie de poder y fortaleza cuando se convierten en dinos. Mi Tiago cambia su voz, camina de cuatro patas, lentamente, y se predispone a embestir al peluche que representa al malo dentro del juego. Con los peluches aprendí que se pueden enseñar muchas cosas importantes a los niños, y de manera indirecta. Se trata de una transferencia, y es algo que no se hace con la gravedad del padre inculcando algo al hijo, en realidad le enseñas al peluche, a través de tu hijo. `Pero quien lo asimila es tu hijo, lo verás la próxima vez que jueguen lo mismo, es impresionante todo lo que se les graba a los niños según el medio que se usa. Cada niño aprende para sí mismo al enseñarles a sus peluches más queridos. Aprende por ejemplo del cuidado de los otros: en la aldea de peluches todos deben estar a salvo, si uno cae al agua inmediatamente mi hijo dino lo rescata; ya con los peluches aprende a hacer diferenciaciones entre los pequeños, los más débiles, y los fuertes. Si viene una tormenta dino bebé se encarga de cobijarlos a todos debajo de una frazada, sabe cuáles están en desventaja, trata de mantener las cosas justas dentro del juego, como por ejemplo no dejar que un grande moleste a un pequeño. Si en la noche se agazapa la figura de un animal intruso, dino bebé sale inmediatamente a encargarse del asunto y tomarlo por el cuello hasta tirarlo muy lejos. Si un mono o un gato se perdió en la aldea dino sale en su búsqueda, hasta encontrar dónde puse a ocultas al mencionado peluche. Y dino bebé está preparado para luchar con otros dinos de cuello largo, rescatar a los perdidos, y traerlos de vuelta a la aldea. Él es el protagonista, el fuerte, el que arregla todo y tiene las cosas en orden.

Debo recalcar que cuando mi hijo es dino bebé inmediatamente yo paso a ser papá dino. Esto fue idea suya desde el principio. Cuando ambos somos dinos me parece que le encanta confirmar que los papás están para cuidar a los dinos bebés, que los hacen dormir, los cobijan para protegerlos del frío, y les traen comidas, en este caso pedazos de árboles y otras pedazos de carnes. Cuando ambos somos dinos mi gordo se viene inmediatamente muy cerca mío, como para refugiarse, y desde ahí encuentra la seguridad de su base. En el fondo, el mundo de los dinos nos sirve para acentuar nuestra unión. Luego cuando debo irme volvemos a ser el niño y papá, o papá y su nene, y nos sentimos naturalmente más cercanos. Tiaguito entiende naturalmente que lo que le dice su papá es para cuidarlo, justo como papa dino cuida a su bebe dino. Y Tiago entiende que debe comer muy bien y tomar mucha agua para estar sano y recargar sus energías. 

Es difícil imaginar siempre un capítulo nuevo, una nueva aventura, como ya sabemos a los niños les encanta la repetición. Si algo les gusta quieren hacerlo de nuevo y de la misma forma varias veces. En ocasiones me permito una variante en el siguiente juego que sorprende a mi gordo, le hace reír o pedirme que repita ese nuevo gesto. Esto los pone en contacto con la imaginación, estoy seguro, así de a poco aprenden que existe un mundo fantástico, el mundo de los juegos, en el que ellos son los dueños, pueden elegir la trama que deseen, pueden cambiarla o desarreglarla a su antojo, los muñecos que prefieran, si gana el bueno o si gana el bueno... En el mundo de mi Tiago no existen los malos, si aparecen es muy brevemente y sólo para ser despachados en un 2x3. 

Estos días mi nene está de viaje con su mamá, probablemente ya hayan visitado ese museo de dinos en la nueva ciudad que los acoge por unos días. Lo espero, con ansias, pero lo espero investigando, leyendo cosas, buscando en las viejas revistas que guardé de la época de colegio, como por ejemplo Chaski, la gran colección. Alimento mi imaginación, todo lo que puedo. Encontré un juguete que estoy seguro hará las delicias en su mente tan inteligente. Por ahora aguardo. En el siguiente post me referiré al siguiente nivel, el día en que descubrió a los autobots, y estos a su vez lo llevaron a los dinobots, el nivel más alucinante para un niño de 3 años tan lleno de amor como el mío.  




lunes, 9 de diciembre de 2013

Sobre la manipulación en el sorteo del Mundial 2014


Hoy me enteré de la existencia de este video donde un internauta parece demostrar que el sorteo para el Mundial de Brasil estuvo manchado por la manipulación de la FIFA. 


De ser cierto ¿qué implicaría? No nos sorprendería mucho enterarnos de que la FIFA es también, como muchas otras organizaciones mundiales poderosas, un ente corrupto. Lo que nos intriga más bien es preguntarnos ¿y a quién habría favorecido este sorteo sucio? A Brasil no. Porque una vez que termine la etapa de grupos y comiencen los octavos de final, a Brasil le espera una de las rutas más duras, quizá la más exigente de los últimos 5 mundiales. Sólo en octavos le esperan o España, o Chile u Holanda, dicho a modo de tanteo. Luego le esperan Italia o Francia, si la tendencia se cumple. Ya en semifinales Alemania sería su rival, si ambos avanzan ganando sus grupos y despachando a sus rivales de turno. Sólo en la final Argentina sería una posible rival, también Inglaterra o Portugal. Este adelanto se enfoca en los equipos campeones mundiales y otros de envergadura cercana, es cierto, es sesgado, es sólo una posible aproximación. 

En los comentarios en youtube me encuentro con opiniones especulativas varias, como por ejemplo que el sorteo habría favorecido sobre todo a Francia, por el grupo en el que se encuentra. Creo que Suiza y Ecuador están en su grupo. No son para dejar de tomar en cuenta. Otro opina que la FIFA tenía intereses comerciales de no dejar que Brasil y Argentina se enfrenten antes de la final, si es que hipotéticamente llegan a esa instancia pasando sus pedreras. 

En todo caso, el camino de Argentina rumbo a la final parece bastante más accesible que el de Brasil. Los hermanos del país vecino se manifestaron muy complacidos con el resultado del sorteo, empezando por su técnico Sabella. En este punto sin embargo, no hay cómo escurrirle a la bala. Brasil tendrá que demostrar que está para ganar el hexa-campeonato sin importar contra quién se enfrente. Los que más cucu meten en su probable camino a la final son España, Francia y Alemania. Incluimos a Francia por una cuestión de historia reciente: los galos han sido los verdugos de Brasil de manera traumática en los tres últimos choques mundialistas contando desde 1986. Hora de ajustar cuentas. 

¿Deberíamos desencantarnos con el Mundial por esta aparente manipulación? En el vídeo se logra poner en duda la credibilidad de la ceremonia. El secretario de la FIFA actúa evidentemente de una manera torpe que da lugar a la sospecha por la tardanza con la que muestra los papeles una vez que los saca de los bolos. El argumento de la rigidez de los papeles frente a los otros que se enrollan por sí solos también es contundente. Que la FIFA como organizador, tendría algunos criterios para hacer más emocionante y favorable a sus ingresos el desarrollo del mundial, no parece algo tan descabellado. Todo organizador tiene preferencias. Cuando se juegan las Copa América todo parece muy favorable siempre para el anfitrión, desde el mismo partido inaugural que "le toca". No se hace mucha bulla por ello. En el Mundial pasa algo parecido. Pero esta vez el anfitrión no resultó muy favorecido, por lo que explicamos arriba. Son intereses comerciales de la FIFA. No tenemos mucho tiempo para amargarnos por ello. Seguimos deseando vivir en un mundo donde la sorpresa es posible, donde quizá el trabajo puede vencer, el talento imponerse, la inteligencia estratégica ganar, el fervor de un país y muchos otros elementos hacer la diferencia. Será todavía ingenuo, pero vaya que es más agradable elegir un mundo así para nosotros. 

martes, 3 de diciembre de 2013

PARA HOJEAR DOS FERIAS DEL LIBRO EN BOLIVIA (II)



Para efectuar una crítica y pensar el levantamiento de un espacio que amplíe nuevas prácticas de lectura, no es necesario desacreditar por completo al enfoque que siguen las ferias del libro en Bolivia. El descontento ya existe y siempre va a existir porque el descontento es parte de la idiosincrasia del boliviano. No obstante, esto no nos libra de la necesidad de pensar esta sensación de inconformidad. Me sorprendió encontrarme con manifestaciones de varios internautas que muestran su inconformidad por distintos medios, desde los tradicionales hasta las redes sociales. Sin embargo, noto que la mayoría de los comentarios adversos se centran en la cuestión de los no tan amigables precios de los libros en las ferias, y luego en el hecho de que gran parte de la oferta sean libros de superación personal. Otros, los menos, se quejan de que ofrezcan libros de segunda mano en algunos stands. 

La crítica que me planteo se centra en otros aspectos que considero más "centrales", por así decirlo, y evito aquí usar la tan mentada expresión "temas estructurales", pues en el raquítico mundo de la política boliviana esa noción se ha devaluado. Digo en cambio centrales porque tienen que ver con el enfoque alrededor del cual se rayan los radios de la circunferencia que llamamos feria del libro. No se le puede pedir a un caballo de carga que sea un excelente competidor en la pista; con la feria del libro pasa algo parecido, no es un espacio que se caracterice por una exigencia de criterios que sirvan para idearlo, es más bien un espacio de "acceso democrático", "exposición popular", lo cual, se cree equivocadamente, otorga licencias de organización débil en cuanto a la propuesta.  



Breve rodeo
El mes de octubre de este año se llevó a cabo la Feria Internacional del Libro de La Paz, y la Cámara del Libro de esa querida ciudad me invitó a una mesa donde se conversaría sobre la relación entre periodistas y el libro. En la ocasión conocí a Ernesto Martínez, gerente general de la librería Martínez Acchinni, hombre atento e inquieto; era él quien coordinaba nuestra mesa, en la que también fueron invitadas las periodistas Liliana Carrillo y Mabel Franco. 

Dicho y hecho, fue de ese modo que pude participar de la feria de este año, realizada en el nuevo campo ferial Chuquiagomarca. Aquel sábado por la mañana, 12 de octubre, a medida que el día se iba entibiando con la salida del sol la temperatura de nuestra conversación también iba subiendo en interés y en deseo de participación. Nadie hizo una ponencia ni tampoco nos sentamos en una mesa en la testera, en realidad todo fue espontáneo, aprovechando la buena onda de Ernesto sugerimos sentarnos en un círculo con los pocos asistentes que habían al principio, y poco a poco ese círculo se fue ensanchando con los que llegaban. Se terminó un nutrido grupo. Estaba presente el presidente de la cámara del libro, Jorge Luis Rodríguez, además de una representante del área de bibliotecas en Sucre, lástima que no alcancé a saber su nombre; entre los entusiastas también más de un profesor de colegio, periodistas, algunos estudiantes, y gente afecta al libro. 

Aquel día llevé un ejemplar de la Revista Ñ, de Clarín, que toca temas de filosofía, arte contemporáneo, libros, cine, danza, y todo el mundo relacionado con la cultura. Me interesaba plantearla como modelo de trabajo. Aunque no me lo había propuesto al aceptar la invitación, me incliné por remarcar que hace falta un elemento aglutinante de cohesión en el sistema que rodea ese producto que llamamos libro. Me explayé en algunas ideas y no tardaron en aparecer algunas resistencias, que fueron de lo más útiles. 

Jorge Luis Rodríguez defendió la idea de que la feria del libro tal como la realizan en Santa Cruz es muy exitosa y positiva, y basaba su argumento en el dato de que una empresa a la que habían contratado les había hecho un estudio, que resultó en la halagadora cifra de más de 100000 visitantes registrados en la última feria de este año, un nuevo récord decía con orgullo. Rodríguez señalaba además que tenían comentarios muy satisfactorios de los diferentes expositores, dada la cantidad de libros que vendieron, y que al parecer colmó las expectativas de varios. Me parecía necesario marcar una diferenciación: una cosa es que se registren visitantes, incluso que se vendan libros, y otra es que dicha feria sirva realmente para potenciar la lectura en una ciudad. No son los métodos cuantitativos los que pueden decirnos cuánto se aprovechan los libros vendidos de un año para el otro, o si generan algún nuevo tema de interés en la agenda política, si conmueven, si levantan algún polvo, o llaman la atención sobre temas olvidados. 

Aquí es donde arranco, porque una Bienal de Lectura, como la planteamos, se debe a la ciudad que la acoge. En esto es similar al enfoque que Justo Pastor Mellado postuló para la Trienal de Arte Contemporáneo de Santiago hace ya unos buenos años. Una Bienal de Lectura es un espacio de trabajo con ideas, desea intervenir una escena determinada. Intervenir es afectar, irrumpir, modificar un estado de cosas existente, como diría Reinaldo Laddaga. Intervenir también es conectar necesariamente. 

Pero el riesgo de algunos eventos ferias y festivales es que no tienen conexión con la ciudad en la que se realizan, no se vinculan con los problemas de la escena, repiten lo que se hace afuera, y terminan siendo una especie de carpas postizas. (¿Acaso el Siart 2013 no ha caído también en esta debilidad a favor de su gusto por la animación cultural?) Se ocupan demasiado de cuidar el ego de algunos autores conocidos de la ciudad, los convierten un poco en invitados de piedra por haber publicado algunas cosas con relativo éxito en el pasado. Y las editoriales ya consolidadas hacen lo que ya saben bien, exponer sus estrenos, hacer un par de charlas...

Para evitar este carácter postizo me gusta retomar el concepto de Campaña de Vacunación, es siempre interesante trasladar algunos términos de la jerga médica al campo de la lectura. Una Bienal de Lectura, que es un espacio temporal que se instala en la ciudad, no va a cambiar definitivamente aquello que se mantiene gracias a la idiosincrasia recelosa de la gente de cada lugar. Pero al menos buscamos proveer de una nueva inmunidad, antídotos para virus específicos, desarrollo de ciertas capacidades puntuales y de una resistencia en lectores. En última instancia, cuando se dice que una feria del libro debería estar construida alrededor del lector, lo que decimos en el fondo es que debe ante todo estimular la existencia del escritor, la curiosidad por la escritura... No es una equivocación, pues el mejor lector de todos, es decir, el más atento y creativo, es al final de cuentas el que escribe. No hablamos de escribir bien o mal, simplemente escribir. Como decía Jesús Urzagasti, se escribe o no se escribe, esas son las dos posibilidades. El escritor nace como posibilidad en el trayecto de sus lecturas. Ponerse a escribir es el siguiente paso. ¿Qué harían las editoriales y las imprentas si no hubieran más escritores? Volver a publicar a los clásicos, esa siempre es una opción popular. Pero como en toda industria, acá también se mueven en torno a la novedad, necesitan de ella para tener alguna relevancia. 


Una Bienal de Lectura se debe al lector. Está compuesta por más de un bloque. Por un lado existe un bloque de exposición de obras, ese espacio donde uno necesita curiosear, ver qué hay de nuevo, qué sigue, hojear, dejarse llevar. Luego existe otro bloque de transferencia. ¿Qué se busca transferir en última instancia con la lectura? No es la lectura por la lectura misma solamente. Se trata de lo que viene con ella. En este bloque problematizamos algunas cuestiones, como por ejemplo que no hay necesidad alguna de darle un trato privilegiado al libro. Cuando decimos "lector" no nos referimos al que lee el texto escrito solamente. También se leen imágenes en movimiento, sin que esto convierta a nadie en crítico de cine necesariamente; se lee cuadros de pintura, que gozan de su propio movimiento inmóvil, por así decirlo; se lee también juegos, partidos de fútbol, momentos específicos de una situación, pues de lo que se trata es de aprender a estar presente en el momento, conectado. En este punto un gran estímulo ha sido el libro Prácticas de lectura, dirigido por Roger Chartier. 

La crítica
Volvemos, como si se tratara de un avance en círculos, a lo señalado en el inicio. Deseamos esbozar una crítica que toque temas centrales. Es cierto que rebajar el precio de los libros por efecto de la nueva Ley del Libro y la Lectura es una medida positiva para los lectores. No es una medida decisiva sin embargo, solamente es una arista dentro de una estrategia de incentivo de la demanda. Si ese fuera el caso nuestras bibliotecas municipales estarían repletas de lectores de escasos recursos, pero no es ese el caso; la mayoría sólo van a leer el periódico del día. Por otra parte, el internet ya es una herramienta al alcance de un amplio público, las lecturas y la información están a nuestro alcance más que nunca. Pero lo que falta es guiar la lectura, enseñar a cada uno a crearse un mapa, líneas de orientación, qué es lo puede valer la pena y qué no en esta inmensa cantidad de información disponible para ser descargada. La cuestión no es tanto acceder a los libros ni buscar conocimiento, sino comprender más lo que se conoce o lo que se lee.

Convengamos que cuando se expone libros no es lo mismo que se plantea para una feria de ropas o de maquinaria; los libros no vienen con manuales de uso ni se confeccionan por tallas. La Feria del Libro debería servir cada año para incentivar la demanda de lectura, producir más lectores, estimular los usos creativos del libro. Pues cabe preguntarse ¿qué hacemos con lo que leemos al final de cuentas? ¿Qué impacto creativo logran en el transcurso del año las 15 novelas fundamentales del país insertadas a los contenidos escolares? Las Cámaras del Libro se equivocan en tomar como centro de sus operaciones al libro en tanto que producto cerrado en sí mismo, pues el libro es un artefacto engañoso: pese a verse como algo acabado y completamente autónomo, con bordes bien delimitados, la realidad es que funciona en red, no tiene principio ni fin, es un engranaje textual dentro de una maquinaria extra-textual mucho más grande. Bastante de aquello que da lugar a un libro está fuera de él, y al alcance de todos, pero es como si unos ojos perezosos se empecinaran con observar el dedo que apunta a la Luna. 



Pensemos lo siguiente: ¿para qué sirve una universidad de artes marciales por internet? El ejemplo concreto es la Gracie University. Los detractores le critican que no puede enseñar realmente un arte de combate a través de vídeos dentro de una curricula diseñada gradualmente, pues el practicante debe ante todo aprender en el contacto con otros en el gym. Pero lo que no todos ven es que la Gracie University capta la atención de un público que está más habituado a frecuentar el internet antes que visitar gimnasios, y que muchas veces los internautas viven en ciudades donde no existen clases presenciales de Gracie Jiu Jitsu. Se trata entonces de una compensación frente a una falta de algo. La plataforma sirve para hacer llegar una información de excelente calidad a un lugar desprovisto de esa información. Pero además, gracias a su formato ágil y perfeccionado, incentiva demanda, la Gracie University produce nuevos estudiantes, que después de interesarse en aprender el arte van en busca de un profesor para tener clases presenciales paralelamente. En otras palabras, la plataforma por internet sirve para aumentar la población de practicantes de artes marciales, sin importar si beneficia a un gimnasio local en particular más que a otro.  

Lo mismo debería pensarse para una Feria del Libro. Los expositores se reúnen porque aceptan la idea de que entre todos pueden generar un mayor interés entre la población, logrando un momentum más grande del que lograrían por sí solos. Pero entre ese aglomeramiento hacen falta criterios de conexión que den sentido. La organización se confunde al olvidar que cada libro vale y tiene relevancia en función de sus conexiones con el afuera, lo que está fuera de su marco, lo Actual. Estas conexiones deben ser exploradas, y esto se hace en espacios de trabajo que ofrecen referencias al lector, debe exigirse algo del lector en lugar de promover la complacencia, pensar también en otro tipo de públicos que no se conforman con decir "ey soy un tipo cualquiera y sólo quiero distraerme un poco". Existen en nuestro país una serie de lectores bastante atentos y exigentes, que ya están hartos de los típicos espacios, no crea nadie que acá nos estamos metiendo el dedo a la boca. 

Aquí viene la segunda observación que le hice a las impresiones del presidente de la Cámara del libro de Santa Cruz y sus representantes. Ellos basan su respaldo en un balance cuantitativo de la feria, no preguntan realmente si se lee o no se lee después de la feria, y si el evento produce resonancias. Le dije ¿qué gana el estado de la literatura en la ciudad si el libro más vendido de la feria termina siendo un recalentado de superación personal para adolescentes? Desde el inicio de la feria se anuncia este libro, Manjar para el corazón del adolescente, como el próximo best seller, y terminada la feria, según su propio conteo que El Deber difunde con buena fe, ha sido el título más taquillero. El libro en cuestión es un producto colectivo de la editorial Comunicarte, básicamente es una copia del modelo de presentación de otros best sellers extranjeros de la línea "Como chocolate caliente para el alma", "Sopa de pollo para el alma" e "Historias de jóvenes exitosos". 

Ante esta observación Jorge Luis Rodríguez le restó importancia a la cuestión, me decía que no se trataba de datos oficiales, eran los números que cada stand hacía conocer, pero no necesariamente se trataba de una información dada a conocer por la Cámara del Libro. Sin dejar que se diluya el asunto, sugerí que no nos tomemos tan a la ligera el dato. ¿Qué significa? ¿Cómo interpretarlo? Mi posición era que deberíamos tomarlo como un síntoma: quizá nos dice más de lo que imaginamos acerca del público al que realmente convoca una feria del libro. ¿Hemos formado un público más cooperante de una feria anterior a la última? Mucha gente que acostumbra irse en familia con los chicos pequeños al zoológico a tirarle motes a los monos y las tortugas, cambia de lugar de visita y se desplaza a la feria del libro, muchos de ellos están tranquilos con distraerse, salir, pasear, comer algo en la plaza de comidas, y tal vez comprar un libro, en ese caso de lo que más escucharon, de los que conocen vagamente por el bombardeo mediático o la presencia en los puestos de libros piratas en la calle: un libro de Dan Brown, "ese que escribió El Código da Vinci, de ese documental que vimos en History Chanel ¿te acuerdas?..."; otro se pregunta ¿qué podrá encontrarse en el nuevo libro de cuentos eróticos de Carlos Valverde?; no se imagina muy bien qué podría decir sobre el tema el pelado, tan inmerso en el análisis político, y probable es que si lo compra en ese caso no sea sólo el libro que termine de convencerlo, sino más un tema de prestigio o de exposición ya previa del autor, leer algo de un conocido de la radio y la Tv que nos agrada, eso es otra cosa. Luego está el libro de superación personal, cosas prácticas, Cómo hablar bien en público, Los 13 secretos de la felicidad conyugal, El secreto, El queso sin queso, o con mucho queso... cosas por el estilo. 

Entonces, si una buena parte de los visitantes registrados en los días que se monta la feria del libro son estudiantes de colegio, muchos de ellos del ciclo de primaria, no extraña que el libro más vendido sea también un libro producido para ese público cautivo, que asiste por convenios con los mismos colegios, y al que se le dan clases de moral a diestra y siniestra sin necesidad de que sea sólo en la clase de religión. 

Se habla también de otros libros como Inferno y Cincuenta sombras de Grey. Son libros que vienen precedidos por una publicidad más fuerte, como por ejemplo que se vendieron muy bien en la reciente feria del libro de Buenos Aires. Tienen una mayor exposición en las mismas librerías locales que trabajan con cierta seriedad. Además son la apuesta principal de algunas de ellas, así lo anuncia El Ateneo días antes del arranque de la feria en Santa Cruz. 

En ese contexto, el trabajo de generar conexiones entre el libro recién publicado de un autor nacional con sus lectores potenciales es prácticamente nulo.  Más si se trata de un autor joven nuevo y peor si no escribe novela. Los mismos dueños de las editoras más importantes como Plural, El País, Gente Común, te dirán que no conciben un presupuesto especial para un departamento de marketing. Organizan una que otra presentación del libro eso sí, pero actuar de intermediarios no es su fuerte, no saben pasar la voz muy bien, no tienen presencia especial en los medios escritos, se conforman con aprovechar de los canales de exhibición ya establecidos, es decir, dejar los libros en librerías para que éstas expongan las novedades que les pasan en consignación. Pero las librerías tienen sus propios itinerarios y prioridades. La librería El Ateneo de Santa Cruz por ejemplo está mucho más involucrada en distribuir y exponer su colección de libros sobre Grey antes que mostrar los libros que le pasa Plural u otros sellos editoriales locales, tal como se evidencia revisando rápidamente sus anaqueles. Los medios de prensa por su parte publicitan lo que le canta las pelotas al coordinador de la sección cultural, no existe realmente un trabajo serio, interviene mucho el azar y lo que llega a las manos del periodista. Por si fuera poco, escasos espacios se destinan a las reseñas en suplementos culturales como Brújula, el único en Santa Cruz, y la mayoría sólo publican notas informativas, no hay mayor tratamiento.

Entonces, la gran falla es que existe un eslabón perdido en esta llamada cadena del libro. Las editoras no efectúan su trabajo de exponer la existencia de un libro a los públicos lectores, no se preocupan por incentivar la demanda del tipo de lectores que pueden interesarse en tal o cual libro. Pero le achacan al mismo lector boliviano la idea de que lee poco, alimentan la creencia de que en Bolivia se lee muy poco. Es difícil si el producto no llega, no se expone, y más allá, si no se crea un marco que estimule las condiciones mínimas de recepción de un libro. El escritor no puede decir algo y al mismo tiempo pasársela explicando qué ha dicho. Eso debe gestionarlo el editor, debe construir las condiciones de lectura de ese libro. Un seminario tal vez, un espacio de interacción, un conversatorio, una puesta en escena de ciertos problemas tocados en el libro, una intervención en los medios de tv, todo aquello que genere el clima de recepción adecuado, que sea como el aperitivo con el que los franceses preparan su estómago antes de un almuerzo. Dar por sentado el hambre del lector, entendido éste como una generalidad, es una pisada en falso; hay que buscar medios creativos para producir apetito, despertar el paladar y el sentido del olfato antes de presentar un plato. Eso no se entiende bien en Bolivia, y se achaca las bajas cifras de consumo de libros a los hábitos de la población. Existen muchos Poncios Pilatos en la cadena del libro en nuestro país.

Por tanto, ese espacio vacío y de escasa acción, debe ser ocupado por una Bienal de Lectura, pero conectada con otros dispositivos aledaños que se realicen a lo largo de la gestión. Cursos de lectura, de producción de ensayo, talleres de filosofía, de literatura, de cine... Luego una revista cultural y artística de calidad, que circule a nivel nacional, por ejemplo, intentando unificar la disgregación existente entre librerías y editoriales, editoriales y bibliotecas, autores y bibliotecas, etc. La revista es un espacio editorial a su vez, genera contacto entre los actores, promueve sinergias, sirve como espacio anterior y posterior para una feria del libro, promueve la continuidad, al análisis, el tratamiento de la noticia, la difusión de nuevos autores, de libros que deben retomarse.  

¿Qué de malo con los libros de autoayuda?
Cuando quise insistir en aquella mesa en la feria del libro sobre la cuestión de que no deberíamos creer que lo importante es leer por leer cualquier cosa, un profesor de colegio muy joven y aparentemente dinámico me refutó diciendo que procura que sus alumnos lean lo que les de la gana. No soy un pedagogo ni un especialista en trabajo con niños y adolescentes, pero en mi corto entender pienso que debe enfocarse la enseñanza de la lectura con responsabilidad. Al principio somos responsables del tipo de lecturas a las que exponemos a nuestros niños y jóvenes, también de los espacios en los que hacemos que lean, las poses que fomentamos al leer, y si relacionamos la lectura con un buen hábito, como el de cepillarse los dientes y tender la cama... o más bien si relacionamos la lectura con el juego, algo que requiere de creatividad y que es divertido. Entonces, somos responsables del gusto que ellos puedan desarrollar si hacemos leer diez libros a un curso de sexto de primaria y seis de ellos son de superación, de autores como Cuathémoc Sánchez, Paulo Coelho, Og Mandino, y otros. Esa es una lectura a la que ya están expuestos todos los días en las calles, los mercados y otros lugares. Lo interesante es exponerlos a libros que muy probablemente no habrían escuchado de otra manera en mucho tiempo, como aquellos que nos ha regalado Dickens, las obras de Tolstoi, Balzac, Kazantazakis, Zweig, Kundera, Melville, u otros más recientes como Miller, Beauvoir, luego Piglia, Onfray, Abraham...  

Más de uno pareció sentirse algo contrariado con la discriminación hacia los títulos de superación personal. Todo es lectura al final de cuentas, decía otra señora, a mí me encanta leer esos libros, sentenciaba. Claro que nadie puede decirle a otro lo que mejor le conviene. Pero si tenemos necesidad de diferenciar entre lecturas pobres y lecturas de alto vuelo no es por un afán elitista. Una Bienal de Lectura se maneja según ciertos criterios de discriminación que van en protección de su misma producción como evento. Si no tiene reparos en aplicar una operación de cernir con los títulos comerciales de superación es porque tiene objetivos formativos que determinan su eje. Una Bienal de Lectura no se organiza para fomentar los hábitos de lectura pobre ya enraizados en una escena local, al contrario, busca formar alianzas con los otros sectores que promueven ejercicios de lectura y de participación ciudadana mucho más interesantes y beneficiosos para la escena misma. Sucede que muchas veces lo que falta no son actores, sino el empuje para conectarlos; es la conexión entre diversos sectores que pechean su lucha a solas, y entonces una Bienal de Lectura aparece como espacio de convergencia. 

Lo cierto es que si alguien quiere ser mejor jefe, si necesita técnicas para no estresarse en el trabajo, si quiere ganar más plata en su negocio, si quiere aprender a seducir a una mujer, o volverse un líder, todo ello puede estar a su alcance sin que medie el cuidado y el amor por la palabra. No hay nada de literario en ello, se escriben manuales del éxito con el mismo estilo que se usa al redactar manuales de cocina, leer eso no es interesarse por el legado de la literatura universal, un cofre de riquezas que siempre se actualizan cuando un nuevo lector las apropia y aprende a leerlas. En cambio es posible que después de leer a Kafka incorporemos otras actitudes que favorezcan nuestra serenidad, o que la lectura de Platón nos produzca un placer inimaginable, haciéndonos más seguros de nosotros mismos ante la discusión de ideas, o que un Jesús Urzagasti narrando su En el país del silencio nos contagie de un irresistible sentido de humildad y aceptación frente a lo que se presenta la vida. Pero todo esto sucede de manera indirecta, no existe un lenguaje prescriptivo predominante, no hay nadie tan idiota como para dar lecciones de vida usando un lenguaje directo. El lenguaje más rico es indirecto, se busca maneras de decir cosas, pero es un acto creativo el que se impone, no el afán silvestre de decir "haz esto para tener esto".

Seguiremos...

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