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miércoles, 27 de marzo de 2013

NOTAS EN LA RUTA (Tercer intento en Santa Cruz)


La versión cinemática de la novela The Dark Fields de Alain Glynn

Son las 11 de la noche, pero parece como si fuese las tres de la madrugada. Escucho “Shine on your crazy diamond”, la noche es tranquila, lo único que se oye además de la noche es el sonido de una televisión de unos de mis vecinos. Es mi segunda noche aquí, en este hotel colonial, cada vez más cerca de Brasil. Leí un buen trozo de On the road, de Jack Kerouac. Yo también trato de remendar pequeños trozos de mi vida insignificante. Yo también trato de remendar trozos de mi pequeña vida. supongo que muy dentro mío siempre deseo cosas así para mí, tener unas gotas de la misma errancia y el sin sentido de esas vidas esplendorosas, en el cansino traqueteo de una caminata por el desierto mirando de frente al sol occidental. Es solo un punteo me digo a mí mismo. se trata de momentos inequívocos en la vida. Acabo de leer algo acerca de la radiación y de la contaminación electromagnética; es de un afiche de una señora amable que conocí hoy,  dueña de un negocio de mercadería oriental, ya saben, piedras, esencias, velas, libros, videos, todo, o algo de la sabiduría que proviene del otro lado del mundo. Lo que ella recomienda son los orgonites para atrapar y transformar la contaminación electromagnética. No deja de tener sentido, de hecho siempre pensé en la necesidad de trabajar con las ideas en un espacio diferente al que se utiliza para dormir, pues creo firmemente en la vibración magnética de las ideas. pero en el caso de mi vivienda actual no será posible, son las limitaciones del bolsillo. Apenas leí ello en mi tablet decidí prender la computadora y hacer una lista de prioridades, actividades inmediatas que debo llevar adelante en la querida tierra cruceña.

  • ·        Tener listo el manuscrito del libro de Filosofía para no filósofos, el cual me demanda dos tareas: primero, redondear el capítulo acerca de los personajes conceptuales en Gilles Deleuze. Creo que puede tener un efecto dramático más grande si entro en detalles, si muestro cómo  Spinoza y Bartleby fueron sus predilectos. Segundo, debo tener un prefacio o al menos una introducción que sirva como presentación del libro, y redondee sus pretensiones mitad reveladas mitad silenciosas.
  • ·        La reseña del libro de Napoleon Hill, Piense y hágase rico, por demás merecida. Hay algo muy interesante en él, y uno debe indagar en ello, superando la barrera de que sea un libro de autoayuda, hay que ser capaces de darse cuenta que el libro es un vehículo para compartir revelaciones. A mí me ayuda más de lo que se puede imaginar leer a tipos como Kerouac narrando esas historias delirantes sin ningún rumbo, simplemente zig zagueando como una luz de invierno en la noche de las carreteras. También me produce ese efecto gente como Bukowski, o John Fante. No es lo mismo cuando uno de ellos dice mierda y lo deja todo con tal de seguir su camino por la carretera. Claro que también uno puede intentar ser un buen nene, leyendo cosas como las que propone Alvaro García Alorda, un tío que se la pasa viajando, dictando conferencias, asesorando empresas a nivel mundial, y tiene cierto gusto por la escritura. Poco o nada tienen que ver sus viajes con los que puede hacer un viajante solitario que se mueve haciendo autostops, como relata Kerouac, o aquellos viajes locos de Jack London o Henry Miller y el mismo Rimbaud. "Yo soy otro" decía él. En un pasaje en la página 14 de On the road el narrador cuenta que se fue a dormir a una habitación de mala muerte en la estación, en Desmoines. “me desperté cuando el sol se ponía rojo; y aquel fue un momento inequívoco de mi vida, el más extraño momento de todos, en el que no sabía ni quién era yo mismo: estaba lejos de casa, obsesionado, cansado por el viaje, en la habitación de un hotel barato que nunca había visto antes, oyendo los siseos del vapor afuera, y el crujir de la vieja madera del hotel lleno de grietas y auténticamente no supe quien era yo por durante unos quince segundos. No estaba asustado; simplemente era otra persona, un extraño, y mi vida entera era una vida fantasmal, la vida de un fantasma. Estaba a medio camino atravesando América, en la línea divisoria entre el Este de mi juventud y el Oeste de mi futuro, y quizá por eso sucedía aquello allí y entonces, aquel extraño atardecer rojo”. Fantásticas líneas!
  • ·        La lectura de este librito maravilloso de Kerouac me devuelve al tema de mi tesis. Se trata de algo que vi en el prefacio del traductor. Él explica por qué dejó algunas palabras, usadas en aquel entonces, y por qué actualizó alguna otra referida al uso de marihuana, por ejemplo. Y me digo a mí mismo, a menos que seamos traductores, presentadores de libros, reseñadores o incluso prologuistas, lo que más nos interesa cuando leemos algo, y lo compartimos con otros, no es tener la correcta interpretación, ni delinear un significado más o menos unánime del libro, para presentárselo a los ávidos lectores que podrán acercarse a ellos. Lo que nos concierne en la primera línea de prioridades es saber hacer algo con el libro, poder de alguna manera hacerlo parte de nuestras máquinas, producir algo, hacer que produzca algo nuevo y radiante otra vez a través nuestro. Esto es, practicar una lectura creativa. ¿Qué otra cosa es escribir si no es prestarle voz y pluma a todas aquellas fuerzas titilantes que nos circundan en pasajes diversos de nuestras vidas? (Este soy yo divagando con la música).
  • ·        Debo decir que hoy dormí desde las 7 a las 9 y media de la noche, pero como tenía las persianas cerradas parecían ser horas más altas. Siento que realicé lo más cercano a un viaje en intensidad, en el cual pude encontrarme con R.G., que ya puebla mi subconsciente, y al que insto a influirme y dejar sus huellas en mi acción diaria, como ser la voluntad férrea de entrenar. Poco recuerdo, lo vi todo el tiempo con un kimono blanco. En el sueño tenía la suerte de llegar a conocerlo, y de ir a una de sus clases. Me preguntó después sobre mi opinión, cosa muy rara, y solo quería hacerle saber que me sentiría honrado si me dejara entrenar con su grupo. Tomé conocimiento de que eso ocurría en Francia, y que no tenía obligación de volver a Bolivia, podía quedarme durante abril más, el único problema era sostenerse económicamente en Chantili, donde vive mi hermana adorada. Se lo hice saber, le dije que podía quedarme, pero él hablaba de que en las clases había mucho de olímpico, de los golpes de punteo que hacían ahí, y me mostró una patada que era casi de tae kwon do, y él mismo se sentía algo desencantado con la predominancia de esas técnicas. Claro que en ese momento ni se me ocurrió preguntarle dónde quedaba toda la idea de entrenar enfocándose en lo efectivo en una situación real. Poco después desperté, estando seguro de que las partes más asombrosas del sueño no podía recordarlas, habían quedado en mi mente subconsciente. Lo que sí estaba claro era la sensación que me había provocado hablar con él: era una sensación de confianza, lo sentí como a un amigo, me hablaba con apertura y honestidad. Desde aquellas palabras que me dirigió Osho en un sueño hace muchos años no había tenido una experiencia tal.  No puedo pensar en nada más cercano a la idea de los “consejeros invisibles” que nos revela Napoleon Hill. Ahora puedo calibrar con más certeza, es un privilegio tener Brasil tan cerca del punto en el que me encuentro, y que Rickson ofrezca esos invaluables consejos del jiu jitsu invisible en seminarios sobre un arte tan desarrollado como el gracie jiu jitsu. si a Bruce Lee le fascinaba la habilidad que se desarrollaba en sensibilidad en el chi sao, no puedo imaginar lo que hubiera dicho de la sensibilidad de todo el cuerpo que demanda el jiu jitsu. Debo ir a Brasil. Sólo debo animarme a cruzar las barreras de estar en otro país, mentalmente, y de tomar las precauciones en cuanto vacunas para la fiebre amarilla y otras. Dos ídolos de toda la vida tengo allá, son Rickson Gracie y Romário. La letra “r” tiene un poder decía Carlos Gracie, el hermano mayor de Helio, y vaya que tenía razón. Miren lo que pasó cuando coincidieron en una generación Romário, Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho y Roberto Carlos…
  • ·        Se dice tontamente que muere la filosofía, cuando lo único que sucede es que se transfiguran las formas de leer. En la tesis sostengo que lo que cambia, o mejor dicho se apertura, es la forma de apropiarse de la filosofía, aunque esto no deba tomarse como una regla, todavía existe mucha gente que prefiere el viejo modo de hacerlo. El individuo, en cuanto lector, se subjetiva de distinta manera, el lector es otro, su relación con el libro se modifica. (¿Por qué pienso en este momento en el supermercado de Sopocachi y en comer con Alicia uno de esos chicharrones tan deseados?). Envuelto en esta vorágine de pensamientos acabo de encontrar un artículo muy importante en la web: “Muerte o transfiguración del lector”, de Roger Chartier. Cito: “Si las «formas tienen un efecto sobre el sentido», como lo escribía D. F. McKenzie(8), los libros electrónicos organizan de manera nueva la relación entre la demostración y los hechos, la organización y la argumentación, y los criterios de la prueba. Escribir o leer esta nueva especie de libro supone desprenderse de las actitudes habituales y transformar las técnicas de acreditación del discurso sabio, lo cual han emprendido recientemente los historiadores, al hacer la historia y evaluar los efectos: me refiero a la cita, la nota al pie de página(9) o lo que Michel de Certeau llamaba, «la lengua de los cálculos»(10). Cada una de estas maneras de probar la validez de un análisis, se encuentra profundamente modificada desde que el autor puede desarrollar su argumentación según una lógica que no es necesariamente lineal o deductiva, sino abierta y relacional(11), donde el lector puede consultar por sí mismo los documentos (archivos, imágenes, palabras, música) que son los objetos o los instrumentos de la investigación(12). En este sentido, la revolución de las modalidades de producción y de transmisión de textos es también una mutación epistemológica fundamental(13)”.
  • ·        ¿Cómo influye la evolución en la novela de ficción con los avances en los filmes de ficción? Van sin duda de la mano. Alan Glynn, que escribió “The Dark Fields”, la novela llevada al cine como Limitless, hace notar que está influenciado, aunque sea subconscientemente, por sus largas horas visionando filmes de ficción cuando escribe una de sus novelas. Vivimos en un mundo de imágenes dice Roger Chartier. Lo importante es que veo un procedimiento para mi tesis. Debería referirme un poco a la cuestión de cuánto se lee hoy y cuáles son las excusas que se pone para no leer. ¿Falta de tiempo libre? ¿Preferencia por lo digital antes que por el libro? Los chicos van al cine a ver Harry Potter o Crespúsculo, muchos han leído antes el libro. pero existe otro camino, llegamos a ciertos autores o libros gracias a que primero han sido llevados al cine. Revolutionary road o The dark fields son de esas novelas que quisiera leer porque las vi primero en el cine. El caso es que, concretamente con The DARK FIELDS, puedo aprovecharme de una escena para mostrar cómo es la manera de leer, que es relacional y fragmentaria. Se toman trozos de aquí y trozos de allá. Como dice Chartier, ya no se argumenta según una lógica lineal ni deduccional, sino abierta y relacional. Me interesa mostrar, muy al estilo de las investigaciones de Deleuze y Guattari en Rizoma, y de Napoleon Hill en Piense y hágase rico, que las conexiones posibles son infinitas, o al menos no tenemos una noción clara de dónde terminan. Este pasaje debe sumarse a pasajes de la película LA FILOSOFÍA ESTÁ EN LAS CALLES, sobre una vida autoexaminada.
  • ·        Puedo decir con enorme felicidad que acabo de descubrir a Ted Chang. Su cuento “Comprende” es fascinante, va más allá de lo que cualquiera podría imaginar. sin duda, aunque sea como premonición, Pensamiento inalámbrico es como una semilla, que apuntaba a la existencia de libros de ese tipo. En una entrevista se da este pasaje interesante. El entrevistador dice: I recently read Rick Strassman's book 'The Spirit Molecule', about the psychedelic drug DMT and the effects it's had on people, and I felt that it connected with 'Understand'. I feel like many things connect with your story, in retrospect. La respuesta de Chang fue: I think that's one of the things that happens when you are thinking about a given idea a lot; you start seeing resonances to that idea everywhere, in the things that you read, the things that you see. Son estas resonancias e intersecciones las que se aprenden a ver según la práctica de lectura que estudiamos en la tesis. Creo que es algo que siempre me ha pasado con las ideas de Bruce Lee y de Deleuze, porque comenzaba a entenderlas mejor mediante este método de pensar en ellas mucho, y luego empezar a encontrármelas por aquí y por allá, en una novela, en una película, en una situación cotidiana… El 2009 experimenté ese tipo de comprensiones respecto del concepto de línea de fuga, por ejemplo.

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