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lunes, 13 de febrero de 2012

ELISEO SUBIELA Y "EL RESULTADO DEL AMOR"



El mes pasado la Cinemateca Boliviana proyectó un ciclo de cine dedicado al director argentino Eliseo Subiela, un porteño cuyo trabajo, por donde se vea, es provocativo, distinto, y de llamativo mundo propio. Con sus historias pintorescas y a veces hasta descabelladas, Subiela nos invita a ser más elegantes con las palabras, a dejar por un momento el uso ordinario que hacemos del lenguaje, y a disfrutar la vida con ojos renovados. Su cine poético se enriquece por los rebalses continuos que experimenta hacia la literatura y la psicología, deslices que traen consigo pasajes de intensa belleza y humorismo.

Respecto de El resultado del amor (2007), nos hemos encontrado con una serie de agrias críticas en el Internet, tanto de especialistas como de blogeros: “exageración de los clichés”, “presentación de lo cursi como solución al abismo del sinsentido”, “Subiela, un realizador publicitario que digita cruelmente sus imágenes sin ningún amor por sus personajes”, “un intento por disfrazar la realidad haciéndonos creer que vivimos en un mundo ideal”, etc. Nosotros pensamos: ¡cuanta tristeza contenida en tan poco pensamiento!, y es que en estas críticas escuchamos más a las voces que emergen desde la insipidez de sus carencias. La repulsión que provoca Subiela en algunos círculos de la Argentina simplemente confirma la afirmación de Paraná Sandrós –autor de un libro de análisis sobre su obra- cuando lo define como “un cineasta en la mira de un nuevo público y de una nueva crítica”. Subiela invoca distintos niveles de sensibilidad, interpela a un público minoritario, reclama el ejercicio de una crítica afirmativa, alegre, que se centre más en los movimientos de fuga que en la descripción de las formas.

Qué mejor caso que El resultado del amor para ejercitar este tipo de crítica, pues, contra lo que se podría presumir, en ella se narra una historia que es como un mapa en el que se hace un trazado de distintas líneas de fuga en situaciones de vida particularmente desventajosas. Gira en torno a tres personajes: Mabel (Sofía Gala), Martín (Guillermo Pfening) y el Amor. Y sí, a nuestro modo de ver el amor recibe el tratamiento de personaje conceptual. Pero ya volveremos después a esto.


 Los verdaderos locos
Mabel es una muchacha que vive en una Villa Miseria de Buenos Aires. La violan a los quince años, elige el oficio de payasa, pues cree que su vocación es alegrarles la vida a los niños, y luego se ve empujada a trabajar como prostituta para ayudar a su familia. Su hermano Hugo, internado en un “sanatorio mental”, cree tener el plan de fuga perfecto: espera que los extraterrestres vengan a recogerlo un día. Mabel también busca fugarse a la realidad de la Villa y lo hace metamorfoseada en una divertida payasa-puta; se escapa a la sordidez de esos seres perdidos que se suele mostrar como incapaces de trascender a la droga y el delito. Luego dejará la prostitución para enlistarse como voluntaria en un hospital de niños. Pintoresco personaje. El otro no se queda atrás: Martín es un prometedor abogado, socio de una firma que además está compuesta por su padre y su suegro. Vive atrapado dentro de un régimen de vida que le planificaron, un espacio que ya había sido prefabricado para él dentro de la sociedad. Su fuga inmóvil consiste en tocar el saxofón, pero en los subterráneos, ya que a su esposa le causa dolor de cabeza que lo haga en casa. Un paro cardíaco se lleva a uno de los socios de la firma y ese es el detonante: Martín descubre el plan que la muerte tiene para él. Experimenta una liberación similar a la de Neo cuando se desconecta de la Matrix; Martín se desconecta de esa ilusión de vida presumida como realidad: se divorcia, compra una casa rodante con lo que le queda de la repartición de bienes y se lanza a la carretera; en adelante trabajará disfrazado de pájaro, agitando una banderita en las aceras. Desde ese día vive “rajándole” a la muerte, es decir, de modos inesperados, imprevisibles, ante todo divertidos, pues está seguro de que la gente no muere por causas naturales, sino por aburrimiento. Una línea de Urzagasti en Tirinea nos tienta para ser citada aquí: “No soy yo el que vive esperando la muerte, sino la muerte la que espera el mínimo desaliento de la vida para morir”.

El encuentro es inevitable, sucede cuando Martín y Mabel están listos para no dejarse pasar de largo. Ambos han nacido tan lejos de donde tenían que estar, que sus vidas son un largo viaje de retorno, hasta ese justo momento. Montados en una bicicleta, un pájaro amarillo y una payasa mamarracha pasean riéndose de la vida. ¿Quiénes son los verdaderos locos? No son ellos. Crítica irónica y sutil de Subiela: los neuróticos, los verdaderos lunáticos, no están en los sanatorios, están en el hall, entre nosotros, en las primeras planas de los periódicos, dirigiendo gobiernos, vestidos con traje y corbata, dando sermones sobre el amor... Son los que se han conformado con llevar sus vidas según una organización del deseo que sus sociedades han construido para ellos... Martín se rebela contra el futuro que le espera, Mabel se rebela contra su falta de futuro; ambos liberan su poder de desear, y es ese deseo puro el que los junta una afortunada mañana en un rincón de Buenos Aires.

 
El amor como personaje conceptual
Un personaje conceptual no es representante del cineasta, sino más bien su ‘heterónimo’, y el nombre del cineasta es un mero seudónimo de sus personajes. Es una potencia de vida que se desarrolla dentro de una historia. Así suele ponerse en escena el amor en las propuestas de Subiela. Veamos: Mabel descubre que tiene Sida; sus defensas están tan bajas que enferma de tuberculosis. Es el momento más crítico; en lugar de dejarla y seguir su vida, Martín decide cuidarla y se dedica enteramente a velar por su recuperación. Después de estar tres meses internada en el hospital, le dan de alta. La doctora, sorprendida, les avisa que la carga viral ha disminuido considerablemente. Mabel piensa que es el resultado del amor. Por este desenlace tachan a la película de “cursi”, “irreal”, etc.


 ¿Pero qué otro sentido tienen las adversidades y los problemas que nos afectan de tristeza si no es el de movilizar a las fuerzas del amor? ¿Qué otra función tienen los microbios del mal que visitan nuestro organismo si no es la de movilizar a los microbios del bien? Este es el mensaje que quiere dar Subiela; en una entrevista afirma su verdad: “Yo no “disfrazo” la realidad cuando muestro a una enferma de Sida que pelea desde el amor. En la escritura del guión tuve el asesoramiento de enfermos de Sida. La sociedad argentina hipócrita y negadora, no quiere oír hablar del tema”. Y es que las críticas que le hacen al respecto no solamente son desacertadas, sino que son estúpidas. ¿Qué es al amor después de todo? Se dicen muchas cosas, se ha construido una imagen del amor en base a frases de tarjetas, días de enamorados, canciones pop, películas románticas, etc., pero todo esto ha terminado entorpeciendo la experimentación del amor. Subiela construye un personaje conceptual que se opone a las aberrantes ideologías del amor. Un adecuado  soporte filosófico para su personaje lo encontramos en Spinoza, quién define al amor como “el afecto producido por una causa exterior que aumenta una potencia de vida; el encuentro con otro cuerpo que es causa de mi felicidad, pues favorece la composición de fuerzas que me constituye como individuo”. En este sentido, el amor vitaliza, da salud, cura, ¿qué de irreal hay en ello? Subiela lo llama “realismo sospechoso” y se sirve de él para crear mundos paralelos en los que se avizora esa verdad que a muchos da vergüenza aceptar: el amor es lo único que puede salvarnos. Al terminar la película, mientras Mabel y Martín celebran su matrimonio, la voz en off se refiere a este personaje como “el invitado especial a la fiesta, el que no se ve pero que está presente”. Y no importa lo que se diga, mientras esté presente estamos bien.

Jorge Luna Ortuño (Junio 2010)

1 comentario:

  1. El resultado del amor ,es una peli ,excelente ,el director dice lo que tiene que decir a su manera y lo escucharan aquellos que esten preparados a hacerlo .Debo ser excesivamente cursi pero si el amor no cura, como ayuda ,al menos a sobrellevar.
    Gracias Eliseo siempre espero tus/nuestras peliculas ,despues que te descubri con el hombre que mira.
    Alejandro

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