El pasado sábado se inició la Copa de Confederaciones en Brasil, una especie de aperitivo antes de la Copa del Mundo del 2014. En la ocasión, la selección brasileña derrotó a su par de Japón con cierta contundencia: 3-0.
Los portales brasileños saludaron la victoria con aprobación y entusiasmo. Los torcedores dieron rienda suelta a su contenida alegría. Pero pocos como Luis Felipe Scolari, el técnico brasileño, supieron mantenerse cautelosos ante el resultado. Para Scolari, más conocido como Felipao, lo positivo fue el crecimiento del equipo, que "de a poco va apareciendo". Pero falta...
La victoria suele tener, en diversos ámbitos de la vida, el efecto del humo de distracción, muchas veces exime del análisis, haciendo creer que todo está bien. Imaginamos que Felipao se cuidará mucho de ello. Sabrá valorar la entrega de sus jugadores, que mantuvieron la presión alta pedida y conservaron el orden táctico, pero teniendo claro cuál es el déficit del equipo: El número de jugadas ofensivas que consigue hilvanar en cada partido es pobre tratándose de Brasil. Los pentacampeones defienden cada vez mejor, pero a la hora de armar jugadas el volumen de juego es una preocupación. ¿Razones? La pelota recorre demasiado los pies de los zagueros y medios de contención. Falta de precisión en los pases. Falta de tiempo de trabajo. etc.
Sin embargo, existe una razón que creemos es la primordial: la falencia de un centro-delantero completo. El "flaco" Menotti decia que existen dos tipos de goleadores, unos son como Bebeto, que juegan a favor de la jugada, no interrumpen el circuito y siempre suman; mientras que los otros son como Batistuta, que requieren que se juegue para ellos, no intervienen más que en la definición. Salvando distancias, Fred, el actual número 9 brasileño, parece acercarse más a ésta última imagen, la del oportunista que sabe esperar.
Fred es útil como pivote, sienta presencia en el área y ataca rebotes. Pero no tiene gran intimidad con la bola. De modo que muchas jugadas se entorpecen cuando la bola le llega, y los juveniles Neymar y Oscar quedan desairados.
¿Qué debería hacer Brasil? Tal vez darle más minutos de juego a Jo, el morocho zurdo que cerró la victoria antes los japoneses.
Por ahora Brasil gana, todavía no gusta del todo, y ya casi golea. La pregunta central sigue abierta: ¿Podrá crecer lo suficiente durante el torneo para llevarse el trofeo?
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