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miércoles, 8 de julio de 2015

¿PUEDE UNA CANCIÓN DE AMOR SALVAR TU VIDA DE ESTRELLA PERDIDA?



Venía de ver una película de comedia romántica donde la música del grupo The boxer rebellion juega un papel protagónico, porque es como si la sensación misma de ese romance se hubiera incrustado en los temas musicales que aparecen en momentos claves de la historia. Estoy hablando del film Going the distance (2010), donde la bella y espontánea Drew Barrymore nos ofrece otra interpretación hilarante y memorable, además con mucha química con el co-protagonista Justin Long, también suelto y lleno de carisma. 

Fue entonces cuando me topé con Begin again (2013), un drama sobre encuentros y desencuentros, del talentoso director John Carney, donde el solista del grupo musical Maroon 5, Adam Levine, participa como actor de reparto, agregando además dosis de música pop justas para la trama. No es una película de romance tradicional, se trata de cruces de historias, pero tampoco esto lleva a que la película se narre como lo hace el cineasta mexicano Alejandro González Iñarritú (Amores perros, Babel, 21 gramos), cuyos mejores trabajos se vieron en el relato de historias paralelas de personajes que sólo se encuentran en el desenlace de modos sorprendentes. 



La historia es sensacional, y las interpretaciones de Keira Knightley y Mark Ruffalo son notables, pero lo que me llamó la atención primero fue la manera en que la música es una protagonista tan central, y al mismo tiempo aparece como una forma más de la narración; no se puede decir que se trate de una película musical con la misma claridad que se podría afirmar esto de la ganadora del Oscar Moulin Rouge, es decir, el papel imperceptible y a la vez estelar de las piezas musicales es una cuestión de ingeniería artística en el guión. Por ello esta es una película que no podía basarse en una novela, porque leída en el papel esta historia perdería mucho sin su soundtrack. Y esta es una gran noticia en un tiempo en el que 80% de las historias que Hollywood nos ofrece son versiones tomadas de la literatura para llevarlas al cine, o a veces incluso de libros escritos enfocados específicamente para su traducción al guion cinematográfico. 

Begin again, distribuida en latinoamérica como ¿Puede una canción salvar tu vida?, es una historia original, es el inicio de una gran amistad (como en Casablanca), captación de un momento particular en el que dos almas se tocan en sus fases más bajas, como si alumbraran subterráneamente una luz de desesperación y vulnerabilidad escondida que sólo el otro puede captar. Existe un espacio entre nosotros que se puede compartir de modos imperceptibles, va más allá del espacio privado de cada uno, se trata de una intimidad compartida, donde nada sale forzado y todo sucede por gravitación propia a la relación.  

La sensación que me deja el film es la del gozo por un brillo que resalta sobre lo que es auténtico y desprovisto de cálculo. Tal parece que muchas veces cuando todo está bien no existe necesidad, ni pasión, ni locura, ni fuego. A veces la vida nos tira un jab en el estómago, y justo cuando parece ahogarnos por un mínimo momento que parece una eternidad es que obliga a que salga lo mejor de nosotros, entendiendo lo mejor como lo más auténtico, eso que salta del interior cuando te dejas de vueltas y especulaciones, cuando no te las das de peine ni esperas por el siguiente tren, justamente cuando estás por fin listo para saltar sin la red de seguridad a tus pies.

Es una diversión para mí escribir todo esto, pero no soy un crítico de cine y a veces me gustaría serlo, para referirme a este tipo de asuntos con un manejo de términos técnicos y un conocimiento de la historia del cine que me proteja de sobre-dimensionar el valor de una película. Pero lo que me interesa ante todo es devolver enriquecida la fuerza de empuje que una película generó en mí al revolverme el mundo en menos de dos horas. 

Comencé este texto hablando de otra película romántica. Era para acentuar el valor de esta película,  Begin again, que a los cines de Bolivia llegó recién este 2015. El título mismo nos habla de una reinvención personal, un punto de crisis, o de transformación de estar-en-el-mundo. En este film la música del soundtrack se intercala con la narración de un modo muy sutil y artístico. Desde Walking in the line (2006), la historia de Johny Cash y June, no recuerdo haber visto otra película donde sintiera tan crucial el soundtrack y tan necesario. Aquí ya no se trata de unas canciones de algún grupo interesante escogidas para potenciar el clima de una escena. Aquí la cuestión es que los mismos protagonistas conversan y hacen avanzar la historia al interpretar sus canciones, y nos referimos a Keira Knightley y Adam Levine. El diálogo musical entre ellos y el protagonista Mark Ruffalo no es del estilo musical como clásicos tipo Grease (1978), con John Travolta y Olivia Newton, porque en esas historias la intervención musical parece más bien una suspensión, un momento pirotécnico de descarga, algo sobrepuesto, y difícil de aguantar cuando para algunos temples son muy recurrentes. En Begin again en cambio los momentos de interpretación musical están bien escogidos, aunque existen canciones del tipo nostálgico o de una derrota interior que se vive con hidalguía, la mayor parte del tiempo la música aparece para sumarle intensidad a la escena como conjunto, las piezas son vigorosas y alegres, los instrumentos se intercalan y entretejen gustosamente. 

Probablemente redundo mucho en este tema, que sólo es una de las virtudes de la película. A quién le importa hablar tanto de esto, tal vez sólo cuando la hayan visionado podamos enfrascarnos en otros diálogos sobre el soundtrack, por ahora lo dejamos acá.  



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