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miércoles, 4 de enero de 2012

LA CRÍTICA COMO PUNTO DE PARTIDA DE PLATAFORMAS EDITORIALES


Crítica y lectura
Quisiéramos hacer algunas acotaciones al eterno tema de la falta de crítica especializada en nuestro medio y articularlo con un par de zonas aledañas. Sebastián Antezana escribió en Entretendencias (La Prensa) cuestionando la reducida cantidad de espacios que promueven la práctica de la crítica literaria periodística como ejercicio intelectual en Bolivia. Esta ausencia se compensó en cierta manera con el desborde hacia plataformas digitales, gracias a las nuevas posibilidades de visibilidad que abrieron los blogs: crítica de cine, reseñas de libros, etc. Claro que esto creó cierta banalización de la crítica, pero esto es otro tema. A pesar de todo, el periodismo es todavía hoy un campo de intervención importante. 
  
Condiciones de lectura
La práctica de la escritura como ejercicio crítico, literario-periodístico, depende bastante de las plataformas de lectura en las que puede inscribirse. En Bolivia es complicado practicarla, puesto que los periódicos concentran la atención de los públicos mayoritarios, e instalan ciertos hábitos no tanto de lectura, sino de consumo de la noticia rápida: se “lee” en la parada, en el micro, en la peluquería, mientras la esposa vuelve al coche o hasta que el nene salga del colegio…, es decir, en los tiempos muertos de espera de lo que realmente hay que hacer. Los periódicos tienen la potestad de imponer formatos comerciales de escritura, cuestiones de estilo: a saber, toda una ideología uniformizante acerca de lo que es más “leíble/vendible” (escritura lineal, textos cortos, vaga densidad crítica, subtítulos e imágenes abundantes que agilicen la “pesadez de la lectura”, etc.) ¿¡Qué sociedad creamos con la adscripción a estos criterios!? El ejemplo paradigmático sería El Deber, de Santa Cruz, quizá el periódico con más ventas en territorio boliviano. Correcto en su formato noticioso, pero ideología “las magníficas” a la carta: muy raro que otorgue espacio a los análisis a fondo de un tema coyuntural, y que desplace por ello las fotos de una señorita Santa Cruz, una “mij teenager”. Y se vende muy bien, cómo discutirles. Convengamos entonces que un periódico es un campo de batalla, una plataforma ideal para darse a la tarea de problematizar los formatos de lectura instalados por las tendencias. Escribir para reorganizar los espacios de inscripción que ciertas lecturas promueven.






Espacios editoriales
La otra cuestión es la relación entre las prácticas de escritura crítica y la conformación de espacios de arte y cultura en la escena local. Nos hemos referido a las publicaciones impresas como el primer tipo de espacios editoriales. El otro tipo serían los proyectos de articulación de prácticas estéticas –Seminarios, Talleres, Congresos– dentro de plataformas como la Bienal de Arte, el Festival de Poesía, el Congreso de Filosofía para no-filósofos y, por qué no, una Feria del Libro. He aquí el otro tema: la posibilidad de revertir la dependencia: que ciertas prácticas de escritura crítica pasen a ser el punto de inicio de otros espacios editoriales. Esto es, ya no depender de que una publicación te acoja, sino organizar exposiciones de arte, coloquios de filosofía, encuentros de literatura, mesas interdisciplinarias, etc., pero con el objetivo central de que funcionen como dispositivos de escritura financiables. Por ejemplo, que una exposición en el Museo Nacional de Arte como la de Walter Solón sea un pretexto para la escritura de ensayos sobre un periodo en la historia de las artes plásticas en Bolivia, contribuyendo así a la potenciación del archivo nacional. El trabajo no sería gratis, en estos proyectos cada escritor recibiría un pago, no simbólico sino justo, que le permitiría dedicarle tiempo a la producción de estos ensayos. Léase el texto del curador Justo Pastor Mellado, “Acerca de la curaduría como producción de infraestructura”, para entender mejor esta propuesta.

Resumiendo: un importante desafío de las iniciativas editoriales de la actualidad es fortalecer las prácticas de escritura, enfocadas hacia análisis político, periodismo cultural, crítica de arte, de cine, etc. ¿Cómo? La crítica a la ausencia de crítica debe realizarse no sólo desde la escritura, sino desde la misma gestión de otro tipo de espacios de visibilidad para el arte, la literatura, la filosofía, la poesía, el teatro, etc. Gestor cultural es un término soso; requerimos de curadores de libros y de editores de espacios culturales. Señalemos un procedimiento: Que un ejercicio de crítica sobre pintura sea posible, por ejemplo, sólo a partir de cierto tipo de práctica pictórica. Desplazar este procedimiento a otros campos. Hacer de la escritura y la gestión parte de un mismo diagrama de acción.

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