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martes, 9 de junio de 2015

Recuerdos de Charles Bukowski I

Si buscamos en el diccionario el significado de pelear, veremos algo así:

  1. Luchar contra algo o alguien, especialmente empleando la fuerza física en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, para vencerlo y conseguir un fin.
    "los niños jugaban cada día en la calle y alguna vez tuve que separarlos porque acababan peleándose; a pesar de pelear con la ceja izquierda rota, supo capear el temporal y terminar brillantemente el combate"
  2. 2.
    Reñir o demostrarse el enfado [dos o más personas] con palabras de desprecio u ofensa.


Pero un entrenador de boxeo como Teddy Atlas, además notable comentarista de ESPN, nos recuerda esa palabra al hablar de la pasividad de Manny Pacquiao en su derrota contra Mayweather el pasado 4 de mayo. La definición de pelear para un boxeador es además acerca de superarse, encontrar una salida, no rendirse (overcoming, gettin through, finding a way). Eso es lo que los profesionales en ese deporte tienen que hacer. Y eso es lo que no hizo Pacquiao, nos dice Teddy Atlas, pero ese es otro tema. La cuestión es que esta definición de Teddy respecto de la pelea es muy similar a lo que se puede decir del trabajo del artista. Artista es aquel que convierte los obstáculos en medios, el que hace que las imposibilidades se conviertan en medios, el que usa lo que tiene a mano. Lo difícil no los desmoraliza, lo imposible les toma un poquito más. Es esto lo que hace del artista también una suerte de guerrero en su espacio y dimensión, sin que esto implique una confrontación cuerpo a cuerpo. Tampoco se descuente que la obra de ciertos artistas o filósofos del pasado nos haga sentir el estruendo de cruentas batallas y la polvoreda de ejércitos chocando en la luz de la noche.

Si se quiere, ahí está también la diferencia entre Pacquiao y Mayweather. En la conferencia de prensa después del combate, ante la excusa del filipino de que su hombro estaba lesionado desde antes de la pelea, Mayweather respondió que él también tenía ambas manos y ambos hombros lastimados, "pero en mi caso como he dicho, siempre buscaré la forma de ganar la pelea". Y es esto lo que recuerda orgulloso en las ruedas de prensa, que él siempre viene a ganar. "No importa quién me pongan en frente, hallaré la forma de vencerlo". En algún punto, cuando un peleador de primera clase pierde el invicto, parece que pierde algo en su aura, la siguiente vez la urgencia por ganar ya no es la misma, como le pasó a Roy Jones Jr. Con Manny Pacquiao después de su derrota estremecedora con Juan Manuel Márquez ya no podía ser el mismo, dejó de intentar ganar con tal orgullo y verguenza, dejó de interesarse por pelear. Ya tenía el cheque en sus manos. Olvidó lo que es hallar la forma de sobreponerse a la dificultad, vencer el obstáculo, hacerlo razón y aliciente en lugar de excusa. Boxear con dolor, así como se escribe con sangre. 

Sí, el boxeo y el arte se parecen, tienen eso en común, y si no aceptan que se hable así del arte, al menos me darán la razón respecto de la escritura, que es una pelea, es meterse en el ring, y golpear las teclas y recibir los golpes, sabiendo que la cuestión no es si te golpean o no, pues te van a golpear. La cuestión es cómo reaccionarás cuando te golpeen, y eso hará toda la diferencia. También por eso me gusta tanto Charles Bukowski, ese viejo subterráneo. Como cuenta en uno de sus relatos, se levantó de su asiento, ahí en el bar, y le estampó un furibundo golpe al hombre de lengua suelta que lo provocaba e intentaba humillarlo desde hace un rato. "¿Por Dios qué te pasa?", le preguntaría aquel tendido en el piso, con expresión de horror ante tan fulminante reacción. Todo había pasado muy rápido. Bukowski termina el relato contando que salió del boliche, se fue a casa, entró a su cuarto y se puso a escribir frente a la máquina. "Desde entonces no he dejado de pelear" termina. Pelear aquí es lo que Teddy Atlas nos recuerda. No he podido dejar de recordar a Bukowski, esto sólo comienza. 

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