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jueves, 26 de diciembre de 2013

EL TALENTO DE JAKE GYLLENHAAL


Es un actor muy inteligente, lo muestra cada vez que toma decisiones acerca del nuevo proyecto en que se embarca. En uno de esos artículos de farándula, una periodista se preguntaba por qué no termina de cuajar como un nuevo Di Caprio o Brad Pitt. Ella se refería a una imagen de galán consagrado que interpreta roles de conquistador en películas románticas super-comerciales que recaudan millonadas y son por tanto "éxitos"; gran detalle a considerar que esa no es la ruta que le interesa seguir a este joven actor de 33 años. De hecho, ese enfoque que lo considera como "no consolidado" es demasiado angosto para apreciar con todas las luces el tremendo talento de este actor, y además el sentido que le ha querido dar a su carrera. Jake Gyllenhaal ha dicho en diversas oportunidades que se toma el asunto de la interpretación de un personaje de manera muy seria, porque es su trabajo, y lo considera un proceso artístico. Su grado de compromiso cuando se prepara para un rol es muy serio, por ejemplo para End of watch (2012), tres meses antes de que inicie el rodaje estuvo saliendo en las noches con distintos grupos de patrulleros para conocer lo que se sentía llevar esa vida, estar despierto desde 9 de la noche a 4 de la madrugada y tener el chip en la mente listo para enfretarse a lo imprevisible día tras día, pero con un marguen de riesgo mucho más alto que el de cualquier otro funcionario público.



En este video los actores debaten sobre si la actuación es un arte

Tengo la impresión de que Gyllenhaal es una persona completamente desenfadada y que tiene un sentido del humor endiablado, bastará que le den un click a una o dos entrevistas en youtube donde aparece promocionando alguna de sus películas, por ejemplo en el show de Leterman, para que tengan esta misma sensación. Al mismo tiempo es un tipo con cierta intensidad en lo que hace, muy enfocado, y tiene un carisma notorio. Es un actor inteligente, y no podía estar mejor asesorado, ya que sus padres se mueven en el mundo del cine, y su hermana mayor también, además que uno de sus padrinos fue Paul Newman. Aprovechó esa cercanía no para conseguir papeles en películas comerciales, más bien prefirió involucrarse en historias que contaran cosas que no se habían contado antes, o que presentaban innovaciones en la manera de contar algo; la intuición, el instinto nos guían es cierto, pero vaya que es valioso tener a tu lado a gente que conoce tanto del negocio y es de tu confianza. Es así que, pese a su poco recorrido, buscaba ya buenos guiones, algo que no todos los que están desesperados por tomar la pista rápida se permiten. Jake fue con paso seguro. Recuerdo que en Zodiac ya formó parte de una película muy buena, que me dejó pensando durante largo tiempo sobre las pistas, y quién sería al final aquel asesino serial. Sobre Jarhead, película sobre la guerra del Golfo Pérsico donde interpreta a un marine, Jake dice que nunca había visto una película tan entretenida sobre la espera como esa. Responde así a mucha gente del lado de los críticos que se conformaba con etiquetarla de película sobre la guerra sin guerra, es decir aburrida; pero otra cosa es internarse un poco más en el ritmo y la dirección que imprime el director, y darse cuenta que el entorno no debe crear la necesidad de considerar la guerra únicamente como una cuestión bélica donde se usan armas. Jake explica que la guerra ocurre en la cabeza de los soldados, en esa gran tortura de vivir una guerra mil veces en su imaginación y en su ansiedad antes de que realmente pase sin llegar a pasar. 



En Love and other drugs (2011), comedia drama romántico que protagoniza con Anne Hathaway, la temperatura sube de tono, cambia de perfil respecto de los roles que había estado haciendo en Jarhead, Brothers, y Brockeback Mountain, y se enrola en un papel que lo deja más en contacto con su lado cómico y picaresco. No es una típica película romántica, no es la historia del chico quedándose con la chica y con el premio o el ascenso, es más bien una película sin héroes ni ganadores ni vencidos, sólo gente imperfecta que quiere vivir. Jake Gyllenhaall interpreta a Jamie, un joven que no termina su educación en medicina, y se atiene más bien a su instinto y carisma para triunfar en el mundo de las ventas. Su presente es incierto en los papeles, lo miran con desconfianza. Anne Hathaway por su parte es Maggie, una atractiva artista, mujer bohemia, de bellos ojos y senos arrebatadores, que sufre la enfermedad de Parkinson en nivel 1. Ambos se enamoran a pesar de todo aquello que los tiraba para atrás en sus vidas personales, a pesar de sus inseguridades y de aquello que no querían reconocer o aceptar. Anne comenta en una entrevista, una de las muchas que hicieron para promocionar el film, que su personaje es el de una mujer muy inteligente que se enfrenta a un doble desafío: el de aceptarse a sí misma como es, con su enfermedad, y luego el de enamorarse y por tanto sentirse vulnerable ante otro, con el gran riesgo que siente por el sólo hecho de saberse enferma. Se trata de una especie de secuencia, para enamorarse tiene que primero aceptarse, y para aceptarse tiene que aceptar que su Parkinson es una realidad. Jake por su parte se mete en la piel de un vendedor que trabaja en la industria de farmacéuticos, concretamente de antidepresivos, productos Zoloit que compiten con los famosos Prozac. Involucrase en ese trabajo es su manera de seguir buscando su atajo, de trazarse una línea de fuga, pues así su personaje cree escapar en cierto sentido de su familia, de los ojos punzantes de sus padres, de la necesidad de darles algo para que se sientan orgullosos de lo que hace, y de estar a la altura de los logros de sus dos hermanos. Jamie tiene éxito con las chicas, tiene un pene bailarín, pero se mantiene a un nivel superficial, no se involucra en relaciones serias, no se expone, no tiene el corazón a flor de piel, lo cual resulta conveniente hasta cierto punto.  Avanza por la vida sin rozar el fuego, sólo de puntas, creyendo que disfruta los sabores hasta su última esencia. Con Maggie descubre que se está mintiendo, y que todo está conectado, que sin el impulso de vivir enamorado en verdad no se puede rendir lo mismo en otras áreas como el trabajo, ni se puede estar en contacto con uno mismo. Mientras más se enamora y se arriesga por Maggie también más a fondo avanza en su carrera, es algo involuntario, sucede, está poseído por el hálito divino, la unión coital que gozan en las horas perdidas del día es el trasfondo ideal de su camino hacia Chicago como vendedor estrella de la compañía. Él se enamora, ella se resiste a ir ahí.

Love and other drugs es un film acerca de la conexión y la vulnerabilidad. La conexión se construye poco a poco, y no se llega a ella sin que ambos atraviesen un campo minado que los deja expuestos. Es el mundo de los sentimientos, también del subconsciente, el que atraviesan incluso a pesar suyo. En la escena final Jamie le pide que le deje cuidarla. Es una escena muy emotiva, es el último gesto de desesperación de un hombre que no puede vivir sin la mujer que ha elegido, más allá del miedo a verse expuesto, lo que quiere es decir lo que debería haber tenido claro antes. "Todos necesitan de alguien que los cuide". El amor en un estado muy alto, la necesidad de dar al otro, al que se ama, ante todo darle, sin requerimientos de por medio. Jamie está enamorado de ella, pero es en cierto sentido también una adicción -de ahí el título- pues le encanta la forma en que es la vida para él cuando está con ella; en otras palabras, le gusta ser quien es cuando ella está alrededor. Es una actualización de su ser que sólo existe a los ojos de ella. Sin ella es como si su auto caminara con menos gasolina, como si el día no terminara de despuntar, ni las gaviotas terminaran de aparecer en el firmamento. Esto se suma a sus rasgo previos, Jamie es un ganador, le gusta competir, en general aparenta tener un buen corazón, pero le estaba faltando encontrar en su vida una persona que lo toque, que lo mueva, y lo empuje a lanzarse a fondo de sí mismo para hacerse consciente ¿qué hay ahí dentro después de todo? La seguridad y la autenticidad de Maggie terminan por ser lo más alto en su mundo, lo más admirable, aquello con lo cual quería estar en contacto siempre. "Ver a alguien para quien vivir es suficiente". 

Maggie no quería ser una carga para Jamie, creía que le hacía un favor al hacerse a un lado y dejarlo llegar al tope por su cuenta, como era su objetivo. Es la inseguridad típica del que se acusa con un sentimiento de inferioridad. Lo amaba demasiado como para cargarle con el peso de sus necesidades. Pero esto era, como dicen los americanos, una visión muy one sided... Miraba desde el cristal de sus inseguridades, se veía a sí misma como una carga, un punto en contra, cuando en realidad era su presencia y el amor por ella lo que impulsaba a Jamie hasta donde no se atrevía a ir por sí mismo antes. Tenía razón y al mismo tiempo no la tenía. 

Por todo lo dicho, se trata de una película que nos recuerda una dulce verdad, y es que no hay otra llave al paraíso que no sea la mujer amada que nos espera o que está en camino de encontrarnos en nuestras vidas. La pareja al final de cuentas. Todo esto es muy romántico, pero la historia lidia con la monstruosidad del Parkinsson, con la adicción de una gran cantidad de la población norteamericana hacia los antidepresivos, el otro opio del pueblo. ¿Acaso la cura es encontrar algo que haga soportable sus vidas miserables, acaso no se trata de trasformar la cualidad de esas mismas vidas? ¿Y qué es al final de cuentas enamorarse? Vemos entonces que Jake Gyllenhaal se puso encima este proyecto con una idea muy clara, que no era una historia convencional, aunque pueda tener cercanía muy claras con otras películas, como por ejemplo El resultado del amor, la película argentina. En ella el director rayó un plano de amor, pero para contar varias cosas, entre ellas el poder de la conexión, del valor de saberse en el carril adecuado, sin importar los logros ni los diplomas, pues el camino es interior, y eso se siente, es una cuestión que punza en el corazón. Es el mismo tipo de señal que Jake Gyllenhaal parece seguir a la hora de elegir sus papeles y los directores con los que desea trabajar. Por el momento lo hace de los mejor, su última película, Prisioneros (2013), elevó más aún el marcador respecto de lo que podemos esperar de él. Confirma así su actualidad, su buena forma, y el magnetismo que despliega en la pantalla, da gusto ver a un tipo tan bien ubicado y joven desarrollar su pasión con esa clase de talento. 

Links de interés:

Orgía intelectual

Interview

Sobre Jarhead

¿No cuaja Jake?

Sobre End of watch

El buen humor de Jake en una entrevista

Sobre Código fuente

Sobre su amistad con Heath Ledger

El orgullo de haber hecho End of watch

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