¿Qué es escribir sobre otro? O mejor planteado: ¿sobre qué se escribe cuando se escribe sobre otro? Yo no sé muy bien. Pero tengo algunas intuiciones que provienen de lo que he estado haciendo por mi cuenta. Podríamos decir que para hacerlo primero hay que imbuirse del otro. El otro a veces es un personaje, otras unas persona viva, puede ser un parque o una plaza, lo mismo que un centro cultural o una feria. Las relaciones son indirectas. La escritura necesita encontrar sus caminos indirectos. Me pregunto qué buscaba Foucault cuando escribió ese librito titulado Esto no es una pipa, en alusión al cuadro de Magritte.
Tengo a mi lado unos apuntes que tomé en febrero o marzo del 2012. Lo que me ha interesado primeramente ha sido prolongar mis estudios en filosofía. A medida que fui bebiendo de más fuentes externas a la historia de la filosofía oficial, más sentí que se fue volviendo fluido el juego de mi escritura y las posibilidades de mi pensamiento. Estos por supuesto son apuntes que lanzo al viento, consciente de que los escribo en un blog en la red y no en una cuadernito oculto, de modo que pienso en un lector indeterminado de cualquier parte del mundo, que podría encontrar todo esto divertido.
Mi trabajo se fue desarrollando gracias a los soportes. El periodismo es un gran soporte de la filosofía. Así las cosas, me dediqué a alimentarme de lecturas por largos años. Llegó un momento en que me sentí confiante para empezar a escribir. ¿De qué hablaría? - es la típica pregunta del escritor novato. Para mí esa nunca fue una pregunta relevante. Me planteaba más encontrar buenos pretextos. Por ejemplo, si estábamos en época de Mundial de Fútbol, era un buen momento para escribir sobre el juego, jugadores, partidos, etc. Los acontecimientos sacaban un poco de mi escritura lo que ella no podía elegir por sí sola. Entré al semanario Pulso por invitación de Fernando Molina, periodista que impulsó mis primeros pasos. Ahí me necesitaban para escribir una buena plana de temas culturales coyunturales. Debía hacer que el acontecimiento cultural de la semana fuera pretexto para escribir una pieza bien elaborada sobre temas relacionados. Así por ejemplo, el Festival de Jazz en La Paz (Festijazz) me exigía sacar una nota variada sobre el jazz; algo que uno no pueda simplemente encontrar en wikipèdia, y que esté bien escrito. Fue un desafío importante, cumplir cada semana con las fechas de cierre.
¿Influyó en algo mi formación en filosofía? Siempre, en el enfoque. Estudiar filosofía te hace eso. Cuando uno escribe alienta la existencia de cierto tipo de lectores, y pierde cuidado por otros. La escritura es la puesta en escena de una forma de leer, y la lectura es el laboratorio de ciertas formas de escribir. No puedes esperar que leer a Kerouac, Rimbaud, Burroughs, Sartre, y Miller, luego Bukowski, sea una experiencia académica de correctitud. No puedes esperar que leer a toda esa tropa no te cambie algo, no te altere ciertas cosas que veías de una manera rígida, y te lance como una flecha ardiente al otro lado de los puertos imaginativos. Hay escritores que te brindan comida para leones, y cuando uno está hambriento todo eso se fusiona, algo pasa. No eres más el mismo, y por causa tuya el libro puede también adquirir un otro color a partir de cómo lo uses. Por alguna razón se me vino a la mente "Para leer El Capital" de Althusser.
Lo cierto es que el enfoque hace toda la diferencia. Sobre su novela "En el país del silencio" Jesús Urzagasti cuenta que está dividido en cinco cuadernos, se trata de algo que pasa en un solo día, y existe un desorden premeditado en la organización de esos cuadernos, que guardan relaciones entre sí. Dice que es como cuando usas lupas, y puedes ponerlas aquí o allá para ver un mismo tejido. El zoom se produce localmente en un sector, pero de algo que está conectado. Estos zooms son una forma de hablar de los enfoques.
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