Khabib vs McGregor es una de las peleas de MMA más atractivas para lo que queda del año. La mala sangre y la rivalidad personal que se ha construido entre estos dos peleadores le agrega un toque especial de interés y de morbo también a la pelea. Khabib viene declarando que su intención no es sólo vencer, sino que desea hacer humilde a Conor, desea cambiarle su estructura facial, con el ground and pound impecable que ejecuta en sus peleas. El ruso de Dagestan ha aplastado a sus rivales, tiene un récord invicto de 26-0 y su figura es un ejemplo como artista marcial y como guerrero. Si Khabib vence no sorprenderá y en ciertos términos sería lo más correcto. Khabib realmente quiere darle una lección, es personal dice él. "Si le cambio su rostro también le puedo cambiar su mentalidad".
El autocontrol, la paciencia, la inteligencia, el conocimiento de la distribución del peso del cuerpo en todas las posiciones, son el tipo de armas que Khabib maneja con maestría. Es el tipo perfecto de ejemplar que nos recuerda a Ivan Drago en la película 4 de Rocky, parece invencible, está criado en un ambiente severo, de dura competencia y de presión constante para vencer las limitaciones que le planteaba su cuerpo, su naturaleza, su mentalidad. Es uno de esos hombres que se ha llevado a sí mismo muy lejos, sabe recorrer la extramilla, esa milla que es la patada final que Muhammad Ali reconocía en los campeones mundiales.
En cuanto a Conor McGregor, es difícil que tenga el mismo tipo de corazón y de resistencia a la adversidad. Conor necesita alimentar su confianza y tener un plan que le sirva para tener el control. Si los planes se caen él también se cae. Floyd Mayweather nos mravilló durante largos años por la manera en que sabía cambiar su plan de pelea durante la pelea, por cómo lograba hacer uno, dos, hasta tres ajustes en su juego. Era una mente pensante y tenía las herramientas para elegir otro tipo de aproximación en una pelea. Pero Conor no sabemos muy bien si tiene otro juego, puesto que es demasiado dominante en su forma de ser. lo que le interesa es ir directo al oro, es como Rickson Gracie, que no se distraía ni dispersaba, iba directo por "the kill move". Conor tiene su boleto al oro con su mano izquierda, todos lo saben. Lo que no se sabe siempre es cómo va a preparar el uso de su mano, cómo creará trampas, le abrirá un espacio o generará las reacciones que necesita.
Khabib es un gran competidor, no irá a perder como lo hizo Aldo, por apresurarse con un golpe lleno de ira. Sin embargo, el riesgo de que lo conmuevan y lo lastiman sigue latente, puede suceder en el más mínimo cruce. Si Khabib juega una estrategia del tipo George Sant Pierre con Matt Serra, a quien debilitó en el forcejeo, lo mismo que al campeón hawaiano, obligándolo a defender el derribo contra la reja, es decir, cargando de peso y fatigando los hombros del oponente que es bueno para el boxeo, pues entonces tendrá una gran chance de llevarse la pelea en su mejor estilo, desluciendo al rival y hacéndolo desistir mentalmente.
Parece que es casi imposible no llegar al suelo cuando peleas contra este ruso fenomenal. Conor tiene a su favor un estilo de pelea que privilegia el juego de pies, una herencia de los peleadores más estilizados de la historia de los deportes de combate. Muhammad Ali, Sugar Ray Leonard, Roy Jones Jr, o el mismo Anderson Silva, son una especie de ancestros, de referentes inmediatos. Conor pertenece a un linaje, y su choque con Floyd Mayweather, aún en la derrota, tiene que haberle enseñado mucho de la estrategia y mentalidad de ese monstruo ganador. Conor guarda silencio ahora sobre la pelea con Khabib, no existe videos ni información en internet que nos brinde un adelanto. No ha querido hacerse vocal en sus pensamientos sobre la pelea, ni siquiera existen imágenes de su actual régimen de entrenamiento. Su entorno es de discreción total, sospecho que se tomó todo este tiempo para atender un problema que identificó en su sistema: el cardio limitado. Con el estilo de movimiento que Conor tiene, pensar la dosificación es más difícil. Sus arremetidas son demasiado explosivas, Conor busca el cierre del combate desde el principio, espera que su agresividad descomunal, que su presión continua y su juego psicológico sea demasiado para el rival. Cuando no fue suficiente le costó mucho contra Nate Díaz. Queda la duda de si esto sucedió la cuestión del peso, que eran las 170 libras, donde Nate Diaz llevaba ventaja. Sin embargo ahora, en su enfrentamiento contra el ruso invicto, Conor peleará por el título de las 155 libras.
Su movimiento de volver ahora directamente a pelear contra el campeón, en la categoría que lo vio coronarse como estrella mundial, es sin duda propio de un Don. Conor McGregor hace gala de su destilería de Wiskhy, pues tiene su propia marca que distribuye en paíse de Europa y Estados Unidos. Si lo tendría a mano lo compraría, sin duda. Porque lo que te hace sentir el wiskhy se relaciona mucho con aquello que proyecta McGregor: autoconfianza, decisiones de agallas, dominación, imposición de ciertos términos, determinación de una ruta clara. Cuando se toma wiskhy se activan hormonas masculinas, o se estimulan de alguna manera. Sale un mandón que no tiene miedo de irse de largo en sus juicios y sus valoraciones desmesuradas pero precisas hasta cierto punto. Sale Conor McGregor, que representa al modelo líder, el que tenía la llave para comprender el modelo y salirse de él, tirarle una patada en el culo y desarrollar sus propias inversiones, esperar a su tiempo. Desde octubre del 2016 que no veíamos a Conor en cartelera de MMA. Vuelve a lo Muhammad Alí, pero con mucho silencio, gastando seguramente millones en su campamento, aprovechando de cada punto de ventaja que pueda gozar sobre Khabib.
Muhammad Alí retornó y luego peleó con Frazier para recuperar el cinturón que le habían quitado sin haberlo perdido. Es otra vez un bailarín contra un oso los que se enfrentan. Pero Alí no tenía poder en sus manos, ahí es donde lo superó Roy Jones Jr. Y McGregor es como una versión así de inalámbrica de Roy Jones para las MMA. Me recuerda a esta pelea ahora. Me preocupa que Conor no haya estado activo, y que vuelva para pelear con un campeón que ha estado activo y demoliendo a los que le ponían delante.
Por ahora se presume que el ruso debería normalmente ganar esta pelea. Khabib es George Foreman otra vez, una aplastadora temible. Alí logró ver que estaba sobrevalorado, era muy incómodo y predecible. Conor tendrá la ventaja en cuanto a flexibilidad, creatividad en el striking, manejo de ángulos, capacidad de contra, y movilidad. Conor debe además saber cómo sobrevivir en el suelo, cómo evitar caer en las trampas de oso y las inmovilizaciones de miembros que hace Khabib. Dan Hardy, notable comentarista, indica en el video que compartimos al principio que Conor sólo necesita poder pararse tres veces durante la pelea, para tener su chance de conectar un golpe decisivo estando arriba. Todo esto se verá el 6 de octubre en el #UFC229.