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martes, 20 de agosto de 2013

La curiosidad por el trabajo de Michel Onfray I



Michel Onfray tiene ciertamente un perfil muy interesante, provocador, al menos despierta curiosidad su propuesta. Lo descubrí el año 2009 en la librería Yachaiwasi de La Paz, justo cuando estaba a punto de dar mi primer paso hacia Santa Cruz. Cito estos datos porque de alguna manera se quedan grabados, y son parte de la geografía de encuentro con un autor. Aquella oportunidad el libro en el estante era su Manifiesto por la Universidad Popular, donde plantea los lineamientos de un espacio de resistencia que ofrece una enseñanza distinta de la filosofía a la que ofrecen los institutos educativos y la Soborne.  

Me gustaba que intente recuperar el Jardín de Epicuro como imagen a seguir. La Universidad Popular fundada por Onfray nació en Caen el 2002, pero ya se extendió a otras ciudades de Francia y Europa; su última ocurrencia fue la creación de la Universidad Popular del Gusto. La base teórica de sus propuestas no deja de ser seria. Leerlo es una experiencia amena, ilustradora. No ofrece la misma riqueza de giros y profundidad intelectual que encuentro en  los libros de Peter Sloterdijk o de Slavoj Zizek. Pero Onfray tiene una idea muy definida de los contenidos que le interesan y el modo en que quiere presentarlos. 

No se crea que este filósofo, autobautizado como hedonista, le escapa a las lecturas exigentes o trabaja ligeramente. En unos videos disponibles en youtube con subtítulos en español, en el canal "lindamuchacha", Onfray describe su modo de trabajo. Para preparar sus clases en la Universidad Popular Onfray ha estudiado obras completas de ciertos autores que después agrupó en su serie de libros "Contrahistoria de la filosofía"; son 10 tomos a la fecha. Fuera de este apunte, el caso es que Onfray lee, toma apuntes y escribe casi de manera obsesiva. En el video nos muestra sus cuadernos de apuntes, las manías que tiene de no escribir en el reverso de las hojas, cómo coloca sus ordenadores de lectura, etcétera. Claro que no se puede generalizar un tipo de operación con la palabra lectura. Existen diversos tipos de lecturas, y dado que Onfray revisa más de 1500 páginas por autor, debemos cuestionar el grado de detenimiento y de conexiones que le exige a su lectura. 

Homenajes a Bruce Lee en los 40 años de su muerte I



Hace mucho tiempo, leyendo la revista española Dojo, dirigida por Pedro Conde, me enteré de que Sugar Ray Leonard había expresado su profunda admiración por Bruce Lee en una entrevista que concedió a la revista Playboy, allá por los años 80. El dato me resultó estimulante. Hay que ver un poco la coreografía de boxeo que arma Bruce Lee en "Puños de furia" y "Retorno del Dragón": en la primera, en la escena final, Bruce muestra la velocidad, soltura y precisión de su jab, además de unas combinaciones vertiginosas finalizando con el puño vertical. Ya en la segunda película, filmada en el Coliseo de Roma, Bruce muestra sus cualidades defensivas, filmadas desde el ángulo ideal, cuando Chuck Norris le lanza un 1-2 al  rostro, Bruce utiliza una esquiva y una inclinación hacia atrás, deja que el golpe se acerque lo más posible, y sólo en el último momento inicia el contraataque, cuando ya el agresor no puedo retractarse ni retirar su puño, quedando abierto. 


Son pequeños detalles que nos maravillan a los que hemos visto y estudiado esos films. Véase la pelea de Sugar Ray Leonard con Benitez, un joven campeón invicto que hacía gala de un veloz jab constante. Esa pelea se definió en el duelo de jabs, y hay que ver cómo Sugar salió triunfante. Su manera de perfilarse, la manera en que oculta la mano adelantada, el juego de pies en combinación, la elusividad, todo eso hace recuerdo a la agilidad felina de Bruce Lee. Sugar Ray lo estudió y lo llevó a su estilo. Es el ejercicio de un lector activo.

Bruce Lee nació en noviembre de 1940. Murió en julio de 1973. Recordamos su muerte, a 40 años de aquel fatídico episodio de resistencia a una pastilla médica, una mala combinación química. 




Links sobre el tema:
Un homenaje a Bruce en el Bercy


Sobre el legado de Sifu Lee en Hong Kong


Reseñas de películas de Bruce Lee


Fundación Bruce Lee

OTRA FERIA DEL LIBRO EN SANTA CRUZ. ¿PERO LA LECTURA?



"Lectura. Instrumento del proceso cognoscitivo de determinadas clases de información o ideas contenidas en un soporte y transmitidas mediante algún tipo de código, usualmente un lenguaje visual, táctil o auditivo, que permite interpretar y descifrar el valor fónico de una serie de signos escritos, ya sea mentalmente o en voz alta".
Ley del Libro y la lectura Oscar Alfaro

En Santa Cruz se vive con especial entusiasmo la llegada de las diversas ferias que engalanan el año de ésta bella ciudad. La Expo Feria, por ejemplo, lo paraliza todo durante el mes de septiembre. La Feria del Libro no tiene el mismo lugar acaparador en las preferencias de la ciudadanía, pero despierta atención y promueve vida social en un espacio diferente, con los libros pasando a ser un poco el decorado de la ocasión.

Es posible que esta última afirmación despierte una mirada chueca en algún miembro de la Cámara del Libro, pero no tiene el objetivo de enemistarse con nadie.

 Veamos. La última Feria del Libro cruceña se realizó entre mayo y junio de este año. El periódico La Razón publicó una nota informando que asistieron 116 mil visitantes en esas dos semanas. Fantástico. Jorge Luis Rodríguez, presidente de la Cámara del Libro, se sintió complacido con la cifra, que establecía un nuevo récord. “Teníamos varios objetivos para este año y logramos cumplirlos todos. Se puede decir que cada nueva versión de la feria representa un éxito más grande que las anteriores ocasiones”, señaló a modo de balance inicial.

¿Pero se puede decir que por esa Feria del Libro la gente lee ahora más en Santa Cruz? Más importante aún, ¿acaso han aprendido a leer mejor lo que leen? Porque no basta con decir que se conoce el alfabeto para decir que se lee. Jesús Urzagasti planteó una distinción en un gran artículo ("El libro en manos del analfabeto"), entre el analfabeto a secas, y el otro que es el analfabeto funcional. El primero nunca tuvo las posibilidades de acceder a educación; el segundo es el que no lee porque no le da la gana, aunque haya ido a la escuela e incluso se haya enrolado correctamente en la maquinaria social.

Los institutos que venden paquetes para leer más rápido, o captar más palabras por segundo, podrán hacer su agosto creyendo que ellos poseen la fórmula para la lectura. Pero sus afanes les son ajenos a los organismos entrenados para la ficción. En realidad, en una feria del libro, el agosto lo hacen los libreros y las editoriales, y de manera completamente válida, puesto que arman su plataforma de negocios como se hace en cualquier otra industria.

Lo que sí sería conveniente es diferenciar entre las Ferias que organiza la Cámara del Libro, que equivocadamente se apellidan “Del Libro”, y otras plataformas que realmente se ocupen de la lectura como herramienta de formación ciudadana. En realidad lo que siempre vemos son Festivales de las editoras, de los libreros y las imprentas, y en Santa Cruz también del periódico El Deber. Porque si se tratara de fomentar la lectura, sería muy distinto. En ese caso se pensaría primero en el lector. Sin embargo, en los Festivales de las Editoras sólo se aprecia al consumidor, y el libro es de repente mera mercancía. Lo decía así Jesús Urzagasti cuando criticaba la encapsulación del aliento mágico del libro en favor de su impulso comercial: “el libro viene con el prestigio del antiguo hechizo de la lectura pero pierde el aliento y se desmorona entre tantos intermediarios, fríos y desconocidos”.

Puede esto constatarse cuando una librería bastante elitista por sus precios, como El Ateneo de Santa Cruz, anuncia que poblará su stand con un nutrido número de ejemplares del último libro de conspiraciones de Dan Brown como oferta central. Lo mismo pasa cuando el sello editorial Comunicarte hace noticia por su masiva venta, durante la Feria, de un libro de historias de superación que anuncian como “el nuevo “best seller de Bolivia”: Manjar para el corazón del adolescente. Pido disculpas al lector que acaba de echar la tasa de café o atorarse con la empanada que estaba comiendo después de leer estas líneas, pero la realidad es que es esa la gran literatura que triunfa en la feria del libro cruceña.

Pero no es todo esto motivo de queja o lamentación, simplemente cabría hacer diferenciaciones. Frente al Festival de las Editoras, podríamos los demás construir un espacio alternativo que se llame Bienal del Libro. (¿Dónde están los escritores independientes, que en la Feria del Libro fueron devorados por la maquinaria editorial?) La intención de organizar una Bienal de la Lectura sería intervenir efectivamente el espacio social donde se realice. Debería servir para realizar diagnósticos del estado de la literatura de la ciudad. No quedarse en la presentación de las novedades, sino rumiar también lo valioso que pasa desapercibido. Enseñar que leer no es una sola cosa, más bien que existen prácticas de lectura múltiples, unas cargadas de tristeza, otras rebosantes de un deseo inagotable de conexiones. Que leer no es descifrar lo que otro quiso decir, sino encontrar nuestras relaciones contemporáneas con tal o cual libro; y crearlas si es necesario.

En esta Bienal de la Lectura no nos preocuparíamos por las estadísticas, ni por acumular expositores. Se instalarían espacios grandes con asientos cómodos para que los lectores puedan cortejar al libro de su preferencia, sin que el vendedor esté encima para apurar la compra. ¿Han visitado la librería Ateneo de Buenos Aires? Porque para salir a la caza de un libro debe uno ponerse en estado de ánimo, centrar un poco los sentidos, y comenzar a hojear. No es lo mismo que ir a una feria de calzados o artesanías para el hogar.

En todo caso, no se trata de pedir que desaparezcan las mal llamadas Ferias del Libro, que organiza la Cámara del Libro. Simplemente hay que constatar que su formato es insuficiente para decirnos algo sobre prácticas de lectura. Que cumple su función en cierto nivel, pero después deben crearse espacios posteriores. Pues una Feria del Libro muchas veces capta la atención de alguna gente por el acto de leer, pero no se trata de que lean cualquier cosa y de leerla como sea. Se debe hacer también un trabajo para encauzar ese interés despertado por la lectura en los ciudadanos de todas las edades.

Finalmente, recuérdese que la Feria del Libro cruceña estuvo marcada por la reciente aprobación de la Ley del Libro y la Lectura Oscar Alfaro, donde se precisa un concepto de la lectura opaco, demasiado burócrata, que citamos en el epígrafe. Es una ley cuadrada a la medida de sus ferias. Lo curioso es que mucho se habló de si los libreros dejaban de emitir facturas o no por los libros, pero nadie se acordó de hacer algo por el escritor. Ni se puso una medida definitiva contra la piratería en nuestro país, ni se tocó siquiera el tema de los pobres porcentajes que conceden las editoriales a los escritores nacionales por publicar sus libros con ellos. El festín es de los intermediarios, por ahora. El banquete del escritor(a) y los lectores pasa por una complicidad de músicas por venir y comunicaciones silenciosas.