He leído algunos comentarios en la web donde se señala que el legendario torneo de artes marciales del Japón PRIDE FC fue creado prácticamente para ver pelear a Rickson Gracie con Nobuhiko Takada. Eventualmente, pese a que la idea surgiera ya en 1994, esta pelea tuvo lugar finalmente el año 1998, con revancha incluida meses después). Bueno, todos sabemos que Takada nunca dio la talla, y aunque presentó mayor oposición en su segundo enfrentamiento, simplemente fue demasiado timorato, mediocre a la hora de confrontar su pro-wrestling contra el gracie jiu jitsu. Sin embargo esta idea de que el enfrentamiento de ambos hubiera sido el catalizador no debe estar muy lejos de la realidad, toda vez que la audiencia japonesa quería ver a como de lugar que un japonez ajustara cuentas con Rickson Gracie, que se comió enteros a los peleadores de aquella tierra en las dos versiones del Japan Open Vale Tudo 94 y 95.
Recordemos: Primero fue uno de los alumnos del legendario Kimura, que derrotó a un ya mayor Helio Gracie en décadas pasadas; después siguió en la lista Yamamoto, campeón de pro-wrestling peso pesado, luego otro Kimura que venía del shootfighting y finalmente el pequeño Nakai en la final, el cual pareció ser el más versado en sumisiones de sus oponentes. Rickson limpió la lona con ellos, ganándose, o quizás simplemente confirmando el enorme respeto que despertaba su figura en la tierra del sol naciente.
Wanderley Silva fue durante largo tiempo el peso mediano más dominante del mundo de las artes marciales, y ha quedado impresoen nuestras memorias como un ícono del extinto Pride FC |
Hoy en día el UFC tiene la hegemonía, pero no hay duda de que el mundo de las artes marciales extraña la calidad de aquellos torneos que reunían a los mejores peleadores del planeta. El formato en ring, los peleadores, las reglas diferentes a las de norteamérica (patadas al peleador en el suelo, golpes de rodilla permitidos en cualquier posición), los incentivos que se daban para que se desarrollara técnica en la pelea en el suelo, los rounds de 10 minutos..., y en general la atmósfera mucho más acorde con el aura de las artes marciales que la que nos hace respirar el aire plástico del UFC... son algunas de las razones. Fue nomas la mejor plataforma que se haya creado para el desarrollo de las MMA, un capítulo dorado.
Uno de los primeros episodios de rivalidad en el Pride, el que sentó el tono de competitividad fue el de la familia Gracie contra los peleadores del prowrestling de la escuela de Takada, entre los que se contaban Matsui y la estrella en ascenso Kasuhi Sakuraba. En realidad la cuestión se dirimió entre Sakuraba vs todos los Gracies, menos Rickson, justamente aquel contra el que debería haber peleado primero. No entendemos en qué estaría pensando Royler Gracie cuando decidió que su segunda pelea en el torneo fuera contra Sakuraba, que lo aventajaba con algo así como 50 libras y que venía de finalizar al técnico Carlos Newton, al mismo Vernon White, a Conan Silveira, además de haber jugado con Vitor Belfort en una victoria aplastante. Con el único con el que Sakuraba tuvo problemas fue con el estudiante de Carlson Gracie, Alan Goes, quien le planteó una pelea fantástica, el mejor jiu jitsu que tuvo que enfrentar.
Cuando veo la pelea de Royler con Sakuraba no puedo dejar de preguntarme cómo fue posible que su hermano Rickson, quizás el más cercano de sus hermanos, le dejara tomar esa pelea con tal diferencia de peso y de envergadura, contra un peleador mañoso que manejaba a la perfección el contra-juego del brazilian jiu jitsu y que además manejaba por su parte un decente arsenal de jiu jitsu.
Sakuraba era sin duda el mejor de los peleadores que se había visto de esa tierra en varios años. (Algunos dicen que comparte ese honor con Funaki, a quien Rickson derrotaría después en Coloseum 2000). Mientras desde mediados de los 90 Rickson fue sometiendo fácilmente a los peleadores japoneses que se le pusieron en frente, Sakuraba hizo otro tanto con los peleadores brasileños en la segunda mitad de la misma década. Sin embargo, no se puede discutir que, a la larga, la calidad de oposición que enfrentó Sakuraba fue muy superior, y es casi inigualable. Por todo esto la decisión de Royler de tomar esa pelea era considerada en su momento un gran riesgo, varias cosas estaban en juego, su reputación como peleador, el record invicto de la familia Gracie en competiciones de Vale Tudo... Y Rickson, que en cuestión de negocios, es decir de elegir a sus oponentes y demandar un alto pago, siempre fue impecable y cuidadoso, quizá con cierta exageración, debía de haber prevenido a su hermano de que enfrentar a Sakuraba era un mal match-up para él. Después de todo, ¿qué esperaba hacerle a Sakuraba? ¿A qué carta estaba jugando, a finalizarlo con una de sus llaves al tobillo? (Royler después diría que su única expectativa era ver si Sakuraba tenía algo para sorprenderlo técnicamente, y que nunca esperaba ganar). Aquella noche durante la pelea se confirmó que Royler no tenía oportunidad, no había ninguna distancia en la que podía hacerle daño, ni siquiera teniéndolo dentro de su guardia mariposa, pues Sakuraba era muy pesado para él, sabía manejar su peso, se mantenía relajado y estaba lo suficientemente versado como para no regalarle una entrada. (Un gran problema de casi todos los Gracies, menos Rickson, es que desistían muy pronto de trabajar por arriba e iban a la guardia, espalda al suelo, para intentar trabajar desde ahí - pero con esto le resolvían ya un par de problemas a Sakuraba, y también a otros rivales). En el stand-up el arsenal de los Gracie, al menos del lado de los hijos de Helio, siempre fue muy básico, muy orientado a la defensa personal, y Royler evidenció este problema, realmente lució la unidimensionalidad del Gracie Jiu Jitsu en su enfoque al combate. (Renzo y Ryan lucían más completos, más golpeadores, aunque quizás algo menos efectivos técnicamente en el suelo).
Los Gracies, con Rorion a la cabeza, siempre decían en las revistas y en sus videos de instrucción que 90% de los combates terminan en el suelo, pero se olvidaron que prácticamente el 100% comienzan de pie. Por si fuera poco, no eran especialmente buenos para derribar, y menos a un prowrestler; ahí es donde les faltaba mixturar su juego con patadas a las piernas, golpes de puño, rodillas, fintas, juego de pies, e intentos de takedown. En suma, aquella noche infame pudimos ver a Royler sobre sus espaldas hablándole constantemente a Sakuraba, impotente de llevarlo al suelo, comiéndose un racimo de low kicks a las piernas, e invitándolo a que pelearan en el suelo, casi como diciéndole "ey ven, qué haces, si la pelea de verdad recién comienza aquí". Pero como diría Steve Cuadros en la transmisión de aquel PRIDE, no se trata de pedir al oponente que entre en tu juego sino de hacer que entre en tu juego.
Mientras Rickson miraba serenamente en el ringside, me llamaba la atención la poca empatía que tenía con su hermano, la lejanía, apoyado casi todo el combate en silencio, como si hubiera visto de antemano que la pelea estaba perdida, sin darle muchas instrucciones a Royler, que se veía enfrentado con un puzzle incomodísimo. De hecho nunca asomó la posibilidad de que arrojara la toalla cuando la amenaza de sumisión se tornó evidente. Y lo recibió fríamente en su esquina después de que la pelea fuera parada, casi como si estuviera lidiando con su propia impotencia, ante todo el alboroto que se había armado con los japoneses saltando de júbilo en las tribunas. En este escenario la mirada indiferente y el silencio parecían ser el gesto de desaprobación que Rickson usó. Esto es una especulación desde luego, pero en algun momento dio la impresión de que Royler había sido lanzado por Rickson como conejillo de indias para estudiar las posibilidades de pelea contra Sakuraba. Inexplicablemente después de lo ocurrido Rickson tardó demasiado en animarse, no se entiende cómo no pidió inmediatamente la pelea para ajustar cuentas con Sakuraba. Sí se sabe que Sakuraba desafió a Rickson después de esa pelea, no sólo en busca del dinero que correría con una pelea entre ellos, sino porque quería vengar las derrotas de Takada. Rickson no entró en el juego, un juego del mercado, de los managers, y de los fans. Simplemente no encontró la manera de ver que eso representaba pelear por honor; quizás nunca se tragó el cuento de que todo el honor de la familia se manchaba cuando uno de sus miembros perdía un combate, del mismo modo que una victoria suya sobre Sakuraba no redimía a toda la familia, sino que valoraba su talento como peleador de estilo libre que aplica el Gracie Jiu Jitsu (Rickson es cinta negra de Judo y de Aikido a parte). En el desenlace de aquel combate Royler estuvo a punto de ser finalizado con una llave kimura (que no se hizo efectiva por la mala posición de la pierna derecha de Sakuraba), y cuando uno recuerda la terrible escena de un UFC de diciembre del 2011 en la que Frank Mir le rompe el brazo a Minotauro con la misma técnica, no puede dejar de sentirse aliviado de saber que el combate de Royler terminó ahí; faltando dos minutos para la culminación del segundo round, viendo a Royler sin salida alguna, sin ninguna señal de rendición de su esquina, el árbitro con buen criterio paró el combate, cerrando la posibilidad de que la derrota se registrara por decisión de los jueces. Los Gracies hicieron una controversia de ello, indicando por ejemplo que Sakuraba no había demostrado espíritu de guerrero, pero de poco servía, el resultado no variaba en nada, y para ser justos, Royler, que lidiaba con el dolor en esa tortuosa posición, aunque con mucha presencia de ánimo, la sacó barata.
En definitiva fue una mala elección de la familia Gracie el hacer que Royler fuera el primero en enfrentarse a Sakuraba, que de ahí en adelante comenzó a ascender en popularidad con la soltura de un cometa.
Finalmente, un año después no fue Rickson sino Royce el que salió a dar cara por su familia, más o menos tomando la posta que antes habían sostenido George Gracie, después Helio, luego Carlson, luego Rolls, y después el mismo Rickson. Royce asumió más el papel de campeón de la familia en cuanto a torneos de Vale Tudo. Podría decirse que ese es uno de los escazos lunares negativos que se pueden encontrar en la trayectoria de Rickson Gracie como peleador profesional. Otra forma de verlo, quizás más imparcial, sería decir que Rickson fue lo suficientemente inteligente como para no dar un paso en falso en su carrera, un paso que daría solamente para satisfacer demandas y presiones externas, tales como el mercado, la televisión, los fans, la opinión pública, el mismo PRIDE... Royler había perdido bien, eso era todo, no había porque polemizar. Rickson quiso estar en control de su carrera en todo momento, no tenía por qué conducir la manera en que mantenía a su familia por el puro sensacionalismo, he was his own man. No creo que Helio Gracie haya quedado muy complacido con esta decisión de Rickson, a quien se consideraba incluso antes del primer UFC como el campeón de la familia; en cambio Helio pareció sentirse un poco más cercano a su otro hijo Royce, de quien dijo que era el mejor de todos porque no le temía a nadie a la hora de elegir al oponente en el ring. No se discute la gran calidad de Rickson, pero con el enorme talento que tenía, sin duda el mejor grappler de los últimos 20 años, hubiera sido un placer verlo tomar unos cuantos riesgos más para probarse, para dejar mejor sentado su testimonio como peleador y como legado, además hubiera callado la boca de miles de escépticos en el mundo de las MMA y de los forums de internet, a aquellos que no captaron su real dimensión.
Otro capítulo fascinante en el Pride FC lo escribieron las escuelas del Brazilian Top Team y la Chute Boxe. Yo lo fui saboreando en diferido, poco a poco, gracias a los videos que me prestaban mis profesores de brazilian jiu jitsu, los hermanos Cabrera, Jaime y Hugo, a quienes debo mucho por el conocimiento que nos transmitieron a mí y a mis compañeros aquellos años dorados. Son tiempos en que el BJJ recuperó su primer plano. Aquella pelea de Minotauro con Bob Sapp es inolvidable, o la finalización triangule-arm-bar del mismo Minotauro al pedante Mark Coleman, que resoplaba enrojecido como un toro herido arrinconado en las cuerdas. El equipo del BTT llevó el juego del BJJ en MMA un plano más adelante, siendo un poco más versados en la pelea de pie, y con una técnica de suelo a nivel Abudabi, la mayoría de ellos entrenados por Carlson Gracie.
Brazilian Top Team, los hermanos Noguiera a la cabeza, Ricardo Arona, Mario Sperry. Bustamante... |
Si el UFC fue montado a la medida de Royce Gracie, es justo decir que, tras algunos ajustes, el PRIDE fue montándose poco a poco a la medida de Sakuraba, que se convirtió en el ícono de los locales, un héroe nacional, tal como Helio lo había sido para Brasil. Claro que con el tiempo ambos torneos fueron sufriendo mutaciones, cambiando el temporal. Sin embargo, distancias a parte, ambos peleadores se han inmortalizado ya en nuestras retinas como leyendas de las artes marciales mixtas.
Lo interesante es que por varios años la trama del mundo de las artes marciales estuvo dada por la siguiente cuestión: había que ver cuál era la mejor combinación que se podía usar para contrarrestar al brazilian jiu jitsu en este tipo de torneos. Por un lado estuvieron los del prowrestling de Japón que ya mencionamos, pero el mérito fue siempre más de Sakuraba que de un estilo en particular; luego entre los americanos trajeron la propuesta del wrestling, la lucha grecorromana y una combinación de ground pound. (Mark Coleman, Erickson, Gooldbridge, Kerr, Jackson, Severn, entre otros) - Minotauro se encargó de callarles la boca con sendas finalizaciones. La escuela del Lion´s Dean no pasó de ser un breve rechiflón de gratas anécdotas, no terminaban de ser excelentes en ninguna de las distancias, y su mejor prospecto fue finalizado fácilmente por Frank Mir. Los más duros quizás fueron los de la Chute Boxing, de donde salieron los dos pesos medianos más dominantes de la historia de las MMA: Wanderlei Silva y el actual campeón del UFC, Anderson Silva. (No contamos a otro fenómeno como Mauricio Shogun Rua). El contra-juego que proponía la Chute Boxe se sostenía en un conocimiento de contra-defensa a los derribos, una agresividad fuera de lo común, un cardio salvaje, una capacidad arrolladora para imponer los términos del combate en las distancias que preferían, la larga, la media y la corta. En el suelo habían desarrollado una forma de atacar con golpes cortos en todas las posiciones, un ground and pound prolijo, además conocían del BJJ, y de pie realmente eran mortíferos, llevando de vuelta el Muay Thai a los primeros planos de la escena mundial.
En estos tiempos el juego ha cambiado, se ha diversificado a la enésima potencia, y la pureza de los estilos se ha perdido, por lo menos en cuanto a lo que dejan ver torneos como el UFC y Strikeforce. Rickson Gracie dice siempre que las nuevas reglas que requirieron la popularización del deporte han terminado por hacer que el BJJ pierda su posibilidad de ser aplicado con toda su efectividad. Ya ni un BJPenn ni un Damian Maia tienen muchas posibilidades de terminar un pelea con una finalización, la cuestión se ha convertido más en ser duros, saber resistir golpes y ganar de todos modos, o en jugar a los puntos en las tarjetas de los jueces - siendo que los campeones dominantes suelen ganar por KO, tales como José Aldo, Jon Jones y Anderson Silva. En opinión de Rickson no existe en este momento un gran exponente del brazilian jiu jitsu en el mundo, un verdadero embajador de la disciplina que sepa imponer su juego por sobre otros peleadores que tienen otros sistemas entre sus fuertes. (¿Cuando entrará en escena la nueva generación de los Gracies en el UFC? ¿Roger Gracie?).
Digamos que el desafío Gracie lanzó al BJJ en el mundo con el UFC y el Open Japan Vale Tudo. En aquel momento tenían el factor sorpresa de su lado, Rorion conocía el ambiente y sabía a qué peleadores no quería enfrentar necesariamente, y con el UFC sentaron las bases, impresionaron, luego dejaron que el mundo lo asimilara y maquinara la contrapropuesta. El 95 salieron de escena y dieron paso a otros peleadores brasileños que recogieron la mala parte: Fabio Gurgel, Amaury Bitteti, Oliveira, entre otros, que o bien pasaron desapercibidos, o bien fueron knockeados en su intento de llevar a su oponente al suelo. Con el tiempo, la cosa se hizo más difícil, el resto de los competidores ya conocía el juego de un practicante de BJJ, y llegó Coleman e impuso una nueva fuerza, una fuerza bruta, que dependía mucho de sus músculos y su fiereza personal. Los Gracies esperaban, y lo hacían con inteligencia, ellos ya no tenían por qué salir a arriesgarse cuando ya gozaban de todo el crédito del mundo y ya habían logrado su objetivo central y de largo alcance: la difusión a escala mundial. El año 1998 comenzaron a mostrarse más notoriamente, y todo iba bien, Renzo había finalizado al ruso Oleg Taktarov, Rickson le dejó recuerdos de arm-bar a Takada, pero Royce seguía ausente. El problema es que no eligió el mejor momento para volver, o por lo menos tendría que haberse puesto un poco más a punto, porque fue algo forzado; una vez que Royler había perdido se aceleró su retorno, no convenció ni con Takada en la pelea de set-up, luego perdió la legendaria lucha con Sakuraba en 90 minutos de pelea, y le sucedieron dos Gracies más que perdieron con Sakuraba sin discusión. Rickson saltó el obstáculo, ya tenía más de 40 años, esto debe considerarse, y la muerte de su hijo Rockson terminó por hacer que esta sea una de esas peleas soñadas que nunca llegaremos a ver.
Habría mucho más que escribir, será en una segunda entrega, por ahora simplemente permítannos un segundo de nostalgia. Extrañamos al PRIDE FC, extrañamos aquellos trepidantes Final Countdowns o Final Conflicts, pero con el tiempo van apareciendo los peleadores y los match-ups, en el futuro, esperemos, surgirán peleas que darán lugar a la creación de otras plataformas como el Pride, o como una instancia siguiente en los eslabones de crecimiento del deporte.
Por: Jorge Luna Ortuño
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