Palais Concert de Oruro Bolivia |
En torno a la continuidad del Palais Concert como edificación
destinada al arte y la cultura, y a la naturaleza de esta continuidad, se han
agrupado distintas inquietudes en las últimas semanas, no todas apuntando en la misma dirección. Así lo pudimos constatar recorriendo la ciudad y conversando tanto con autoridades del área cultural como
con artistas, gestores y miembros del Consejo Departamental de Cultura; la
mayoría encuentra un común denominador en la catalogación de este edificio
centenario como “espacio patrimonial”. Es a partir de ese estatus que plantean su defensa y su propuesta. Entre todos, es el Consejo el que se
comprometió más con la tarea de resistir a una visión que planteaba remodelar
el Palais Concert con fines administrativos, y buscaba ampliar el sector que
ahora se usa como oficina de la Secretaría de Turismo y Cultura de la
Gobernación. Finalmente, el titular de esta secretaría, Pedro Ramos, nos dijo
que esa intención había sido descartada, y que se encontraban en plena gestión
para que se publique en el SICOES una licitación nacional para restaurar
completamente el edificio en cuestión. Además aseguró que la última palabra del Gobernador del Santos Tito ha sido declarar el tema del Palais como prioridad para el 2013.
La discusión latente sin embargo no se ha apagado: remodelar
o restaurar, reactivar o readecuar. Son verbos que marcan una enorme diferencia
de concepción en la operación a realizar. Ruth Chaparro, presidenta del Colegio
de Arquitectos, hizo conocer que la entidad firmó un convenio con la
gobernación para actuar como “observador” en el proceso que se siga adelante, y
además que respalda plenamente un procedimiento de restauración que no atente
contra la construcción original. Miguel Angel Guerra, Oficial Mayor de Cultura de Oruro, considera más apropiado hablar de una revitalización. Mientras que, por su parte, algunos artistas
orureños del campo audiovisual son más arronjados y prefieren que se haga una
remodelación que le dé nueva funcionalidad a los espacios hoy deteriorados y en
desuso. En suma existe una confrontación entre una visión conservadora-restauradora
y otra arriesgada-remodeladora. Pero en este caso también, como todo en la
vida, nada es puro blanco o puro negro. La tarea que deberíamos proponernos es
la de pensar los grises: pensar una política de acción
que combine elementos de restauración con elementos de refuncionalización de los
espacios. Por ejemplo, restaurar las pinturas murales, tarea urgente, pero
darle una nueva dinámica a todo el sector de las butacas en luneta (asientos pegados al
suelo que no permiten variar el uso de ese espacio), que además se encuentra
muy alejado respecto del escenario, que debería ser ampliado.
La Plaza 10 de febrero a las 4 de la tarde |
Vista panorámica interna hacia la entrada |
El escenario |
En este sentido, el Palais Concert no debería pensarse de
manera unidimensional como edificio patrimonial, ya que esto limita su
funcionalidad y su adecuación con las necesidades actuales de la disminuida
escena artística orureña. La propuesta con la que deseamos aportar parte de
considerar al Palais Concert como un complejo post-patrimonial, porque esto
abre un nuevo campo de trabajo muy desafiante, que no tiene precedentes en
nuestra ciudad, y consiste en diseñar un modelo de gestión acorde con
alternativas de uso que van más allá de su definición como bien patrimonial. De
esta manera, queremos involucrar una nueva tensión entre preservación y
creación.
No se crea que se le hace un gran favor a la población
orureña destinando tres millones de bolivianos para la restauración de un
edificio que después servirá para que los jóvenes se sienten en sus gradas a la
entrada para escuchar algo de música. No se crea que es un gran avance
reactivar el Palais Concert como espacio de programación de espectáculos y
entretenimiento. Que unos cuantos grupos de teatro locales, completamente
olvidados por las políticas culturales de fomento a la creación, reciban como
consuelo el préstamo de ese espacio para presentar sus últimas ocurrencias no
produce nada efectivo. Oruro necesita centros de desarrollo local que se ocupen
de construir públicos para el arte. Oruro necesita de que lugares como el
Palais Concert, que concentran una alta densidad en el imaginario colectivo de
la ciudad, funcionen para producir dos efectos: difundir y formar. Difundir
cultura e historia de Oruro, pero pensando en un fin más importante: formar
ciudadanía.
Miguel, el cuidador del edificio, quien amablemente dirigió nuestro tour por las instalaciones |
Vista de galería |
Miembros del Consejo de Cultura en la toma del edificio para desalojar a miembros de la Asamblea Legislativa, que ocuparon las oficinas destinadas a Cultura |
Vista de Palco |
Palais Concert de noche |
¿Cómo se fortalece el imaginario colectivo del orureño? ¿Cómo
se puede reforzar el sentido de pertenencia del orureño, sobre todo de los que
están todavía en edad escolar? Precisamente a través de una estrategia que
modifica la manera de concebir un espacio de arte. Si Oruro ha caído desde hace
décadas en un pozo de olvido y dejadez, siendo el Palais Concert la imagen
perfecta de ese deterioro, que sea su readecuación en vista de nuevos
propósitos el símbolo del resurgimiento de esta maravillosa ciudad de los Urus.
Si en Perú, en relación al Palais Concert de Lima, Abraham Valdelomar lanzó este grito célebre para los peruanos:
“El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión. el Jirón de la Unión es
el Palais Concert y el Palais Concert soy yo”
Tal vez debamos también lanzar un grito de guerra sobre nuestro centro histórico en Oruro, grito que no se lanza contra nadie sino a favor de una acción creadora colectiva.
Jorge Luna Ortuño
(Continuará)
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