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lunes, 13 de febrero de 2012

Escríbeme- Postales a Copacabana: deseo y fuga


Un comentario a partir de la película estrenada el 2009 en salas bolivianas. 



Escríbeme- Postales a Copacabana es una película que conecta varias cosas: el mundo tangible con el mundo espiritual, la realidad con la fantasía, las creencias importadas con las nuestras, Jesús y el Ekeko, la esperanza y la desilusión, el deseo y la fuga, etc.  Ambientada en la población de Copacabana, esta coproducción boliviano-germana toma por personaje principal al Lago Titicaca. En más de una oportunidad el director Thomas Kröntaler –que también dirigió El día que murió el silencio­–, había comentado que una de las prioridades de la película era sacarle el mayor provecho a la magia del Titicaca, razón por la que usó el formato 35mm. En el mismo sentido Carla Ortiz, una de las protagonistas, afirmaba el día del estreno que el principal aporte de esta película es el de inmortalizar estos lugares de Bolivia, mostrándole al mundo su majestuosidad y belleza.

Podría pensarse que por ser bastante ligera en su concepción, con una historia sencilla, y con algunos descuidos en la narración, esta película es solo un pretexto para explotar estos afrodisíacos paisajes. Otros dicen que en realidad la película busca poner en el tapete el tema de la soledad y el abandono que sufren las mujeres cuando no tienen un hombre en la casa.

Después de verla, de escuchar y leer las críticas, nos da la sensación de que la cosa va por otro lado. Peor por los que se enfocan demasiado en la soledad como tema central. El director ambienta esta historia en el Titicaca para generar un escenario, bello y opresivo a la vez, en el cual pueda sentirse la abrumadora carga de la soledad, pero enfocándose más en la urgencia extrema de encontrar una salida. La historia es trágica y triste a primera vista: Alfonsina, una linda muchacha de catorce años, vive en el pueblo de Copacabana con su mamá y su abuela; su padre y su abuelo están muertos; las tres se acompañan en su soledad. Pero la intención no es quedarse en la tristeza, pues la soledad de estas tres mujeres, atadas a su pueblo, es solamente la preparación para algo que está por suceder. Todos son pretextos para mostrar en algún momento el estallido de una fuga mágica. Cada una de las protagonistas contribuye con su propio drama para lograr esta atmósfera de preparación. Alfonsina representa la necesidad de salir, de viajar, de conocer el mundo, y de poder hacer lo mismo que hacen esos gringos que llegan y se van con el compromiso de mandarle una postal. Rosita, su madre, es una mujer viuda, joven y atractiva, que vive con un impulso incontenible por rehacer su vida y encontrar otra vez el amor. La abuela de Alfonsina, Elena, también ha quedado viuda, pero ella todavía vive con la presencia que ha quedado impregnada en la casa de su amado Aloi, y se consuela viéndolo otra vez en los viajes que hace al pasado con su memoria.



Ellas creen que Aloi se sumergió un día en el lago de Baviera, en Alemania, con el deseo de encontrar algo diferente, y cruzó sus aguas por debajo hasta emerger del otro lado del mundo, en el Titicaca. La historia se apoya aquí en el realismo mágico de la literatura. Pero no es pura fantasía, pues no hay nada más real que el poder del deseo, y esto es lo que nos quiere decir entre líneas esta historia. El deseo de salir, de conocer otros mundos, de encontrar el amor por otros rumbos, es un deseo universal. Ahí, del otro lado, muy cerca o a miles de kilómetros, existe alguien que vive con la misma predisposición de fugarse, alguien que quizás nos espera, o espera cruzarse en nuestro camino para compartir la fuga. Esa predisposición que se torna en deseo es algo poderoso. Así como los sonidos que emitimos no se pierden nunca y perviven en el aire, también los deseos se conservan como bloques de energía imperceptibles. El deseo llama, atrae, y otorga existencia, pues termina dándole una forma a aquello que en un principio era algo incorporal. Después de haber deseado algo hay que estar atentos a lo que se manifiesta. El intenso deseo de Alfonsina atrae a su vida a Daniel, un joven estudiante de ornitología que llega de Munich, un aventurero tan inquieto como ella que le parece el vivo retrato de su abuelo. Este encuentro es uno de los ejes de la historia.

En resumen, lo que vemos primero es el montaje de un escenario de encierro en un lugar esplendoroso: no siempre es suficiente la belleza del lugar, no importa si es Bolivia o Alemania, el ser humano suele vivir anhelando algo diferente a lo que tiene. Luego, una atmósfera de soledad, pero solo como pretexto para producir la urgencia vital de la fuga. Finalmente, lo que nos muestra esta película es que cuando se desea con todas las fuerzas, la vida misma sabe encontrar sus salidas.

Jorge Luna Ortuño


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