Ayer pude finalmente ver la pelea de George St Pierre contra el peligroso Johny Hendricks. Fue muy acertado Joe Rogan cuando comentó al final del primer asalto que había sido el round más exitoso de un retador en pelea de campeonato contra St Pierre. Las razones eran varias, no sólo por el derribo, sobre todo por la agresividad en la pelea parados: sólo Matt Serra antes le había representado tal peligro con su boxeo al canadiense, y quizá un poco BJ Penn en su primer enfrentamiento. Hendricks se paró sin ceder mucho espacio ni iniciativa, confiado con su guardia zurda, emanando una actitud incluso con pizcas de zozobra, no tardó mucho en soltar algunas combinaciones, varias de ellas iniciando con el cross de derecha. Mostraba dotes no sólo de peleador profesional, también mañas de peleador callejero. En los papeles muchos como yo debieron creer que el canadiense manejaría mejor la distancia, por la ventaja que tenía en alcance de brazos, por su movilidad, su acrobacia. Pero Hendricks es de esos peleadores que se fajan, sabe entrar en la guardia de su oponente, se agacha y se desliza veloz, y despega sus misiles, sobre todo con la mano izquierda, es una especie de Tank Abbott en versión mediano.
Había visto antes el Gracie Breakdown donde Rener Gracie junto a su prometida desglosaban tres momentos puntuales de la pelea. Rener parecía insinuar que el real ganador de la pelea había sido Hendricks, pero que el ganador del juego, llamado "pelea de MMA" dentro del octógono, lo había ganado efectivamente St Pierre. No me extrañaba la idea, dada la manera precavida que tiene de pelear el campeón, generalmente enfocado en los puntos antes que en la finalización, cuidando la posición antes que buscando la sumisión. Sin embargo, después de haber visto la pelea no tengo dudas de que St Pierre hizo más para llevarse la victoria. Me resultó chocante ver a Hendricks poniendo las manos en el suelo en posición de cuatro para que GSP, que lo tenía cinturado por el costado, no pudiera darle rodillazos en la cara. Es decir, ¡sí!, es la regla, hay que aprovecharse de ella, pero me pareció sucio saben, algo mezquino, al menos mediocre, como una actuación, Hendricks no venía a pelear de veras, esto era un juego, con todas sus condicionantes, y qué lejos quedaban aquellos días magníficos de PRIDE, cuando veíamos unas patadas en la cara al rival en el suelo, o rodillazos inclementes al que se ponía en posición de tortuga casi rehusando seguir en la pelea. Era cruel, pero real, nadie podía ser el campeón de la categoría si no sabía salir de esas, y sobre todo si no sabía evitar ponerse en tales situaciones. Pero en el UFC de Dana White prima más el cuidado del negocio, y se dan algunas irregularidades poco caballerosas producto de esas reglas. Retroceder cubriéndose la cara y dando la espalda también es válido, es parte de protegerse, pero vaya que se ve poco caballeroso, y dice mucho de la pobreza técnica de un peleador. No sé si me entienden el punto...
Y bueno, menudo favor le hacía Hendricks a los espectadores en el aniversario 20 desde la creación del UFC. Aquel año de 1993, cuando Royce Gracie entró a medir su estilo contra los de otros peleadores, debía intentar llevarlos al suelo contando con que su arremetida pudiera fallar y esto le costara un rodillazo en la cara o una patada estando en el suelo, además, los cabezasos en el suelo que eran válidos. Sin embargo, ahora basta con poner un puño en el suelo para que no se pueda patear a la cara, con dos abajo no te pueden tocar la cara aunque la tengas al aire como un inocente novato. Es un ambiente demasiado controlado, que se vende como extremo, pero lo cierto que ese tipo de entrenamiento no termina de preparar para una situación real, es sólo un juego, un juego muy rudo, pero juego al fin.
Y bueno, menudo favor le hacía Hendricks a los espectadores en el aniversario 20 desde la creación del UFC. Aquel año de 1993, cuando Royce Gracie entró a medir su estilo contra los de otros peleadores, debía intentar llevarlos al suelo contando con que su arremetida pudiera fallar y esto le costara un rodillazo en la cara o una patada estando en el suelo, además, los cabezasos en el suelo que eran válidos. Sin embargo, ahora basta con poner un puño en el suelo para que no se pueda patear a la cara, con dos abajo no te pueden tocar la cara aunque la tengas al aire como un inocente novato. Es un ambiente demasiado controlado, que se vende como extremo, pero lo cierto que ese tipo de entrenamiento no termina de preparar para una situación real, es sólo un juego, un juego muy rudo, pero juego al fin.
El video de Rener Gracie
Vamos a los rounds. GSP absorvió los golpes más duros de Hendricks, un uppercut lo conmovió en el segundo asalto, lo tambaleó, pero Hendricks no mostró alma de definidor, cuando ése era un momento para mostrar cuánto quería el cinturón. Sorprendentemente pareció medirse, se contentó rápidamente con el clinch que propuso GSP. Y en realidad, a lo largo de toda la pelea, Hendricks no terminó de mostrar un plan de pelea para ganar; lo que hizo muy bien fue neutralizar el plan del campeón defensor, eso sí, le faltó el respeto, lo hizo verse vulnerable como nunca antes, incluso lo hizo lucir en desventaja de potencia. Pero a medida que fueron avanzando los rounds sus golpes perdieron picante, no pudo pasar de la faceta de neutralización a la de imponer sus armas en busca de la finalización. Pareció que todo lo que tenía Hendricks era jugársela a que una de sus manos dejara fuera de combate a su oponente y dejar que pasara el reloj.
Entrados en los rounds de campeonato contó más la experiencia del canadiense, que se fue asentando ya desde el tercer asalto, en el que recuperó el equilibrio y se mostró más ofensivo, tirando varias patadas circulares altas, tirando y llegando, combinando, aunque sin el mismo nivel de riesgo que presentaba el barbudo que tenía en frente. Al final logró igualar en el marcador los dos derribes que tenía Hendricks, pese a estar magullado en su rostro, con limitada visión, se mostró entero en cuanto a actitud, y fue el que buscó la finalización, al menos dos veces con el kimura. Rener Gracie nos muestra en ese vídeo que cuando St Pierre lo tenía en su guardia pudo haber sido más agresivo, dada la posición alta en que se encontraba Hendricks; en el vídeo nos muestran algunas variantes que podía haber propuesto St Pierre, atacando un arm-bar, cambiando a un triángulo o saliendo de la posición. Pesada la mano de Hendricks sin embargo como para aventurarse a salir para un lado en busca de la pierna y colocarse en posición perpendicular al cuerpo del barbudo luchador. El canadiense debió haber valorado todos esos aspectos, que sólo se pueden calibrar estando dentro de la jaula.
Entrados en los rounds de campeonato contó más la experiencia del canadiense, que se fue asentando ya desde el tercer asalto, en el que recuperó el equilibrio y se mostró más ofensivo, tirando varias patadas circulares altas, tirando y llegando, combinando, aunque sin el mismo nivel de riesgo que presentaba el barbudo que tenía en frente. Al final logró igualar en el marcador los dos derribes que tenía Hendricks, pese a estar magullado en su rostro, con limitada visión, se mostró entero en cuanto a actitud, y fue el que buscó la finalización, al menos dos veces con el kimura. Rener Gracie nos muestra en ese vídeo que cuando St Pierre lo tenía en su guardia pudo haber sido más agresivo, dada la posición alta en que se encontraba Hendricks; en el vídeo nos muestran algunas variantes que podía haber propuesto St Pierre, atacando un arm-bar, cambiando a un triángulo o saliendo de la posición. Pesada la mano de Hendricks sin embargo como para aventurarse a salir para un lado en busca de la pierna y colocarse en posición perpendicular al cuerpo del barbudo luchador. El canadiense debió haber valorado todos esos aspectos, que sólo se pueden calibrar estando dentro de la jaula.
No vi intentar nada definitivo a Hendricks, excepto ese contraataque a la llave kimura que intentaba St Pierre, y estuvo muy cerca. Pero para haber sido el retador, Hendricks pareció conformarse con haber logrado poner en mala situación al campeón en los dos primeros rounds. Los otros tres los perdió en detalles. La sumatoria no le beneficiaba, también por la actitud de competidor nato que lució GSP hasta el último campanaso. No se amilanó el campeón pese a sentirse huérfano de opciones, no intentó, con la misma frecuencia que siempre lo hace, llevar al suelo a su oponente y molerlo, sabía de los riesgos en la transición. Era un match-up duro para él por el estilo, y en cuanto a su boxeo no estuvo del todo afinado. Manejó muy bien sus jabs, que deben ser de los mejores del UFC, combinó en contadas ocasiones, pero estaba muy plantado cuando atacaba Hendricks, no esquivaba con la cabeza, no salía siempre a los costados, y no tenía la misma explosión. Parecía blanco muy accesible para la fiereza del barbudo.
Fue una buena pelea, con tintes de dramatismo por momentos, se temía una definición rápida en cualquier momento, pero llegó a la decisión de los jurados. Me quedé con ganas de ver algo más de decisión del que tenía todo para dar la sorpresa en esa noche.
Fue una buena pelea, con tintes de dramatismo por momentos, se temía una definición rápida en cualquier momento, pero llegó a la decisión de los jurados. Me quedé con ganas de ver algo más de decisión del que tenía todo para dar la sorpresa en esa noche.
Me recordó un poco a la primera pelea de Machida con Shogun, y también al choque de Roy Jones Jr con Antonio Tarver hace casi una década. Las historia nos enseñó que algunos campeones son despojados de su trono por un peleador némesis, y esto les toma dos peleas; normalmente cuando la primera los exige al máximo, terminan en la revancha siendo derrotados de manera más dramática. No pasó lo mismo en el caso de Mayweather con Castillo, que le dio la más dura batalla de su carrera, pues la revancha pasó la prueba con honores. En cambio a Pacquiao lo derrumbaron en cuatro peleas, obstinación de Márquez y talento de adaptación. Puede que algo así le ocurriría a GSP si aceptara una revancha inmediata. Pero me queda la sensación de que si mejora su manejo de distancia y prepara mejor su boxeo específicamente para pelear contra un zurdo, o incluso si le pelea cambiando su guardia, no tendría problemas en imponerse nuevamente, pues George no atraviesa un periodo de decadencia. Buena idea sería que practique la patada frontal a la cara con la que la araña Silva envió a Belfort al mundo de Orfeo.
Sin embargo, al terminar la contienda y saberse ganador, George habló, lanzó la moneda al aire: es posible que se haya retirado con ésta pelea. Coincidimos con Rener Gracie en el mensaje que le daba, hemos aprendido mucho de verlo pelear, nos ha dado mucho a los que seguimos este deporte, es ya uno de los más grandes peleadores en pisar el octógono, el muchachito que creció viendo realizar hazañas a Royce Gracie es ya una leyenda también. Sabremos pronto si George todavía tiene el apetito para volver, y si las configuraciones en las honduras de su ser coinciden con las exigencias que debe atender como campeón de la categoría. De no ser así, hará bien en retirarse. No hay mucho más que pedirle, lo que venga será puro derroche de generosidad.
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