Dos breves apuntes sobre Hitchcock: Hace unas semanas escribí un artículo sobre el film Hitchcock (2012) para la excelente revista digital Cinemascine. En la ocasión trabajé de diferente manera, no me preocupé por establecer relaciones con otros filmes o libros, no indagué en la vida de Hitchcock el hombre real, ni traté de usar la película para hablar de conceptos que estudio desde la filosofía; tampoco me interesó profundizar en el trabajo del director Sacha Gervasi, no hice anotaciones durante el film, y lo vi sólo una vez. Al escribir una especie de reseña mi intención era imprimir en la hoja, lo más rápidamente posible, unas cuantas ráfagas de aquello que me había impresionado positivamente de la película.
Dicho y hecho, me lancé a la máquina y esbozé unos punteos, trabajo de periodista. Sin embargo, lo que no pude incluir en el texto es uno de los momentos más cómicos del film: cuando se estrena Psycosis y Hitchcock se encuentra ansioso en el lobby del cine, espiando para observar y escuchar cuáles son las reacciones del público. Y llega la famosa escena de la ducha, los cuchillazos y los gritos, y esa musiquita siniestra de fondo que ha pasado ya a la eternidad, mientras Hitchcock imita los movimientos del agresor deleitándose con los gritos de espanto de la audiencia, que van y vienen como olas golpeando al acantilado. Pueden opinar lo que quieran, a mí me pareció genial ver esa simpleza, era la consumación, lo que buscaba producir con esa historia se había logrado, había conseguido sacar al público de su encorsertamiento, todos vivían aquello, olvidaban que estaban en un cine, la magia viva una vez más. Era un triunfo, pues para hacer esa película tortuosa habia asumido un gran riesgo, no sólo financiero, también artístico, y la historia nos muestra que además había padecido momentos de inestabilidad en su matrimonio como trasfondo. Pero justo cuando los críticos se inclinaban a pensar que Hitchcock ya estaba acabado, con Psycosis llevó un nivel más allá a ese género de cine. (Y todavía estaba por venir Pájaros).
El artículo que escribí para CINEMASCINE
Notará el lector que de la filmografía y vida de Hitchcock conozco muy poco, nunca lo seguí ni me hechizó particularmente su fama de maestro del cine. Pero ésta fue una buena manera de tener un primer contacto. Lo que agrego son apuntes marginales sobre el biopic que nos presenta Sacha Gervasi.
Nos parece que un gestor cultural, un organizador de eventos de animación cultural, y hasta un curador, tienen cosas que aprender de este film que protagoniza sin defraudar el gran Anthony Hopkins junto a Helen Mirren. Veamos, primero, la manera en que convence al director de la oficina de censura de escenas prohibidas para que no se edite Psycosis. Es un verdadero curso de relaciones humanas, aplicando principios inmortalizados en el libro de Dale Carnegie Cómo influir en las personas. Ante la rotunda negativa de aquella autoridad de mantener la escena del asesinato en la ducha junto a otras varias observaciones, Hitchcock le ofrece un trato: dejar la escena tal como estaba, y volver a filmar la escena de amor que aparecía previamente, pero hacerlo siguiendo exactamente todas sus indicaciones, incluso teniendolo a él en el set de filmación para supervisar la escena. Le dice algo así, "la gente debería valorar el gran trabajo que usted hace para evitar que aparezcan cosas sucias en la pantalla". El director se siente halagado desde luego, y acepta el trato. No era simple adulación barata. Hitchcock apreció por unos momentos cuál era el valor del hombre que tenía en frente. No tenía mayor repercusión para su film cambiar la escena de amor, pero podría verse bien volverla más light dado el conservadurismo de la época. Por otra parte, la escena de la ducha era la que realmente importaba. De modo que Hitchcock quiso mostrarle a su interlocutor que le daba importancia, que lo respetaba, y al final consiguió lo que quería, pero con una ventaja: además había logrado poner a ese difícil hombre de su lado. Muchas veces se puede ganar guerras por medio de la fuerza y el impulso arrollador de una personalidad, pero más notable es hacer las cosas logrando el consentimiento de aquellos que inicialmente aparecían como nuestros antagonistas. Es en ésta segunda manera que se aplica el principio "ganar-ganar", de la filosofía empresarial (Stephen Covey, Daniel Goleman), y que resulta más provechoso, pues uno aprende a plantear soluciones tratando siempre de que el otro quede bien parado, de que también obtenga un beneficio del giro que proponemos. Los seres humanos tenemos el poder de conducir nuestras relaciones y tratos hacia fines de prosperidad o de deterioro, y ésta, lejos de ser una manía de manipulación, es simplemente una aplicación de nuestro poder de conducir una conversación a buen puerto.
Finalmente, volviendo al tema de la lección para gestores culturales, rescatemos aquel momento en que Hitchcock anota precisas indicaciones para los dueños del cine donde se estrenará Psycosis, de modo que su exhibición pueda explotar el máximo de su potencia. Esto tiene mucho que ver con la construcción de público y la generación de un clima previo. Algo en lo que el D.T. Mourinho del Real Madrid es un especialista. Se trata de ver cómo puede eso jugar a nuestro favor. Hitchcock pide que se presente como el espectáculo más único que se podrá observar. Que se divulgue enfáticamente la idea de que van a ver algo que los perturbará. Se colocarán un tipo de propagandas en el lobby. Que se haga conocer que una vez que la cinta comienze a proyectarse nadie deberá poder ingresar atrasado (ni salir), las puertas estarán cerradas, pues es necesario que la audiencia comience a internarse en la visión que se les presenta, tratando de que las distracciones sean mínimas. Es como cuando se abre el libro de un filósofo: para leerlo tienes que saber sumergirte en su manera de pensar, en cierta forma dejarte llevar un poco, puedes estar de acuerdo o no con lo planteado a medida que avanzas la lectura, pero debes esperar. Leer no es juzgar, ni medir. Leer es entrar en una frecuencia, en toda una atmósfera que un autor se toma la molestia de crear, de modo que existan las condiciones necesarias para que aquella que idea que presenta tenga más posibilidades de golpearte, de persuadirte. (Una vez finalizada tu lectura del libro podrás decidir qué cosas tomar y qué otras no, lo que corresponde a tu manera de apropiarte del libro, pero antes debes sinergizar con su manera de plantear). Hitchcock hace lo mismo en cada uno de sus películas, si es el maestro del suspenso es porque cuida de aquellos detalles de la atmósfera hasta la perfección. Encierta manera, trata de que existan las condiciones de recepción mínimas para que el film tenga chances de producir efectos. Eso es arte. Una última indicación que da Hitchcock a los dueños del cine es que una vez culminada la película, y se vacíe la pantalla a negro, se cierren las cortinas del telón y se esperen unos segundos, pues eso hará que lo presenciado perviva como una imagen grabada en las mentes de los espectadores por el resto de sus vidas. (¿qué es grabar?)
Había en todo ello un profundo estudio de la mente, algo que Hitchcock había desarrollado conscientemente, pero también intuitivamente, en la maestría que le procuraba el recorrer de su oficio. En el final, la visión de este film insiste, Hitchock y su esposa Alma alzan la mano juntos en señal de triunfo, ante los aplausos de la gente que ha disfrutado el film. Pero lo valioso no es tanto que los críticos y las masas lo reconozcan, no es eso por sí solo; la verdadera victoria es aquella que logran a nivel de cerrar algunas distancias que se habían generado entre ellos, una nueva manera de valorarse nace en ellos. también una unión fortalecida, se aman, se aguantan, y sienten que pueden expresarse a sí mismos estando juntos.
Sinopsis del film "Hitchcock" (2012)
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