El mes pasado la Cinemateca Boliviana proyectó un ciclo de cine dedicado
al director argentino Eliseo Subiela, un porteño cuyo trabajo, por donde se
vea, es provocativo, distinto, y de llamativo mundo propio. Con sus historias
pintorescas y a veces hasta descabelladas, Subiela nos invita a ser más
elegantes con las palabras, a dejar por un momento el uso ordinario que hacemos
del lenguaje, y a disfrutar la vida con ojos renovados. Su cine poético se
enriquece por los rebalses continuos que experimenta hacia la literatura y la
psicología, deslices que traen consigo pasajes de intensa belleza y humorismo.
Respecto de El
resultado del amor (2007), nos hemos encontrado con una serie de agrias críticas
en el Internet, tanto de especialistas como de blogeros: “exageración de los clichés”, “presentación de lo cursi
como solución al abismo del sinsentido”, “Subiela, un realizador publicitario
que digita cruelmente sus imágenes sin ningún amor por sus personajes”, “un
intento por disfrazar la realidad haciéndonos creer que vivimos en un mundo
ideal”, etc. Nosotros pensamos: ¡cuanta tristeza contenida en tan poco
pensamiento!, y es que en estas críticas escuchamos más a las voces que emergen
desde la insipidez de sus carencias. La repulsión que provoca Subiela en
algunos círculos de la Argentina simplemente confirma la afirmación de Paraná
Sandrós –autor de un libro de análisis sobre su obra- cuando lo define como “un
cineasta en la mira de un nuevo público y de una nueva crítica”. Subiela invoca
distintos niveles de sensibilidad, interpela a un público minoritario, reclama
el ejercicio de una crítica afirmativa, alegre, que se centre más en los
movimientos de fuga que en la descripción de las formas.
Qué mejor caso que El
resultado del amor para ejercitar este tipo de crítica, pues, contra lo que
se podría presumir, en ella se narra una historia que es como un mapa en el que
se hace un trazado de distintas líneas de fuga en situaciones de vida
particularmente desventajosas. Gira en torno a tres personajes: Mabel (Sofía
Gala), Martín (Guillermo Pfening) y el Amor. Y sí, a nuestro modo de ver el
amor recibe el tratamiento de personaje conceptual. Pero ya volveremos después
a esto.
Mabel es una muchacha que vive en una Villa Miseria de Buenos
Aires. La violan a los quince años, elige el oficio de payasa, pues cree que su
vocación es alegrarles la vida a los niños, y luego se ve empujada a trabajar
como prostituta para ayudar a su familia. Su hermano Hugo, internado en un
“sanatorio mental”, cree tener el plan de fuga perfecto: espera que los
extraterrestres vengan a recogerlo un día. Mabel también busca fugarse a la
realidad de la Villa y lo hace metamorfoseada en una divertida payasa-puta; se
escapa a la sordidez de esos seres perdidos que se suele mostrar como incapaces
de trascender a la droga y el delito. Luego dejará la prostitución para enlistarse
como voluntaria en un hospital de niños. Pintoresco personaje. El otro no se
queda atrás: Martín es un prometedor abogado, socio de una firma que además está
compuesta por su padre y su suegro. Vive atrapado dentro de un régimen de vida
que le planificaron, un espacio que ya había sido prefabricado para él dentro
de la sociedad. Su fuga inmóvil consiste en tocar el saxofón, pero en los
subterráneos, ya que a su esposa le causa dolor de cabeza que lo haga en casa.
Un paro cardíaco se lleva a uno de los socios de la firma y ese es el detonante:
Martín descubre el plan que la muerte tiene para él. Experimenta una liberación
similar a la de Neo cuando se desconecta de la Matrix; Martín se desconecta de esa ilusión de vida presumida como realidad:
se divorcia, compra una casa rodante con lo que le queda de la repartición de
bienes y se lanza a la carretera; en adelante trabajará disfrazado de pájaro,
agitando una banderita en las aceras. Desde ese día vive “rajándole” a la
muerte, es decir, de modos inesperados, imprevisibles, ante todo divertidos, pues
está seguro de que la gente no muere por causas naturales, sino por
aburrimiento. Una línea de Urzagasti en Tirinea
nos tienta para ser citada aquí: “No soy yo el que vive esperando la
muerte, sino la muerte la que espera el mínimo desaliento de la vida para
morir”.
El encuentro es inevitable, sucede cuando Martín y Mabel
están listos para no dejarse pasar de largo. Ambos han nacido tan lejos de
donde tenían que estar, que sus vidas son un largo viaje de retorno, hasta ese
justo momento. Montados en una bicicleta, un pájaro amarillo y una payasa
mamarracha pasean riéndose de la vida. ¿Quiénes son los verdaderos locos? No
son ellos. Crítica irónica y sutil de Subiela: los neuróticos, los verdaderos
lunáticos, no están en los sanatorios, están en el hall, entre nosotros, en las
primeras planas de los periódicos, dirigiendo gobiernos, vestidos con traje y
corbata, dando sermones sobre el amor... Son los que se han conformado con
llevar sus vidas según una organización del deseo que sus sociedades han construido
para ellos... Martín se rebela contra el futuro que le espera, Mabel se rebela
contra su falta de futuro; ambos liberan su poder de desear, y es ese deseo
puro el que los junta una afortunada mañana en un rincón de Buenos Aires.
El amor como personaje
conceptual
Un personaje conceptual no es representante del cineasta,
sino más bien su ‘heterónimo’, y el nombre del cineasta es un mero seudónimo de
sus personajes. Es una potencia de vida que se desarrolla dentro de una
historia. Así suele ponerse en escena el amor en las propuestas de Subiela. Veamos:
Mabel descubre que tiene Sida; sus defensas están tan bajas que enferma de
tuberculosis. Es el momento más crítico; en lugar de dejarla y seguir su vida,
Martín decide cuidarla y se dedica enteramente a velar por su recuperación.
Después de estar tres meses internada en el hospital, le dan de alta. La
doctora, sorprendida, les avisa que la carga viral ha disminuido
considerablemente. Mabel piensa que es el resultado del amor. Por este
desenlace tachan a la película de “cursi”, “irreal”, etc.
Jorge Luna Ortuño (Junio 2010)
El resultado del amor ,es una peli ,excelente ,el director dice lo que tiene que decir a su manera y lo escucharan aquellos que esten preparados a hacerlo .Debo ser excesivamente cursi pero si el amor no cura, como ayuda ,al menos a sobrellevar.
ResponderEliminarGracias Eliseo siempre espero tus/nuestras peliculas ,despues que te descubri con el hombre que mira.
Alejandro